May 27, 2009
Especuladores a la cárcel
Balbina Herrera, la superderrotada candidata en las elecciones presidenciales en Panamá, juraba y perjuraba que, en su gobierno, los especuladores irían a la cárcel.
No estoy del todo seguro qué entendía ella por especuladores. Pero creo que se refería a quienes venden por encima del precio que ella considera correcto. En efecto, tanto ella como el presidente Torrijos, que no destacan precisamente por su capacidad intelectual o lógica, dedicaron ingentes esfuerzos a presentar al presidente electo Martinelli, dueño de una cadena de supermercados, como especulador responsable del aumento del precio de los alimentos durante los últimos tres años.
Debo advertir a los lectores no panameños que, tradicionalmente, los aumentos en el costo de la vida en Panamá no suelen exceder el 1% anual. Así que achacar los aumentos a los mismos que han mantenido precios casi constantes por décadas no parece ser muy inteligente.
En cualquier caso, quiero hacer notar que la candidata utilizaba la expresión incorrectamente. Un especulador es alguien que compra algo que piensa que va a subir de precio con cierta rapidez para venderlo posteriormente.
Los especuladores están reemplazando al neoliberalismo como los causantes de todos los problemas de la humanidad. Días atrás, el emperador Obama se refirió despectivamente a quienes habían comprado bonos de General Motors como especuladores. Ya sólo falta hacer lo mismo con quienes tienen depósitos en los bancos.
Cuando el petróleo se acercó a los $150 dólares por barril, la culpa era de los especuladores en el mercado de futuros de petróleo. Cuando bajó el precio, nadie lo atribuyó a los especuladores. Tampoco nadie explicó por qué los especuladores no mantienen siempre alto el precio para ganar más. Debe ser que, de vez en cuando, tienen remordimientos de conciencia.
Pero volvamos a nuestra candidata panameña. Si quiere, suponiendo que alguna vez llegue al poder, meter en la cárcel a los especuladores, va a tener que construir bastantes cárceles.
Tendría que encarcelar a todos los que compran terrenos y viviendas para revenderlos. Y a quienes juegan en los casinos. Por supuesto, a quienes apuestan en el hipódromo. Y a quienes, como yo, juegan en la bolsa. Y a la inmensa mayoría de la población panameña que juega lotería dos veces por semana. Y quizás tendría que encarcelarse a sí misma porque, o mucho me equivoco, o ella también ha incurrido en actividades especulativas para obtener su patrimonio declarado de 2.5 millones de dólares.