September 18, 2008
¿ Es Solbes un austriaco encubierto?
Para quienes no lo conozcan, Solbes es el ministro de economía en el gobierno de Zapatero. Es uno de los pocos capaces en un grupo de ineptos. Supongo que Zapatero lo mantiene en el puesto para evitarse problemas en el área económica, tranquilizar a la gente, y dedicarse a lo suyo, o sea, a la ingeniería social.
Hace unos días leí unas declaraciones de Solbes en las que afirmaba que la crisis económica española serviría para limpiar la economía. Esta es una idea típicamente austriaca. En efecto, dicha doctrina sostiene que las recesiones son simplemente la forma de liquidar las inversiones equivocadas, de forma que se pueda retomar el camino de un sano crecimiento.
No sé si Solbes está convencido de lo que dijo o si simplemente estaba respondiendo a las críticas del PP. En cualquier caso, creo que merece el beneficio de la duda.
Lo cierto es que no he escuchado a ningún jefe de gobierno ni a ningún ministro de economía declaraciones parecidas. Y si nos limitamos a la crisis financiera estadounidense, incluso instituciones que pasan por liberales han manifestado su acuerdo con la intervención del gobierno de Fannie y Freddie.
El argumento de los intervencionistas es que sin la acción del gobierno se daría un colapso económico de dimensiones apocalípticas. Esto no pasa de ser una hipótesis. Es de suponer que quebrarían ciertas instituciones y que algunos millones de inversionistas sufrirían. Pero el mundo no se acabaría. Si la experiencia histórica sirviera de algo, nos indicaría que, cuando no intervienen los gobiernos, las depresiones son de corta duración.
La Gran Depresión, que no debió haber pasado de unos dos años, acabó durando diecisiete, precisamente por la acción de los gobiernos.
Es interesante preguntarse qué pasaría en la crisis estadounidense si se dejase todo en manos del mercado, es decir, en manos de los bancos, otros intermediarios, deudores e inversionistas. No podemos saberlo de antemano, pero es razonable suponer que todos estos grupos podrían llegar a acuerdos satisfactorios.
Finalizo presentando mis respetos a Pedro Solbes, quizás el único ministro de economía del mundo con ribetes austriacos. Aunque también puede ser que sonó la flauta por casualidad.
Para quienes no lo conozcan, Solbes es el ministro de economía en el gobierno de Zapatero. Es uno de los pocos capaces en un grupo de ineptos. Supongo que Zapatero lo mantiene en el puesto para evitarse problemas en el área económica, tranquilizar a la gente, y dedicarse a lo suyo, o sea, a la ingeniería social.
Hace unos días leí unas declaraciones de Solbes en las que afirmaba que la crisis económica española serviría para limpiar la economía. Esta es una idea típicamente austriaca. En efecto, dicha doctrina sostiene que las recesiones son simplemente la forma de liquidar las inversiones equivocadas, de forma que se pueda retomar el camino de un sano crecimiento.
No sé si Solbes está convencido de lo que dijo o si simplemente estaba respondiendo a las críticas del PP. En cualquier caso, creo que merece el beneficio de la duda.
Lo cierto es que no he escuchado a ningún jefe de gobierno ni a ningún ministro de economía declaraciones parecidas. Y si nos limitamos a la crisis financiera estadounidense, incluso instituciones que pasan por liberales han manifestado su acuerdo con la intervención del gobierno de Fannie y Freddie.
El argumento de los intervencionistas es que sin la acción del gobierno se daría un colapso económico de dimensiones apocalípticas. Esto no pasa de ser una hipótesis. Es de suponer que quebrarían ciertas instituciones y que algunos millones de inversionistas sufrirían. Pero el mundo no se acabaría. Si la experiencia histórica sirviera de algo, nos indicaría que, cuando no intervienen los gobiernos, las depresiones son de corta duración.
La Gran Depresión, que no debió haber pasado de unos dos años, acabó durando diecisiete, precisamente por la acción de los gobiernos.
Es interesante preguntarse qué pasaría en la crisis estadounidense si se dejase todo en manos del mercado, es decir, en manos de los bancos, otros intermediarios, deudores e inversionistas. No podemos saberlo de antemano, pero es razonable suponer que todos estos grupos podrían llegar a acuerdos satisfactorios.
Finalizo presentando mis respetos a Pedro Solbes, quizás el único ministro de economía del mundo con ribetes austriacos. Aunque también puede ser que sonó la flauta por casualidad.