February 02, 2009
Orden espontáneo y confianza
En alguno de sus escritos, no recuerdo en cuál, Hayek argumenta que los mercados no regulados desarrollan instituciones que aseguran que la confianza y la reputación se conviertan en elementos valiosos.
William Easterly, en su libro “The white man´s burden”, que es una crítica a la teoría convencional de la ayuda para el desarrollo, presenta algunos ejemplos de cómo se encuentran soluciones creativas en sociedades menos desarrolladas para crear confianza.
Por ejemplo, en África Occidental, los grupos etarios son asociaciones de hombres de una tribu que han llegado a la mayoría de edad a la vez. Estos grupos funcionan como sociedades de ahorro y crédito, compran tierras, y realizan otros tipos de transacciones. Para mantenerse en el grupo, cada individuo debe demostrar amor al trabajo, buena inteligencia, y no ser condenado por ningún crimen.
Otra solución es mantener una relación de negocios continua, de modo que nadie ponga en riesgo futuros negocios por lograr ventajas indebidas a corto plazo. Los socios potenciales de negocios están a prueba hasta que uno pueda fiarse de ellos. Por ejemplo, los mercaderes de granos de Malagasy no extienden crédito a un cliente hasta que han realizado con él diez transacciones en efectivo.
Otra alternativa son las redes de negocios que evalúan el comportamiento de cada uno y proveen referencias a otros. Estas redes se forman con frecuencia entre personas que interactúan por otras razones. Por ejemplo, muchos financieros e industriales norteamericanos del siglo XIX aprendieron a confiar unos en otros como consecuencia de haber participado en la Guerra Civil.
Los grupos étnicos son una forma de interacción social que generan confianza en los negocios.
¿Qué pasaría en nuestras sociedades más desarrolladas si en vez de tantas leyes y reglamentaciones la gente cultivase más la reputación y la confianza? ¿Contribuyen las leyes a fomentar el valor de la reputación o producen el efecto contrario? Por ejemplo, los seguros gubernamentales de depósitos bancarios ¿contribuyen a que los depositantes selecciones con cuidado su banco o producen el efecto contrario?