July 09, 2008
Justicia sin Estado : Argumentos varios contra la privatización
1. El interés propio lleva a reducir gastos, a ofrecer una pobre calidad de servicio y a abusos de poder
Los policías privados son criticados frecuentemente por no estar adecuadamente entrenados, por ser demasiado viejos y por abusar de su autoridad. El mismo tipo de argumentos se aplica a otros aspectos. Por ejemplo, se dice que las firmas que proveen servicios carcelarios tenderán a reducir costos reduciendo servicios y calidad.
Hay varios problemas con estos argumentos. Primero, es dudoso que los proveedores de servicios tengan esas motivaciones. Segundo, aunque las tuvieran, las fuerzas del mercado impedirían dichos comportamientos. Tercero, aunque se dieran esos comportamientos, de allí no se puede concluir que el gobierno haría un mejor trabajo; de hecho, todo indica que lo hace mucho peor.
2. Otros abusos
Según Landes y Posner, los policías privados tienen incentivos para “fabricar” delitos, perseguir a inocentes, incentivar a la gente a cometer delitos y esperar a que estos se cometan para capturar a los delincuentes.
Este argumento tiene poco peso. Una firma de seguridad que abuse de los ciudadanos no va a conseguir muchos clientes. En efecto, aunque esas acciones puedan generar inicialmente más ganancias, los competidores serán capaces de ofrecer mejores servicios a costos más bajos. Además, el argumento supone que se le paga a la firma sobre la base de una suma por delito. Pero muy bien puede haber otro tipo de contratos, como sumas fijas por periodos de tiempo.
Más aún, es mucho más probable que sean los funcionarios públicos los que abusen de los ciudadanos. Por ejemplo, en 1984 nada menos que 39 estados tenían demandas u órdenes judiciales para que mejorasen las cárceles. En 1983 los policías públicos de California mataron más personas que los privados, aunque estos últimos duplicaban en número a los primeros.
Hay una razón de peso para esperar que los policías públicos sean más abusivos que los privados. Si estos últimos abusan, su firma tendrá que pagar costosas demandas. Si los que abusan son los primeros, las demandas las pagan los contribuyentes.
3. Los mercados favorecen a los ricos
Se dice que los ricos podrían corromper a jueces y policías privados. Pero un acusado nunca aceptaría comparecer ante jueces corrompidos. Los árbitros y mediadores que se mantienen en la profesión son los que ofrecen juicios imparciales.
Por otro lado, alguien puede ser rico pero tener una disputa con alguien todavía más rico, por lo que no estaría muy dispuesto a participar en un sistema de este tipo. En todo caso, los pobres podrían salirse de un sistema corrompido y crear el suyo propio.
Otra crítica contra el sistema privado es que impediría la mejora del sistema público, ya que todos los descontentos se irían al sistema privado.
Esta crítica es curiosa. Por un lado acepta que el sistema privado es mejor que el público. Por otro no le gusta. Si el sistema público quiere mejorar, la competencia con el privado debería ser estímulo suficiente.
Respecto a la policía privada, se dice que sólo los ricos podrían pagarla. Pero en los barrios pobres surgirían otras opciones, como patrullas voluntarias. El sistema actual penaliza a los pobres porque ellos constituyen el mayor porcentaje de víctimas.
En un sistema privado, incluso los pobres tendrían más alternativas y estarían mejor que en el sistema actual.
( Bruce L. Benson, The enterprise of law, Pag. 300-311 )
1. El interés propio lleva a reducir gastos, a ofrecer una pobre calidad de servicio y a abusos de poder
Los policías privados son criticados frecuentemente por no estar adecuadamente entrenados, por ser demasiado viejos y por abusar de su autoridad. El mismo tipo de argumentos se aplica a otros aspectos. Por ejemplo, se dice que las firmas que proveen servicios carcelarios tenderán a reducir costos reduciendo servicios y calidad.
Hay varios problemas con estos argumentos. Primero, es dudoso que los proveedores de servicios tengan esas motivaciones. Segundo, aunque las tuvieran, las fuerzas del mercado impedirían dichos comportamientos. Tercero, aunque se dieran esos comportamientos, de allí no se puede concluir que el gobierno haría un mejor trabajo; de hecho, todo indica que lo hace mucho peor.
2. Otros abusos
Según Landes y Posner, los policías privados tienen incentivos para “fabricar” delitos, perseguir a inocentes, incentivar a la gente a cometer delitos y esperar a que estos se cometan para capturar a los delincuentes.
Este argumento tiene poco peso. Una firma de seguridad que abuse de los ciudadanos no va a conseguir muchos clientes. En efecto, aunque esas acciones puedan generar inicialmente más ganancias, los competidores serán capaces de ofrecer mejores servicios a costos más bajos. Además, el argumento supone que se le paga a la firma sobre la base de una suma por delito. Pero muy bien puede haber otro tipo de contratos, como sumas fijas por periodos de tiempo.
Más aún, es mucho más probable que sean los funcionarios públicos los que abusen de los ciudadanos. Por ejemplo, en 1984 nada menos que 39 estados tenían demandas u órdenes judiciales para que mejorasen las cárceles. En 1983 los policías públicos de California mataron más personas que los privados, aunque estos últimos duplicaban en número a los primeros.
Hay una razón de peso para esperar que los policías públicos sean más abusivos que los privados. Si estos últimos abusan, su firma tendrá que pagar costosas demandas. Si los que abusan son los primeros, las demandas las pagan los contribuyentes.
3. Los mercados favorecen a los ricos
Se dice que los ricos podrían corromper a jueces y policías privados. Pero un acusado nunca aceptaría comparecer ante jueces corrompidos. Los árbitros y mediadores que se mantienen en la profesión son los que ofrecen juicios imparciales.
Por otro lado, alguien puede ser rico pero tener una disputa con alguien todavía más rico, por lo que no estaría muy dispuesto a participar en un sistema de este tipo. En todo caso, los pobres podrían salirse de un sistema corrompido y crear el suyo propio.
Otra crítica contra el sistema privado es que impediría la mejora del sistema público, ya que todos los descontentos se irían al sistema privado.
Esta crítica es curiosa. Por un lado acepta que el sistema privado es mejor que el público. Por otro no le gusta. Si el sistema público quiere mejorar, la competencia con el privado debería ser estímulo suficiente.
Respecto a la policía privada, se dice que sólo los ricos podrían pagarla. Pero en los barrios pobres surgirían otras opciones, como patrullas voluntarias. El sistema actual penaliza a los pobres porque ellos constituyen el mayor porcentaje de víctimas.
En un sistema privado, incluso los pobres tendrían más alternativas y estarían mejor que en el sistema actual.
( Bruce L. Benson, The enterprise of law, Pag. 300-311 )