March 15, 2009

 

Easterly: La leyenda del "big push"


La leyenda cuenta más o menos lo siguiente: Los países pobres están atrapados en la trampa de la pobreza, de la que no pueden salir sin el “big push” de la ayuda externa. De allí en adelante pueden crecer sostenidamente y la ayuda deja de ser necesaria. Sin embargo, la evidencia no apoya la leyenda.

1. Los países pobres no pueden salir de la trampa de la pobreza sin el “big push”
El quintil de países más pobres en 1950 aumentaron su ingreso per cápita en los siguientes 50 años en 2.25 veces; el resto de los países en 2.47; la diferencia no es significativa. Dentro del grupo de los más pobres no hay diferencia entre los que recibieron mucha ayuda y los que recibieron poca. Once de los veintiocho países más pobres en 1985 no estaban en ese grupo en 1950. Esos once cayeron, mientras que otros escaparon. Finalmente, Aart Kraay y Claudio Raddatz estudiaron la tasa de ahorro de los países y encontraron que no se comporta como lo pide la teoría de la trampa de la pobreza.

2. El bajo crecimiento de los países pobres se debe a la trampa de la pobreza
Es cierto que hubo bajo crecimiento entre 1985 y 2001. Pero también que los de mayor corrupción y menor democracia crecieron menos. En realidad, son los malos gobiernos los que explican el menor crecimiento.

3. La ayuda externa es la que da el “big push”
En los años 90s un típico país africano recibió en ayuda más del 15% de su ingreso, pero el crecimiento cayó. En 1996, Peter Boone encontró que la ayuda no tenía ningún efecto sobre la inversión o el crecimiento. Posteriormente, un estudio de Burnside y Dollar concluyó que la ayuda tenía un efecto positivo sobre el crecimiento, pero sólo en los países con buenas políticas. Posteriormente, Levine, Roodman y Easterly utilizaron la misma metodología de Burnside y Dollar, junto con nuevos datos, y concluyeron que no hay evidencia de que la ayuda contribuya al crecimiento de los países con buenas políticas.

Después, un estudio de Clemens, Radelet y Bhavnani (CRB) concluyó que la ayuda de corto impacto ayuda al crecimiento, independientemente de las políticas. Pero otro estudio de Rajan y Subramanian concluyó lo contrario.

En cualquier caso, incluso los estudios más favorables concluyen que, una vez que la ayuda llega a 8% del PIB, la ayuda adicional tiene incluso efectos negativos.


Hay personas que trabajan en la ayuda que tienen una mentalidad más modesta. Ellos experimentan y encuentran acciones poco grandiosas pero más útiles que pueden hacer para ayudar a los pobres, y las someten a una evaluación rigurosa para ver si funcionan bien.

La organización Internacional Christian Support Fund (ICS) distribuyó medicinas contra lombrices a los escolares del distrito de Busia en Kenya, donde el 92% tenía lombrices intestinales que producían dolor, malnutrición, y falta de atención. Las medicinas redujeron el ausentismo escolar en un 25%. Después de estos resultados, ICS expandió el programa a otros lugares. Si este tipo de programas se extiende, los dólares de ayuda pueden ser más efectivos.

Desafortunadamente, la supervivencia de la leyenda del “big push”, pese a la evidencia de su fracaso, ha continuado alimentando el enfoque del desarrollo planificado.

( William Easterly, The White Man’s Burden, Pag. 37-59 )

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