February 20, 2009

 

Pirámides que no son de Egipto

Casi coincidiendo el uno con el otro surge, como de la nada, el descubrimiento de dos casos de inversiones piramidales que impactan nuestra sociedad.

El primero, el de Murcia, bueno, es cosa de latinos, pero justo después en el mismísimo corazón financiero del mundo y con una lista de clientes que parece la portada de una revista de sociedad, surge Bernard Madoff y su gigantesca pirámide de más de 50 mil millones de dólares.

De un día para el otro parece que estamos rodeados de estas cosas llamadas pirámides. Y yo añado, no parece, es que estamos rodeados.

¿Qué es una pirámide financiera? Una pirámide deriva su nombre de la figura geométrica conocida por todos y caracterizada porque su base es mucho más grande que su cúspide.
En finanzas es lo mismo, sólo que allí lo que sucede es que las inversiones que salen por la cúspide son pagadas por una mayor cantidad de inversiones que entran por la base. Basada en una creciente cantidad de dinero que entre por la base tú le podrás dar una rentabilidad mayor a los inversionistas que salgan por la cúspide.

El problema con esquemas como este es, y esto es importante, que no se ha creado ningún tipo de riqueza adicional, sólo se transfiere. Así, este sistema depende de una permanente infusión de nuevos dineros para continuar; si no, se colapsa. Los que salen por la cúspide no podrán sacar lo que pusieron en la base.

¿Suena familiar? Bueno, debería. Por si no se han dado cuenta, el esquema financiero como trabaja nuestro sistema de pensiones del Seguro Social, al igual que casi todos los sistemas de pensiones del mundo, es casi lo mismo. Sólo que en este caso, es la generación entrante la que mantiene a la generación saliente. Es lo mismo, pero con la gran diferencia de que la entrada no es voluntaria sino obligatoria con todo tipo de medidas draconianas para el que se rehúse a entrar. Madoff y Murcia hubieran soñado con haber tenido semejante poder. Pero, igual, aquí no se crea riqueza, se transfiere.

Y no nos detenemos aquí; las mismas burbujas crediticias son pirámides de una forma indirecta. Como en el caso de los bienes raíces, como decía un banquero al preguntarle: ¿Por qué se prestaba para casas? Porque las casas subían de valor. ¿Por qué las casas suben de valor? Porque se presta más para comprarlas. Una lógica circular, “piramidal”. El problema es cuando alguien se asusta y deja de prestar.

Vuelvo y digo que el problema con este esquema piramidal es que no se crea riqueza, sólo se transfiere. Sin embargo, esto genera otro fenómeno aún peor: se crea una sensación de que existe riqueza que en realidad no existe. Y esto sí es catastrófico. Porque envuelve a las personas en patrones de consumo que no tendrían si es que supieran que son más pobres. ¿Para qué ahorrar para mi retiro cuando sé que las generaciones de abajo me van a mantener? ¿Por qué no pedir prestado para salir de viaje cuando sé que mi casa cada día vale más? El hecho es que lo que no hay no hay, y una vez se descubra será muy tarde para regresar. Es como salir al desierto pensando que uno tiene el tanque del auto lleno y no lo está. Los esquemas piramidales son autodestructivos.

Aunque siempre habrá personas que gusten de apuestas osadas, cuando estas se vuelvan generalizadas es que algo pasa. Y eso que pasa hoy es que el dinero ha perdido su poder limitante. Si el dinero es limitado, las pirámides mueren en su cuna; cuando no lo es, crecen hasta comernos. Esto nos lleva a lo que es la verdadera madre de todas las pirámides en el mundo, que es el monumental crecimiento de la deuda pública estadounidense y de otros países de monedas “duras”, basado esta vez, no en “inversionistas” entrantes sino en la capacidad de crear dinero de la nada y la obligatoriedad de su circulante.

Trillones y trillones se han generado casi por edicto, pero ninguna riqueza real se genera, sólo se transfiere. Pero esta ficción de que los gobiernos pueden generar recursos como por arte de magia será hasta que nos estrellemos con las limitantes del mundo y la verdadera tragedia comience. Es sólo con el retorno a un dinero serio que toda esta pesadilla piramidal llegará a su fin y la recuperación verdadera comenzará.

( Artículo de Olmedo Miró, de la Fundación Libertad de Panamá, publicado en el diario La Prensa)

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