May 13, 2009
Rethinking Green: Sobre el "valor de existencia"
David Brower, considerado como uno de los más importantes ambientalistas de nuestro tiempo, dijo en una ocasión que creía en la vida silvestre por sí misma. Por su parte, el economista John Krutilla sugirió que la noción de consumo debería ampliarse para incluir el hecho de conocer que existe la vida silvestre, y acuñó la noción de valor de existencia. En 1993, un panel de economistas, dirigido por Kenneth Arrow y Robert Solow, declaró que el valor de existencia podía ser una herramienta económica válida, aunque había que usarla con mucho cuidado.
Mi opinión es que debe abandonarse este concepto. Mi argumento se basa en lo que llamo “teología económica”. Yo creo que el concepto tiene una base religiosa. El problema es que trata de responder una pregunta religiosa aplicando un método económico. Hacer estimados del valor de existencia es como preguntar cuánto vale el conocimiento de Dios.
Brower es un discípulo de John Muir, quien creó el Sierra Club en 1892. Muir experimentaba la presencia de Dios en las áreas no tocadas por el hombre. Esta era la máxima cercanía que se podía tener con Dios en este mundo.
El ambientalismo actual es una religión secular. Ya no habla de Dios, sino de “inspiración espiritual”, “sentimiento de asombro”, “fuente de valores”, y así sucesivamente. Muchos hablan de su misión como “religiosa”. Por ejemplo. Bruce Bobitt declaró en 1996 que en la base de la Endangered Species Act hay valores religiosos.
Muir se consideraba discípulo de Emerson. En la filosofía transcendentalista la naturaleza era el punto de unión entre Dios y el hombre. Por su parte, los Puritanos estaban obsesionados con la teología de la naturaleza. Y Jonathan Edwards, considerado como el más importante teólogo norteamericano, afirmaba que Dios creó el mundo para comunicarse a sí mismo.
Construir una gran catedral, como Notre Dame en Paris, tenía un gran sentido religioso porque implicaba mucho esfuerzo. Un área silvestre puede adquirir sentido en forma similar, por el sacrificio de minerales, madera y otros recursos naturales que implica.
Para Mark Sagoff, quien fue presidente se International Society for Environ mental Ethics, intentar asignar un valor monetario a la existencia de una especie en peligro, o a cualquier elemento de la naturaleza, es una señal de debilidad mental.
Los economistas introdujeron la noción del valor de existencia para resolver un problema real, pero la cura es peor que la enfermedad. Durante buena parte del siglo veinte la religión secular de EU fue el progreso económico. Cuando la creencia en dicho progreso entró en crisis, el ambientalismo ofreció nuevos símbolos culturales y un nuevo vocabulario religioso. The Wilderness Act de 1964 anunció oficialmente la llegada de un nuevo símbolo religioso.
Los economistas que promovieron el concepto del valor de existencia se dieron cuenta del nuevo fenómeno. Intentaron elevar los nuevos valores ambientales sin abandonar la autoridad del lenguaje económico reinante. Este esquema está destinado al fracaso. El valor de existencia es un caballo de Troya. Aunque parece sustentar el rol social de la economía, a la larga sólo puede debilitarlo.
( Robert H. Nelson, Pag. 395-416 )