August 23, 2009

 

In Denial: Los archivos


Los materiales encontrados en los archivos soviéticos a partir de 1991 tenían una gran cantidad de datos. Demostraban que el PCUSA había sido financiado por Moscú, que el Comintern elegía a los líderes del PCUSA, y que este no actuaba sin la aprobación previa de Moscú. Ante esto, los revisionistas sólo pudieron tratar de minimizar daños.

Algunos de los revisionistas que examinaron los archivos, como James Ryan y Vernon Pedersen, fueron capaces de cambiar sus posiciones. Otros concedieron algunos puntos menores, pero manteniendo las tesis principales. Muchos siguieron como si la nueva información no existiera.

Una respuesta común de los revisionistas fue denunciar la información y a quienes la utilizaron como culpables de “triunfalismo” que aplaudía la victoria de Occidente en la guerra fría. Obviamente, lo que querían decir es que lamentaban la derrota de la URSS y estaban indignados si alguien se alegraba por ella.

Los subsidios de Moscú al PCUSA se revelaron mucho mayores de lo que se creía. El primero data de 1919, y el último de 1988. Algunos revisionistas dijeron que esto no implicaba la subordinación del PCUSA a Moscú. Otros negaron los subsidios pese a la evidencia.

Respecto al espionaje soviético y la participación del PCUSA en el mismo, muchos de los revisionistas trataron de quitarle importancia argumentando que era algo sabido desde siempre. El argumento era de lo más curioso porque la sabiduría académica convencional indicaba que el espionaje soviético había sido escaso y que el PCUSA no había jugado ningún papel. Por ejemplo, las dos principales revistas académicas de historia en los Estados Unidos no han publicado ningún artículo crítico con el PCUSA desde 1972.

Los revisionistas no sólo han tratado de desacreditar o ignorar la nueva evidencia. Cuando todo falla, tratan de vilipendiar a los mensajeros mediante dos tácticas. La primera es distorsionar lo que dicen. La segunda es acusarlos de McCarthysmo.

Para Ellen Schreker los McCarthystas incluyen a Harry Truman, la AFL, la CIO, trostskistas, socialistas, católicos, la izquierdista Partisan Review y muchos más.

El cargo de McCarthysmo es una mera táctica. Lo que los revisionistas quieren decir es que cualquier oposición al comunismo es inherentemente inmoral. Lo cierto es que la variedad de anticomunistas es enorme, y los diferentes grupos tienen muy poco en común.

Una de las señales de que la posición de los revisionistas ha quedado debilitada por la nueva información de los archivos es el ruidoso grito de indiferencia que intentan manifestar. Así, Schrecker nos dice que el tema del comunismo y el espionaje es un asunto de anticuarios. Obviamente, esto es ridículo. La historia trata sobre el pasado y todavía se escriben y se seguirán escribiendo libros sobre el imperio romano, la guerra civil estadounidense, la segunda guerra mundial, y muchos temas más. Lo que Schrecker quiere es que los historiadores dejemos de investigar los temas que no le gustan.

( Haynes and Klehr, In Denial: Historians, Communism & Espionage, Encounter Books, 2003, Pag. 59-87 )

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