November 02, 2008
Un falso argumento para el victimismo
En 1965 Daniel P. Moynihan escribió The Negro Family. Allí defendió que los problemas de los negros se debían en buena parte a la desintegración familiar. Esto es obvio hoy día, pero no fue aceptado en su momento.
En 1971 William Ryan contraatacó con el libro Blaming the Victim. Su tesis principal era que las víctimas no debían ser responsabilizadas por su conducta. Más aún, cualquier intento de cambiar la conducta de la víctima no era más que una prueba más de victimización.
Ryan argumentó que no se debía exigir ningún tipo de estándar a los niños negros en las escuelas. No había que mejorar a los niños sino transformar la atmósfera de las escuelas.
Por otro lado, Ryan insistió en que la desintegración de la familia negra se explicaba por la pobreza y la discriminación. Además, minimizó la importancia del crimen en los barrios negros, para lo cual no dudó en negar la validez de todas las estadísticas.
En realidad, las ideas de Ryan no eran extrañas en su época, e incluso podían pasar como sabiduría convencional. Por supuesto, muchos se opusieron. Por ejemplo, Midge Decter ridiculizó la idea de que no se podía juzgar a los pobres como racista, ya que implicaba una condición especial para ellos.
El auge del victimismo fue acompañado por un crecimiento exponencial del Estado “benefactor”, es decir, la burocracia de la compasión. Cada vez más la sociedad favoreció soluciones públicas a los que siempre se habían considerado como problemas privados.
Los críticos se oponen a establecer estándares altos en las escuelas porque penalizan a los negros. No quieren disciplina porque va contra la sensibilidad de las culturas minoritarias. El objetivo de la educación, según la cultura terapéutica, no es promover el pensamiento sino la autoestima.
El profesor Jaime Escalante dice que las escuelas miran a los estudiantes de las minorías como si fueran incapaces. Esto no solamente es falso, sino que condena a las minorías a permanecer eternamente en su estado actual.
En conclusión, en los años 60 y 70 la estatura moral y política de la víctima se transformó y se hizo atractiva para una gran cantidad de grupos que trataron de conseguir una parte del pastel de los privilegios.
( Charles J. Sykes, A nation of victims, Pag. 103-120 )