September 15, 2008
Sobre costos y precios
Los constructores panameños están solicitando a las dos empresas productoras de cemento que bajen sus precios para evitar un aumento en los costos de la construcción.
Los constructores argumentan que las cementeras justificaron sus aumentos de los dos últimos años con el aumento del costo del combustible. Por tanto, si el combustible está bajando, el cemento también debería bajar.
Parece obvio que los constructores piensan que los precios dependen de los costos. Es decir, un precio está constituido por unos costos más un margen de utilidad. Esto es lo que permite hablar de precios justos o injustos, así como de aumentos justificados o no justificados.
Ciertamente, cualquier precio puede presentarse a posteriori como costos más utilidad, pero las empresas no funcionan así. Si yo voy a formar una empresa, primero tengo que determinar a qué precio puedo vender y luego a qué precio puedo producir. No puedo lanzarme al mercado asumiendo que puedo agregar a mis costos una tasa razonable de ganancia y que el resto es carpintería.
Si ya tengo una empresa, haré más o menos lo mismo. Venderé a los precios que me permita la situación del mercado, tomando en cuenta la competencia, la disposición de los consumidores y mis intereses a largo plazo, entre otros muchos elementos.
Volviendo al cemento y la construcción en Panamá, lo cierto es que estamos en un boom espectacular, y eso a pesar de que la ampliación del canal está en sus etapas iniciales en las que todavía no está utilizando cemento.
La demanda de cemento es superior a la oferta. En esta situación las cementeras no van a bajar sus precios .
Lo único que podría cambiar la situación sería la libertad para importar el producto, cosa que no existe en la actualidad. Curiosamente, los constructores no dicen nada al respecto. Y el gobierno no ha dado ninguna señal de que esté siquiera considerando la posibilidad de liberalizar la importación. Todo sea por la producción nacional y los puestos de trabajo. Y a los consumidores que se los lleve el diablo. Después de todo, la mayoría van a culpar a las cementeras y no al gobierno. Por tanto, no hay mucho peligro de perder votos. Y los votos son el negocio del político.
Los constructores panameños están solicitando a las dos empresas productoras de cemento que bajen sus precios para evitar un aumento en los costos de la construcción.
Los constructores argumentan que las cementeras justificaron sus aumentos de los dos últimos años con el aumento del costo del combustible. Por tanto, si el combustible está bajando, el cemento también debería bajar.
Parece obvio que los constructores piensan que los precios dependen de los costos. Es decir, un precio está constituido por unos costos más un margen de utilidad. Esto es lo que permite hablar de precios justos o injustos, así como de aumentos justificados o no justificados.
Ciertamente, cualquier precio puede presentarse a posteriori como costos más utilidad, pero las empresas no funcionan así. Si yo voy a formar una empresa, primero tengo que determinar a qué precio puedo vender y luego a qué precio puedo producir. No puedo lanzarme al mercado asumiendo que puedo agregar a mis costos una tasa razonable de ganancia y que el resto es carpintería.
Si ya tengo una empresa, haré más o menos lo mismo. Venderé a los precios que me permita la situación del mercado, tomando en cuenta la competencia, la disposición de los consumidores y mis intereses a largo plazo, entre otros muchos elementos.
Volviendo al cemento y la construcción en Panamá, lo cierto es que estamos en un boom espectacular, y eso a pesar de que la ampliación del canal está en sus etapas iniciales en las que todavía no está utilizando cemento.
La demanda de cemento es superior a la oferta. En esta situación las cementeras no van a bajar sus precios .
Lo único que podría cambiar la situación sería la libertad para importar el producto, cosa que no existe en la actualidad. Curiosamente, los constructores no dicen nada al respecto. Y el gobierno no ha dado ninguna señal de que esté siquiera considerando la posibilidad de liberalizar la importación. Todo sea por la producción nacional y los puestos de trabajo. Y a los consumidores que se los lleve el diablo. Después de todo, la mayoría van a culpar a las cementeras y no al gobierno. Por tanto, no hay mucho peligro de perder votos. Y los votos son el negocio del político.