September 27, 2009

 

Las Memorias de Revel: Influencias nefastas


1. Resumen del capitulo
De la mano de su primera esposa, Revel participó en las sesiones de los discípulos de Gurdjieff. La enseñanza de este juntaba en un vulgar popurrí elementos tomados del viejo fondo universal de las doctrinas de conquista de la sabiduría y la iluminación espiritual. Revel nos dice que en esas reuniones conoció a ejecutivos de grandes empresas, altos funcionarios, médicos, catedráticos y artistas importantes. ¿Cómo se explica que alguien como Revel cayera en semejante despropósito? El mismo nos dice que pudo comprobar en sí mismo la capacidad de la gente para convencerse de la veracidad de cualquier teoría, por extravagante que sea.

Otra influencia fue la de Marc Zuorro. Este era un conversador inventivo que deleitaba con opiniones inesperadas, sintaxis infalible, dicción teatral, singularidad de su cultura literaria y musical, y gracia de sus ocurrencias. Había sido amigo de Sartre y Simone de Beauvoir, amistad que terminó con una ruptura dolorosa y dramática. La vocación, la ambición y puede que también la imperfección secreta de Zuorro era que se preocupaba más por influir que por crear. Zuorro hubiera podido ser alguien si no hubiera despreciado la perseverancia, virtud trivial para él.

La tercera influencia fue la de un grupo de amigos a los que Revel llamaba los “graciosos galantes”. El mejor pasatiempo de cada uno era la compañía de los demás. La principal regla de conducta y conversación era evitar los tópicos estéticos o políticos del momento. Evitaban cualquier pensamiento, expresión, o emoción, sobre un libro, una película, un cuadro o un concierto, que no fuesen descubrimientos originales de ellos, o que al menos así lo creyeran. Lo importante era proclamar algo diferente, preferentemente chocante, signo inequívoco de inmadurez.

2. Textos seleccionados

· Gurdjieff engatusaba con cinismo a unos occidentales que consideraba degenerados por haber repudiado la “tradición”, salvo honrosas excepciones, como los rosacruces. Les invitaba a volver a esa tradición, en que brillaban los lejanos prestigios del Tao Te King, el yoga, el budismo tibetano y sobre todo el budismo zen japonés.

·El ascendiente que tuvo Zuorro sobre mí, beneficioso en tantos aspectos, fue en conjunto una de las influencias nefastas que he padecido. Porque el personaje, pese a sus destellos intelectuales, era un modelo contagioso de falta de autenticidad.

Con su pasmosa facundia Zuorro simulaba un personaje que no podía llegar a ser por falta de energía y constancia. Maestro de literatura y filosofía sin obra, no tenía la capacidad de concentración ni la coherencia que se necesitan para escribir siquiera un artículo de crítica. Músico y sutil conocedor de la música, la naturaleza le había dado una voz que hubiera podido llevar a las tablas si hubiera sabido imponerse el trabajo y el esfuerzo continuo que requiere el profesionalismo.

·Desde mi pubertad he conocido al menos cinco “revoluciones sexuales” y he participado modestamente en ellas. Cada clase de edad se imagina que conquista por primera en la historia la libertad del placer. A finales de los años cuarenta no padecíamos una represión social en nuestras relaciones sexuales mayor que la que conoce la juventud de hoy.

·La bohemia es una nebulosa que toca los dos extremos de la fortuna. Junta a personas muy ricas con personas muy pobres. Ambas tienen algo en común: no ejercen ningún oficio. Las primeras porque no lo necesitan; las segundas porque les repugna cualquier actividad mercenaria.

( Jean-Francois Revel, Memorias, 2007, Pag. 157-193 )

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