November 11, 2009

 

Breves: Radios, vouchers y Krugman


Durante la campaña electoral, Obama afirmó que no estaba a favor de reintroducir la llamada “Fairness Doctrine”, de la que he hablado en alguna ocasión. Pero hay otras formas de lograr los mismos objetivos.

Obama creó en la FCC la posición de “diversity officer” y nombró para la misma a Mark Lloyd. Según este, hay un exceso de emisoras conservadoras y pocas izquierdistas. Por tanto, hay un desbalance que hay que corregir. El tal Lloyd quiere poner impuestos a las emisoras privadas para financiar a las públicas. Además, quiere regular la programación para que haya mayor diversidad. Con ambas medidas sería suficiente para ir eliminando poco a poco las emisoras que no le gustan al gobierno. Por si esto fuera poco, ya han pasado una ley que establece juntas asesoras comunitarias, en las que deben estar todos los grupos que no están adecuadamente “servidos” por las emisoras. Por supuesto, Lloyd es el que determina cuáles son esos grupos. Si esto es libertad ¿para qué diablos necesitamos dictaduras?

Ya me ha pasado varias veces. Cuando alguien, sin ninguna prueba, afirma que la mayoría de los climatólogos apoyan la hipótesis del calentamiento global antropogénico, yo hago una simple pregunta : ¿Cómo sabe usted que esto es así? Ya habrán adivinado que nunca obtengo respuesta. Sin embargo, la cosa debería ser sencilla. Por ejemplo: en el mundo hay 50,000 climatólogos, y 40,000 apoyan la hipótesis en cuestión. Si nadie tiene estas cifras, no se puede afirmar nada al respecto. Por supuesto, estoy dejando de lado el hecho de que, en asuntos científicos, las mayorías son irrelevantes. Lo que cuenta es el valor de los argumentos. La ciencia avanza precisamente por quienes se apartan de los “consensos”, que suelen ser un refugio para la pereza. Donde todos piensan igual, nadie piensa mucho.

El gasto promedio por alumno de grado 12 en las escuelas públicas de Washington DC es de 27,400 dólares. En contraste, el costo de matrícula en las escuelas privadas que atienden a los alumnos con “vouchers” es de sólo 6,600 dólares. Para colmo, los segundos, después de tres años, alcanzan una ventaja de dos grados en sus habilidades de lectura.

Cualquier incauto pensaría que lo recomendable sería extender al máximo el programa de “vouchers”. Pues no. El objetivo de la mayoría de los políticos y del sindicato de profesores no es que los niños aprendan. El objetivo real es el dominio y el poder. ¿Qué poder tendrían ellos si cada familia pudiera decidir la educación que quieren que reciban sus hijos? ¡Hasta ahí podríamos llegar!

Paul Krugman, al que juzgo como mejor humorista que economista, tiene un argumento irrefutable sobre las recesiones y depresiones. La forma de salir de ellas es mediante el gasto público deficitario. Por ejemplo, la Gran Depresión duró tanto porque no se gastó lo suficiente. ¿Cuánto era lo suficiente? Ese es el truco de Krugman, que nunca lo dice. Si el gobierno gasta el 50% del PIB, se necesitaba el 100%. Si gasta el 100%, se necesitaba 200%, y así sucesivamente. Yo recomiendo aprender de estos trucos, que son los que pueden entender quienes no son economistas.

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