August 20, 2008

 
Essential Rothbard : The Logic of Action

Esta es una recopilación en dos tomos de sus artículos sobre teoría económica. Rothbard siempre pensó que era importante separar el enfoque económico austriaco de otros, e incluso corregir ciertos errores de algunos miembros de la escuela austriaca.

Uno de sus temas es que los juicios éticos no forman parte del análisis económico. Por ejemplo, los economistas del “welfare” argumentan que si una política maximiza el mismo, ¿no debería ser adoptada? Rothbard contraataca diciendo que las comparaciones de utilidad entre diferentes personas son imposibles. Además, las preferencias de los consumidores sólo se demuestran en la acción, no en las palabras.

Rothbard consideró absurda la idea de que los beneficiarios de las externalidades positivas debían pagar por ellas. Y pone un ejemplo sencillo : ¿por qué debo pagar por el disfrute que me produce la contemplación del jardín de mi vecino? Si él compró la casa es porque le convenía. Si yo saco un beneficio indirecto, nadie resulta perjudicado.

Algunos responderían a Rothbard diciendo que el pagar por las externalidades positivas maximiza la eficiencia de los beneficiarios. Rothbard no acepta la noción de eficiencia. Para que alguien pudiera actuar eficientemente, debería tener un perfecto conocimiento del futuro. Pero como esto es imposible, ninguna acción puede ser denominada como eficiente.

Según Rothbard, el método correcto en economía es partir de axiomas simples y de sentido común y proceder deductivamente. Este método debe combatir a dos tipos de adversarios. Uno son los positivistas, para quienes la física es la ciencia modelo y creen que se puede transferir su metodología a la economía. El otro adversario son algunos austriacos que llevan el subjetivismo demasiado lejos y corren el riesgo de disolver la ciencia.

En uno de sus artículos, Rothbard defendió, contra Hayek y Kirzner, que el problema del socialismo no es el conocimiento, en el sentido de cómo obtenerlo sino en el de qué hacer con él. El problema del cálculo socialista sigue en pie. Rothbard añade una anécdota curiosa. El socialista Oskar Lange llegó a la conclusión, al final de su vida, de que debía combinar la praxeología con el marxismo.

John K. Galbraith argumentaba que el libre mercado producía una gran abundancia de bienes, pero no respondía a las genuinas necesidades de los consumidores, sino a las creadas artificialmente mediante la propaganda. Rothbard sólo se dignó dedicarle una frase :”Todo lo que está por encima del nivel de subsistencia, ¿es artificial?”

Respecto a los impuestos, Rothbard insistió en que el punto fundamental es que son coercitivos. Muchos economistas los ven como si fueran una contribución voluntaria a cambio de los “bienes públicos”. Rothbard insiste que las preferencias sólo se pueden mostrar en un mercado libre. Critica a James Buchanan y Gordon Tullock, de la escuela de Public Choice, porque su tesis de que el Estado es un institución voluntaria se basa en la curiosa dialéctica de que, en una democracia, la opinión de la mayoría equivale a la unanimidad. Considera esto como misticismo hegeliano.

En otro punto, afirma que las estadísticas son fundamentales para el Estado intervencionista. Mediante ellas, los políticos tienen una idea de lo que pasa en la economía. Si se pudieran eliminar, el Estado quedaría severamente incapacitado.

Rothbard discutió la teoría del deconstruccionismo, del que dijo : “Si no podemos comprender el significado de ningún texto, porque no es fijo, ¿por qué tratar de entender o tomar en serio los textos de aquellos que proclaman su propia incomprensibilidad?”

( David Gordon, The essential Rothbard, Pag. 26-35 )

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