June 01, 2009

 

¿Derechos humanos o izquierdos inhumanos?


Recientemente murió el escritor uruguayo Mario Benedetti. Yo soy miembro de una biblioteca virtual que contiene una buena cantidad de libros de literatura. Una de las actividades de los miembros es enviar correos comentando obras literarias, o solicitando información sobre algún libro en particular, o expresando opiniones diversas.

Cuando murió Benedetti hubo algunos comentarios, la mayoría centrados en su obra literaria. Sin embargo, hubo uno que afirmaba que el uruguayo había sido un gran defensor de los derechos humanos. Por supuesto, no citaba ni la más mínima prueba o indicio al respecto. Ya se sabe que los izquierdistas están dispensados de estas naderías.

Benedetti contribuyó a la fundación de los Tupamaros y a la redacción de su plataforma política e ideológica. En este sentido, no tuvo el menor reparo en afirmar que quienes se opusieran a la instauración violenta del socialismo tendrían que ser eliminados. Esto no le impidió escribir un montón de artículos lloriqueando porque tuvo que salir de Uruguay cuando los planes “revolucionarios” fracasaron.

Nuestro personajillo no tuvo el menor empacho en defender a cualquier dictador izquierdista. Jamás manifestó el menor atisbo de crítica sobre los millones de personas asesinadas por las dictaduras comunistas. Siempre estuvo del lado de los carniceros.

Aunque pasó algún tiempo en Cuba, terminó recalando en España, donde disfrutó las delicias del malvado capitalismo explotador. Si de verdad creía en el socialismo, ¿no debió haberse quedado en Cuba a compartir las penurias del cubano medio?

Benedetti fue un izquierdo inhumano. Y el hecho de que haya tenido la ocurrencia de morirse no le redime de nada. Ah, y por cierto, al menos para mí, fue un escritor mediocre.

Comments:
Además de lo anterior, es que leí hace tiempo que a él le paganban en dólares por sus libros las editoriales.

Así son todos los intelectuales de izquierda.
 
Javier:Tu comentario me recuerda el caso de Bertolt Brecht.Aunque vivía en Alemania Oriental recibía los royalties por sus libros en moneda dura en una cuenta en Suiza.Y que viva el proletariado.
 
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