April 01, 2009

 

Rethinking Green: Colonialismo ambientalista(2)


Alguien pudiera haber pensado que el fin de la era colonial en África hubiera significado el final del colonialismo ambientalista. Pero esto no sucedió. Lo que cambió fue la forma de la influencia europea. En vez de los edictos administrativos el elemento clave fue el flujo de dinero, que dependía del cumplimiento de los deseos de europeos y norteamericanos, incluidas las grandes organizaciones ambientalistas. Los gobernantes africanos han tratado de complacer a los donantes extranjeros incluso a costa del sufrimiento de sus propios ciudadanos.

El gobierno de Kenya realizó una encuesta en 2002. La principal queja de la gente era la utilización de la tierra para parques protegidos con la exclusión de la población local.

En 1988, los habitantes de la Mkomazi Game Reserve en Tanzania fueron expulsados del área por el gobierno. Lo mismo sucedió en muchos otros países. La población rural tiene poca influencia. Por lo contrario, las organizaciones ambientalistas internacionales proveen a los gobiernos fondos importantes.

La reserva fue establecida en 1951 para proteger a los elefantes y otros animales salvajes. En la parte oriental se permitió el pastoreo del ganado y en 1969 se hizo lo mismo en la parte occidental. En los años siguientes, el ganado aumentó notablemente. Argumentando que el pastoreo degradaba la reserva, los ambientalistas internacionales presionaron al gobierno para que se expulsase el ganado de la reserva. La expulsión se dio en 1988, y las personas expulsadas sufrieron grandes pérdidas económicas.

El ganado no excluye necesariamente la vida salvaje. Por el contrario, la mayor concentración de vida salvaje en África oriental depende de los pastos. El pastoreo no es una innovación en el continente. Ha sido parte de la dinámica ecológica africana durante miles de años. La ausencia de ganado no protege la “naturaleza original”, sino que crea algo nuevo.

Otro ejemplo del mito de África salvaje en Tanzania es el Arusha National Park, establecido como reserva en 1953 y como parque natural en 1960. Arusha es la tercera mayor ciudad de Tanzania. Es el punto de partida para muchos visitantes del Serengeti y montañeros del Kilimanjaro.

El parque está rodeado por poblaciones locales de Meru y otras tribus dedicadas a la agricultura. La relación entre las autoridades del parque y la población es mala. Estos últimos se dedican a la caza ilegal, el robo de plantas y otras formas de actividades ilegales.

Inicialmente, el parque se formó con tierras arrebatadas a los africanos y entregadas a los colonos extranjeros. Cuando estos se fueron, los africanos pensaron que recuperarían sus tierras, pero esto no sucedió. El gobierno de Tanzania justifica el parque como un elemento importante para el turismo y la obtención de ingresos.

Los parques nacionales de Tanzania y otros países africanos se han convertido en símbolos para los inventores de fantasías ambientales. Un cínico podría decir que esta conversión en Disneyland es el mejor uso para los parques. La fantasía vende, y millones de personas que viven en New York, Londres, y otras grandes ciudades, disfrutan las imágenes del Jardín del Edén, sea en África o en cualquier otra parte. En contraste, la gente rural afectada por el establecimiento de los parques es una minoría que tiene muy poco poder con sus propios gobiernos o con las organizaciones internacionales.

( Robert H. Nelson, Pag. 171-1979 )

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