May 28, 2009

 

Fábricas de empresarios


Nos enteramos de un proyecto de asignatura para crear empresarios. La propuesta ilustra por qué no los tenemos ni los tendremos. En estas buenas intenciones vemos la fatal tendencia de creer que todo se puede legislar. Pensar que la educación de nuestros hijos prosperará en manos del gobierno es fatal.

¿Cómo es posible que sigamos pensando que este es el camino luego de quemar, infructuosamente, montañas de dinero en el altar de una farsa educativa estatizada, en la cual incluso los currículos de las escuelas particulares están dictados? Lamentablemente el lavado de cerebro ha sido tan efectivo que el solo sugerir la eliminación de la educación pública es visto como algo irracional y malvado; lo cual no deja de extrañar si vemos que los críticos del actual sistema se encuentran de ambos lados del espectro político.

¿Cómo es posible que cuando queremos algo tan mundano como unos calzoncillos los buscamos en el mercado, pero cuando es realmente importante, tal como el futuro de nuestros hijos, recurrimos al gobierno?

La educación es un servicio como cualquier otro servicio y uno muy delicado, pero nos hemos tragado cosas como: “podemos lograr libertad –o educación– a través de impuestos”; o “el mercado no puede proveer igualdad de oportunidades”; o “la educación es algo externo al mercado de manera que éste no lo puede atender de manera óptima”.

Libertad es actuar bajo nuestro propio criterio. Cuando el gobierno nos dicta currículos y nos obliga en todo lo relativo a las escuelas, no somos libres. ¿Para qué, entonces, nos dio el Creador el uso de razón? Si la tenemos y no la aprendemos a usar ¿de qué nos sirve? Poseer la facultad de la razón implica un derecho inalienable. Pero los politiqueros no quieren eso, pues en la medida en que los ciudadanos ejerciten su albedrío, el poder político centralizado mengua.

Es empobrecedor uniformar la educación, pues se excluye mucho bueno y se incluye mucho que es objetable. El ejercicio del poder extralimitado requiere control sobre los insignificantes ciudadanos. Una ciudadanía culta, en vez de borregos adoctrinados, es más capaz de ejercer su influencia en cosas políticas, y hay algo perverso en que sea el gobierno quien eduque acerca de la ciudadanía. Conflicto de intereses ¿no?

Los políticos y el personal docente del sistema público actúan a favor de sus intereses personales. El funcionario busca el aumento de sus ingresos, su estatus y su estabilidad. Esto desvía los recursos de su mejor uso y crea una inmensa e impenetrable burocracia que no admite soluciones. No es que los políticos, funcionarios y educadores tengan malas intenciones; pero los planes de estudio que paren los planificadores son de ellos y no de los padres y madres de los estudiantes.

Cacarean sobre la “igualdad de oportunidad” como justificación de la educación oficial, alegando que el sistema privado es excluyente. De hecho, el gobierno gasta mucho menos per cápita en las escuelas en áreas indígenas que en las de la capital. En el sistema particular uno paga por lo que compra, mientras que en el público, uno paga por ser estafado. En la academia pública el sistema administrativo se lleva lo espeso del chicheme y solo deja la zurrapa para los jóvenes.

Cuando un consumidor de cualquier servicio paga, le está enviando un poderoso mensaje a quien provee el servicio, cosa que no ocurre en la educación oficial. Allí no botan a un director o maestro alguno por no atraer a nuevos estudiantes al plantel con una oferta excelente. La educación oficial, por ser no excluyente será sub óptima y tiende a crear un enfoque de dependencia. El sistema particular puede ofrecer educación óptima en un mercado libre, pero ¿qué nos hace pensar que el oficial lo hará? Dejemos que el sistema particular ofrezca su producto óptimo y que el gobierno se limite a suplir, en competencia y de manera subsidiaria, lo que falta.

El empresario es el producto de un medio diversificado y desembarazado de intervenciones politiqueras. Pero la herramienta del sistema oficial es la coerción. ¿De qué sirven cursos para formar empresarios si la cultura pública es hostil hacia dicha actividad, favoreciendo a los que están en la jugada? Basta con que lleven todas sus materias en una mini portátil con acceso a Wikipedia y los incontables recursos de la red para tener todo el material que necesitan. El resto está en la educación para la libertad y la motivación para aprender. Para lograr calidad déjese en manos del ciudadano la escogencia del producto educativo que desea.

El objetivo es crear personas libres, motivadas para aprender y emprender, armados de una cultura sana que lo relacione con el resto de la sociedad desde su libertad personal en un ambiente de cooperación.

( Artículo de John e Irving Bennett, de la Fundación Libertad de Panamá, publicado en el diario La Prensa )

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