October 08, 2008

 

¿Qué te voy a prometer? ¿Qué quieres oir?

Franz Oppenheimer hizo una valiosa distinción sobre los medios a disposición de los individuos para la satisfacción de sus necesidades, unos medios económicos, consistentes en el intercambio voluntario entre partes de bienes y servicios, y otros medios políticos, basados en el uso de la coacción para la redistribución de bienes y servicios. Es importante su contribución porque aclara la verdadera naturaleza de la acción política, la violencia; lo que nos debe llevar a la reflexión sobre los usos que deban darse a la política, no para resolver necesidades de consumo, sino para proteger derechos de propiedad. Sin embargo, la clasificación de Oppenheimer tiene otra interpretación, al nivel de la conciencia de las personas, sobre los medios que conocen y usan los individuos para satisfacer sus necesidades, y lo que es más importante, las estrategias políticas que las personas están dispuestas a aceptar.
Los individuos conocen los bienes que desean consumir, saben dónde encontrarlos y saben cómo acceder a ellos, y si ese acceso no es posible mediante un intercambio voluntario, saben que puede ser posible a través de una intervención política, siempre que se asegure el favor de quien ejerce el acto coercitivo. La gente pide y el político da, lo que no es de él, pero lo da igualmente, y el criterio para esta cesión obedece a una sencilla planificación: te prometo lo que quieres y te lo doy si no hay oposición -y a veces con oposición!- de quienes tienen lo que quieres recibir.
El economista austriaco Joseph Schumpeter es recordado por explicar que en una democracia el bien público no se puede identificar de antemano, y sólo se puede entender que surge espontáneamente durante la negociación y renegociación de políticas entre los representantes democráticos de la ciudadanía, siendo así el resultado, por hacer una analogía con el mercado, de la mano invisible de la política. Lo curioso es que eso que resulta de la mano invisible de la política, si hemos de llamarle bien público y aplicando la distinción de Oppenheimer, resulta ser en la realidad la confiscación sistematizada de los bienes de todos por todos.
¡El bien público es la generalización del robo!

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