June 12, 2008

 
Privatizar el matrimonio

David Boaz escribe un interesante artículo con este mismo título. Según él, los dos bandos que debaten el tema del matrimonio homosexual se equivocan, porque ambos buscan la sanción del gobierno para un asunto en el que no debería intervenir.

Privatizar el matrimonio significa dos cosas. Una es sacar al Estado del tema. Cualquier pareja debe poder establecer su relación con el tipo de ceremonia que deseen. La segunda es tratar el matrimonio como cualquier otro contrato.

Boaz considera que el matrimonio debe ser sencillamente un contrato entre dos individuos. Las claúsulas y reglas específicas admiten una enorme cantidad de variaciones, dependiendo de las concepciones y circunstancias de las diferentes parejas. Esto tiene mucho más sentido que la fórmula actual en que el Estado establece un sistema único y obligatorio para todos.

El matrimonio es una institución importante. El error es creer que por eso debe ser impulsada, revisada, controlada o aprobada por el gobierno.

Las tesis de Boaz me parecen llenas de sentido común, ese que, según uno de mis recordados profesores, es el menos común de los sentidos. Especialmente interesante es que cada pareja establezca el contrato que considere más apropiado para su situación. Hace algunos años yo solía ver unos programas de debate en Televisión Española y Antena Tres.

En varias ocasiones, algunas representantes de asociaciones de amas de casa defendían la tesis de que éstas deberán recibir un salario. Lo curioso es que nunca decían quién debía pagarlo. Yo supongo que no lo decían porque pensaban que debía pagar el gobierno. Pues bien, este es un ejemplo de uno de los temas a discutir e incluir en un contrato de matrimonio. Si yo voy a ser ama de casa, y creo que mi cónyuge me debe pagar un salario, entonces debo discutirlo y llegar a un acuerdo antes del matrimonio. Lo que no debo hacer es sacar el tema posteriormente.

Otro punto importante es que, aunque se privatice el matrimonio, el Estado va a seguir teniendo influencia, aunque sea tangencial. Por ejemplo, veamos el ejemplo de las pensiones de viudedad. Independientemente de cómo defina cada quien el matrimonio, el gobierno tendrá sus reglas para establecer quién se considerará o no como cónyuge viudo para efectos de este beneficio.

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