July 27, 2008

 
La virtud del egoísmo : Ética objetivista (2)

El principio básico de la ética objetivista es que, así como la vida es un fin en sí misma, el ser humano es también un fin en sí mismo. El hombre debe vivir para sí mismo, sin sacrificarse a otros y sin sacrificar a los otros. Vivir para sí mismo significa que el logro de la propia felicidad es el más alto propósito moral del hombre.

La ética objetivista defiende el egoísmo racional, es decir, los valores requeridos para la supervivencia humana, no los valores producidos por los deseos, las emociones, las aspiraciones y los sentimientos.

La ética objetivista proclama que el bienestar humano no requiere sacrificios y no puede ser logrado por el sacrificio de unos hacia otros. No hay conflicto de intereses entre quienes no desean lo que no les pertenece, entre quienes no hacen sacrificios ni los aceptan, entre quienes tratan entre sí como comerciantes, dando valor por valor.

El principio del intercambio es el único principio ético racional para todas las relaciones humanas. Un comerciante se gana lo que recibe y no toma lo que no le pertenece. No trata a los hombres ni como amos ni como esclavos.

Trata con los hombres por medio de un intercambio libre, voluntario y no forzado. En los asuntos espirituales el medio de intercambio es diferente, pero el principio es el mismo. El amor, la amistad, el respeto y la admiración son la respuesta emocional de un hombre hacia las virtudes de otro.

Sólo mediante el egoísmo racional pueden vivir los seres humanos en una sociedad libre, pacífica, próspera y benevolente. Los dos mayores valores que obtiene el hombre de su existencia social son el conocimiento y el comercio.

El principio político básico de la ética objetivista es que nadie puede iniciar la fuerza física contra otro. La fuerza física sólo puede utilizarse para responder a la de otros.

El único propósito moral del gobierno es proteger a la gente de la violencia física, es decir, proteger su derecho a su propia vida, a su libertad y a su propiedad. Sin los derechos de propiedad, son imposibles cualesquiera otros derechos.

La ética objetivista se opone a la mística, la social, y la subjetiva. Estas tres escuelas son, en su contenido, variantes del altruismo. El altruismo defiende que el servicio a otros es la única justificación de la existencia. Las diferencias entre las tres teorías se refieren solamente al tema de a quién debe sacrificarse el individuo.

La teoría mística defiende el sacrificio a una dimensión sobrenatural. Según la teoría social, el hombre debe someterse al colectivo. La teoría subjetivista es, en realidad, la negación de la ética. Defiende que el hombre no necesita principios objetivos para la acción, y que sus propios deseos constituyen un estándar moral válido.

( Ayn Rand, The virtue of selfishness, Pag. 30-39 )

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