February 08, 2009

 

Gary Becker: El trabajo doméstico(1995)


El trabajo casero es una parte importante de la producción en todos los países pero no se reconoce en el cálculo del PIB. Esto minusvalora la contribución de las mujeres, ya que ellas realizan la mayor parte del trabajo.

Las familias producen muchos bienes y servicios valiosos. Crían a los niños, preparan comidas, atienden enfermos, cuidan a los ancianos y realizan otras valiosas tareas. Las mujeres realizan el 70% de estos trabajos, incluso en países como Suecia. Algunas feministas argumentan que el trabajo doméstico debería ser incluido en el PIB porque esto daría más autoestima a las mujeres. Otras se oponen porque iría en contra de su agenda de sacar a las mujeres del hogar para que trabajen fuera de casa.

Es hora de reconocer el trabajo doméstico como parte del PIB . Después de todo, se reconoce cuando hay un salario de por medio. La mejor forma de hacerlo es calculando el valor de dicho trabajo en el mercado. Robert Eisner, de Northwestern University, ha estimado que el trabajo doméstico en Estados Unidos excedió el 20% del PIB entre mediados de los 1940 y comienzos de los 1980.

La exclusión del trabajo doméstico del PIB distorsiona las medidas del crecimiento económico. El gran aumento de la participación de las mujeres casadas en la fuerza de trabajo durante las pasadas décadas se dio en gran parte a expensas de la reducción en el tiempo que dedicaron a tareas domésticas. El rápido aumento del PIB en esas décadas oculta la reducción del tiempo dedicado al trabajo doméstico.

Sherwin Rosen, de la universidad de Chicago, ha estudiado la situación en Suecia, donde la industria del cuidado de los niños está muy extendida, en parte porque está subsidiada por el gobierno. Estos subsidios causan considerables ineficiencias al inducir artificialmente a muchas mujeres a ingresar en la fuerza de trabajo. Por ejemplo, los subsidios reducen el precio de los servicios de cuidado de los niños por debajo de su costo real. Sus conclusiones son convincentes, pero han sido muy discutidas en Suecia porque muchos grupos quieren “nacionalizar” la familia responsabilizando al gobierno por el cuidado de los niños. Quieren animar a las madres a entrar en la fuerza de trabajo, de modo que tienen que contratar a otras mujeres para que cuiden a sus hijos.

Incluir el trabajo doméstico en el PIB lograría una mejor medición del mismo y podría llevar a una interpretación diferente de las políticas públicas que afectan la distribución del tiempo entre trabajo doméstico y trabajo en el mercado.

( The economics of life, Pag. 127-128 )

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