August 20, 2009

 

El Estado vigilante



El debate que ha generado el nuevo proyecto de seguridad que obliga a las empresas de telefonía a guardar todos los registros de las llamadas de los particulares y mantenerlos a disposición de los órganos de seguridad del Estado me ha recordado la visita que hiciera en noviembre de 2006 al cuartel de la Stasi en Dresden.

Stasi era el nombre abreviado del Ministerio para la Seguridad del Estado de la desaparecida República Democrática Alemana; una agencia estatal omnipresente, modelada de la KGB, que se encargaba de vigilar a los principales enemigos del Estado socialista alemán, entiéndase, los ciudadanos alemanes.

El ejercicio de justicia transicional llevado a cabo tras la unificación alemana provocó la apertura al público de los archivos de la Stasi. La idea era que todo ciudadano alemán podía acceder a su archivo personal y saber hasta qué punto el Estado había violado su privacidad y censurado sus comunicaciones.
La Stasi era especialmente eficiente en recopilar toda la información sobre las vidas de los ciudadanos alemanes: intervenía la correspondencia, grababa todas las comunicaciones telefónicas, mantenía una lista exhaustiva y actualizada de todas las asociaciones que mantenían los particulares; y, en cuanto a los métodos, tampoco existían límites, hasta el punto de extorsionar a particulares para que fueran espías de sus propios familiares.

Toda esta descripción parece una exageración, llevar hasta el absurdo la relación de los abusos cometidos por los organismos de seguridad de la Alemania socialista. Pero esa pesadilla se reveló en todo su horror durante mi visita a los archivos de la Stasi; allí pude observar las filas interminables de anaqueles, apiñados unos con otros, que contenían los expedientes en los que se detallaban los pormenores de la vida cotidiana de cada ciudadano alemán de Dresden.

Con esto no quiero acusar a nuestras autoridades de querer abusar de la privacidad de los ciudadanos panameños, o de intentar controlarnos a través del miedo y la extorsión. Sí quiero llamar la atención sobre los peligros a la libertad individual que representa la implementación de políticas de vigilancia permanente sobre la vida de los particulares.

Los particulares no podemos ser considerados en todo momento por las autoridades como sospechosos de actos delictivos. El gobierno sólo debe intervenir en los asuntos privados para perseguir delitos, cuando han sido denunciados por los particulares; en este sentido, el delito no es algo que la autoridad debe descubrir, es un hecho que debe perseguir y sancionar previa denuncia de una persona afectada por el hecho. ¿Cuál es el sentido de hacer la transición a un sistema penal acusatorio cuando las autoridades insisten en indagar cada detalle de la vida de los particulares para detectar todo lo que pueda considerarse como delito?

Los gobiernos tienen tanto poder como les sea concedido por los gobernados. La facultad de vigilar los registros telefónicos de los particulares era una de las herramientas básicas del régimen de terror de la Stasi. No permitamos que nuestras agencias de seguridad tengan un poder similar sobre nuestras vidas.

( Artículo de Marissa Krienert, de la Fundación Libertad de Panamá, publicado en el diario La Prensa )

Comments:
El progresismo chileno vivió feliz allá, entre ellos Bachelet.
 
Debieron pasarlo bien.Después de todo,tenían lo que Allende y ellos mismos querían para Chile.
 
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