July 26, 2009
Con Leszek Kolakowski
Isaiah Berlin solía contar que Kolakowski le había dicho en una ocasión: “Mire usted : Inglaterra es una isla en Europa, Oxford es una isla en Inglaterra, All Souls College es una isla en Oxford , y yo soy una isla en All Souls.”
Kolakowski tuvo que salir de Polonia a finales de los años 60. Para entonces ya había escrito su magnifica obra en tres tomos “Las principales corrientes del marxismo “, que Alianza Editorial tradujo al español, y que yo conservo como oro en polvo.
A continuación, presento extractos de una entrevista realizada por Enrique Krauze en 1983, incluida en su libro “Travesía Liberal”. Me parece un documento excepcional que demuestra la erudición, la capacidad de juicio e incluso las dotes de predicción de Kolakowski. Que la disfruten.
· El paralelismo entre el marxismo y el cristianismo medieval es válido sólo hasta cierto punto. Las diferencias son más importantes que las semejanzas.
Primero, el marxismo ha tenido mayor ambición que la Iglesia. Esta siempre admitió el deslinde entre los ámbitos seculares y eclesiásticos. El principio de “Dad al César...” fue reconocido invariablemente. El poder comunista, en cambio, busca monopolizar todas las facetas de la vida humana.
Segundo, la Iglesia fundaba su existencia en una verdadera fe en la doctrina. La fe en el comunismo se mantuvo viva alguna vez. Pero ya se ha evaporado en los países comunistas. Lo que queda es un sistema de poder sin el sustento de una fe viva.
Tercero, incluso cuando el comunismo encarnó una fe viva, fue más la caricatura de una religión. Era inmune a la refutación por los hechos, pero al mismo tiempo reclamaba el título de conocimiento científico.
· Mientras la utopía sea tan sólo la visión de un mundo sin sufrimiento, sin tensión ni conflictos, es un ejercicio literario e inofensivo. Se vuelve siniestra cuando creemos tener un instrumento para dotar de vida real a nuestras fantasías. Entonces, ningún sacrificio parecerá pequeño para lograr tan noble fin.
A los jerarcas comunistas la utopía les ofrece un marco conceptual muy conveniente : tendremos un mundo perfecto, aunque no sabemos si en cien o mil años, pero su certeza justifica el sacrificio de las generaciones actuales.
· Marx no imaginó el comunismo como un campo de concentración. No obstante, la versión leninista no implicó una distorsión del marxismo.
Hay una lógica independiente de las intenciones conscientes de quien propone una ideología.
Marx creía en un socialismo de Estado. Nacionalizarlo todo implica nacionalizar a las personas, y esto puede conducir a la esclavitud.
Proudhon dijo que el comunismo hacía al Estado propietario de las vidas humanas. Bakumin predijo que el socialismo de Marx impondría una tiranía nueva y más rígida. Benjamin Tucker afirmó que el marxismo sustituye los monopolios por un monopolio único. Y Edward Abramowski predijo que el triunfo comunista produciría opresores privilegiados y masas explotadas.
Todo esto se dijo en el siglo XIX, lo que desmiente la posible desconexión entre sovietismo y marxismo.
· En la forma simple en que se utiliza para fines ideológicos, el marxismo es extremadamente fácil. Se puede aprender en un instante y ofrece todas las respuestas a todas las preguntas. Quiere tener una solución única para todo y sentirse poseedor de una verdad última. No hay que sorprenderse de que tanta gente opte por esta solución.
· En el pensamiento ideológico no hay hechos que vulneren la fe. Una vez que se acepta la certidumbre ideológica, nada la afecta; todo el mundo reconoce haber cometido algunos errores, por ejemplo, la matanza de cincuenta millones de personas. Pero el principio queda intacto. Nada conmueve al verdadero creyente.
· La llamada Teología de la Liberación tiene viejos antecedente en la historia. Varias herejías en la Edad Media y el siglo XVI intentaron utilizar las enseñanzas de Jesucristo para alcanzar la perfecta igualdad. Muchos rechazaron la violencia. Los anabaptistas del siglo XVI predicaban la violencia como un medio legítimo para instaurar las enseñanzas de Jesucristo. El resultado fue la efímera y grotesca tiranía pseudocristiana de Muntzer. La Teología de la Liberación distorsiona en lo fundamental las enseñanzas de Jesucristo. Estas sólo se entienden a partir de su fe en la inminente parusía. Todos los valores terrenales pierden sentido frente a este acontecimiento.
· Es posible que un sistema totalitario pudiera tener el apoyo de la mayoría o de una minoría sustancial. Pero los valores fundamentales de la civilización occidental incluyen, no sólo el principio del gobierno de la mayoría, sino el respeto a los derechos de los individuos, que ninguna mayoría puede conculcar. Si no fuera así, el 51% de una población tendría derecho a masacrar, por cualquier motivo, al 49% restante.
· En la URSS hay varios factores que contribuyen a la descomposición del sistema totalitario. Se trata de conflictos económicos, culturales y sociales. El Estado puede evitar su expresión abierta, pero no puede eliminar sus causas profundas. No creo en la invulnerabilidad del sistema. Pienso que su descomposición se ha iniciado y proseguirá.
( Enrique Krauze, Travesía Liberal, 2003, Pag. 91-104 )