June 19, 2008

 
Nuestros inefables comentaristas

En alguna ocasión he definido al comentarista panameño como el opuesto al especialista de Ortega y Gasset. Según Ortega, el especialista es alguien que sabe casi todo sobre casi nada. El comentarista panameño, por el contrario, sabe casi nada sobre casi todo.

En Panamá hay una buena cantidad de programas mañaneros de debate, o de comentarios, en los diferentes canales de TV. El formato más utilizado es el de un director de programa flanqueado por cuatro o cinco comentaristas habituales. Ocasionalmente se invita a algún experto cuando se requiere tocar a fondo un tema específico.

Es obvio que el mismo formato asegura que los programas sean poco valiosos. Es imposible que un pequeño grupo de personas sepan lo suficiente para poder hablar de todo lo divino y humano. Normalmente, yo suelo curiosear no tanto para aprender cuanto para ver cómo piensan y qué proponen los contertulios.

Normalmente, casi todos aparentan tener una gran preocupación por la suerte de los más pobres, y siempre proponen más programas y más dinero a cargo del gobierno. Eso si, el dinero adicional no debe salir de impuestos que paguen ellos. Una cosa es ser estatista y otra que le metan a uno la mano en el bolsillo.

Me voy a referir a recientes declaraciones de uno de estos comentaristas, que pasa por ser uno de los mejor informados del país, y al que le escuché hablar de dos temas.

En el primero, hablaba de las protestas de los moradores de una de las barriadas de emergencia de la capital, llamada Mocambo Arriba. El comentarista achacaba hábilmente la protesta a que la barriada no tenía luz, lo que según él se debía a que su instalación no era rentable para la compañía de distribución eléctrica que había sido privatizada nueve años atrás.

El comentarista mentía descaradamente. Primero, porque los protestantes reclamaban, además de luz, agua y carreteras, y estas dos cosas dependen del gobierno. Segundo, porque la compañía eléctrica recibe por ley un porcentaje de ingresos sobre su inversión, así que esta inversión sería perfectamente rentable. Tercero, la barriada existía al menos quince años antes de la privatización eléctrica. Entonces, ¿por qué la virtuosa y compasiva compañía estatal nunca instaló luz?

El segundo tema que tocó fue el de los precios del petróleo. Y defendió, o más bien afirmó, que la culpa de los altos precios la tienen las petroleras privadas y que la OPEP no tiene nada que ver con el asunto. Es decir, un cartel establecido para mantener precios altos mediante el control de la oferta, y que produce el 40% del petróleo mundial, no tiene nada que ver con los precios altos. Pero las petroleras privadas, que sólo tienen un 6% del petróleo mundial, y que están sujetas a severas leyes antimonopolio, son las responsables.

¿Tendrá alguien la amabilidad de explicarme esto?

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