March 25, 2009
Rethinking Green: Colonialismo ambientalista(1)
Los esfuerzos actuales para “salvar” África están asociados con el ambientalismo contemporáneo. Estos han servido más los intereses y objetivos occidentales que los de los africanos comunes. En ciertos casos, las poblaciones locales han sido desplazadas y empobrecidas para crear parques nacionales y lograr otros objetivos conservacionistas. Muchos observadores informados han considerado que el activismo ambientalista muestra en África un carácter neocolonial.
Hoy día, África es presentada en términos edénicos. Sin embargo, el mito del Edén con africanos presentes ha sido suplantado por imágenes de una vida salvaje en la que no hay africanos. Por tanto, el Edén africano sobrevive sólo en las áreas protegidas como los parques nacionales creados en muchos países.
Estos parques son presentados a los turistas occidentales como lugares donde pueden ver la naturaleza en su estado “verdadero”. Toda esta palabrería aumenta el interés de los turistas por lugares como el Selous Game Reserve y sirve tanto a los intereses de los operadores de safaris como a los ingresos del gobierno de Tanzania, pero no tiene casi nada que ver con la realidad de la historia de Selous.
Hasta el final de la primera guerra mundial Alemania controló la colonia de Tanganyka. En 1905, los nativos que vivían en el área de Selous se rebelaron. Como era difícil acabar con la pequeña guerrilla por medios militares, los alemanes adoptaron la estrategia de la hambruna, destruyendo todos los cultivos. Se estima que pudieron haber muerto 300 mil, tal vez un tercio de la población del área.
De esta forma se estableció la base para la creación eventual del Selous Game Reserve, al que la propaganda actual presenta como la “verdadera África, prístina e intocada”. Si el Selous parece ser hoy día algo así como “África salvaje”, en realidad es el producto del exterminio y el lanzamiento de su gente por la acción deliberada de algunos europeos a comienzos del siglo veinte. Previamente, florecientes poblaciones de africanos trabajan el ambiente del Selous para su propio beneficio.
Sin embargo, la mayoría de áreas de los parques nacionales de África no fueron despobladas por la acción violenta sino por enfermedades introducidas por los europeos, como la viruela y la peste bovina. Esto afectó a las poblaciones, los rebaños, e incluso a la vida salvaje en grandes zonas de África, que adquirieron el aspecto de áreas inhabitadas. La creación de parques impidió a la gente regresar a su ambiente tradicional.
En 1951, la administración británica de Tanganyka creó el Parque Nacional Serengeti, con 5,600 millas cuadradas. Los Masai habían vivido en dicha área por siglos. Su vida se basaba en la ganadería y fueron diezmados por la peste bovina. Además, muchos fueron lanzados de sus tierras para dejar espacio a colonos europeos. Pero otra parte de su tierra les fue arrebatada al crearse el parque.
Pese a todo, los conservacionistas insisten en denominar a Serengeti como “una visión de lo que era África antes de que llegara el hombre blanco”. La verdad es exactamente la opuesta.
Los Masai trataron de regresar a sus antiguas tierras y, a mitad de los años 1950, el poder legislativo de Tanganyka aprobó reducir el Serengeti a la mitad para que los Masai pudieran ocupar el resto.
El famoso conservacionista Bernhard Grzimek movilizó todo el movimiento para impedirlo. Como los ingleses tomaban las decisiones finales, el plan legislativo fue eliminado. Incluso Grzimek logró que los Masai fueran expulsados del área de Ngorongoro Crater.
( Robert H. Nelson, Pag. 157-170 )