May 17, 2009

 

John Stossel: Por qué no me convencen las regulaciones(1)


Durante muchos años fui reportero investigador sobre asuntos del consumidor para varias cadenas de TV. Cuando descubría fraudes de ciertas compañías, todo el mundo me felicitaba. Luego cometí un gran error. Apliqué mi escepticismo al gobierno y los grupos “de interés público”, lo que parece que violó algún principio religioso del periodismo. Ahora soy una vergüenza para la profesión.

Al principio, yo quería que el gobierno defendiera a la gente. Pero me fui dando cuenta que cada regulación parecía tener consecuencias imprevistas. A menudo perjudicaba a los consumidores reduciendo sus alternativas y aumentando los precios.

En una ocasión hice un reportaje sobre los talleres de reparación de aparatos de TV. Llevé a varios talleres un televisor con un pequeño daño obvio. Algunos cobraron unos pocos dólares. Otros inventaron daños adicionales y cobraron mucho más. Así que puse los resultados en mi programa. Los políticos locales se lanzaron rápidamente a la acción y crearon “Electronics Repair Consumer Protection Agency.” Un año después ya estaba emitiendo regulaciones. Todos los talleres debían tener licencia y cumplir con un montón de reglas y estándares.

Hoy día hay miles de agencias gubernamentales que otorgan licencias, pero esto no mejora la vida de los consumidores. Las empresas más ricas tienen abogados que tramitan el papeleo y las empresas pasan los costos a los consumidores. Otras empresas más modestas, o no conocen las leyes o simplemente las ignoran.

En una ocasión recibí varias llamadas de personas que se sentían estafadas por ciertas escuelas vocacionales. Habían recibido entrenamiento sobre computadoras, manejo de camiones, o tratamientos de belleza, pero el entrenamiento era de baja calidad. Ni los mejores estudiantes podían encontrar trabajo. Yo me puse en contacto con la agencia encargada y me dijeron que estaban “investigando”. Las quejas siguieron. Yo seguí llamando y ellos siguieron “investigando”. Nunca resolvieron el asunto.

Cuanto más observé el trabajo de los reguladores, más me convencí de que los beneficiarios reales de las regulaciones eran las empresas importantes, los sindicatos y los mismos reguladores.

En una ocasión visité Cornrows & Company, un salón de trenzado de cabello en Washington. Tenían 20,000 clientes, 10 empleados, e ingresos anuales de medio millón de dólares. Los burócratas ordenaron a los dueños, Uqdah y Farrell, clausurar el negocio o tendrían una investigación criminal porque no tenían licencia. Según ellos era un tema de seguridad porque los químicos usados para teñir podían causar daños.

Lo curioso es que el salón no se dedicaba a teñir, sólo a trenzar. Los burócratas mantuvieron su posición. Para conseguir la licencia, los dueños debían pagar cinco mil dólares y tomar más de mil horas de clase en la escuela de belleza. La nueva ironía era que ninguno de los cursos incluía el trenzado de cabello.

El asunto estaba claro. Los negocios establecidos no querían competencia. Me dí cuenta que los reguladores acaban siendo capturados por los negocios más importantes. Todos los días muchos negocios son eliminados por reguladores que quieren “proteger al consumidor”.

( John Stossel, Give me a break, 2004, Pag. 27-31 )

Comments:
En eso terminan las acciones de toda esa gente que gusta de los permisos: eliminar la competencia.

En mi círculo íntimo de amigos un par defienden a capa y espada los permisos. Pero la discusión se acaba cuando la línea de razonamiento lleva a que quienes pagan patente lo que hacen es financiar una mafia que les hace el favor de eliminarles la competencia.

Y no todo el mundo lo puede ver...
 
Cierto,Rigo.En Panamá,cada grupo de prefesionales busca que le aprueben una ley para que nadie más pueda hacer un trabajo como el de ellos sin tener título universitario.Yo nunca quise entrar al Colegio de Economistas precisamente porque los estatutos tienen una claúsula para defender que nadie pueda hacer trabajo de economista sin tener una licenciatura en economía.
 
En estados unidos no se puede vender una casa si no se tiene una licencia que es bien trabajosa conseguir y que le da permiso de parte de la mafia a trabajar vendiendo casas.

Y vea lo que hicieron con sus inmuebles y su economía... LoL :S

Aquí en costa rica, la cámara de bienes raíces lucha a brazo partido por ser el cuerpo colegiado que regule la profesión de corredor. Quiere ser como la mafia de los bienes raíces que dictan quienes son y quienes no son. Dis que para que a los clientes no los engañen... jeje.
 
Hmmm...me estoy leyendo Atlas Shrugged ahora mismo, y esto suena como Atlas Shrugged hecho realidad!! lo mismo con varias anécdotas que cuenta Rothbar en El manifiesto libertario
 
Diego:Suele decirse que la realidad imita a la ficción.Cada día me convenzo más de que es cierto.
 
Post a Comment

<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?