February 28, 2010

 

Oriana Fallaci se entrevista a sí misma (1)


(Estaba en deuda con este libro de OF, el último, desde hace tres años. A mí me interesa Oriana no sólo por lo que dice sino por cómo lo dice. Por eso, no haré resúmenes de sus ideas, por lo demás bastante conocidas. Seleccionaré párrafos que dicen cosas y las dicen bien)

· En mi caso el lema “Mens sana in corpore sano” hay que sustituirlo por “Mens sana in corpore infirmo.” Es como si mi mente fuera totalmente extraña a mi cuerpo. O como si con el mal del cuerpo la mente se reforzase. Un fenómeno interesante. Los médicos deberían estudiarlo y descubrir si entre el sistema neurológico y la enfermedad hay una especie de rivalidad.

· Siempre detesté las entrevistas que los periodistas me hacían a mí, manipulando mis palabras a menudo, alterándolas hasta cambiar su significado, añadiendo al texto escrito preguntas que nunca habían tenido el coraje de hacer y, por lo tanto, respuestas que nunca había dado; además, parapetándose detrás del sagrado y profanado principio de la libertad de prensa.

· En Italia, los Camisas Negras aporreaban y conducían la dictadura, y Europa callada. En Alemania los Camisas pardas y las SS hacían lo mismo, y Europa callada. Se llegó así al 1938 en que Hitler se apoderó de Austria y celebró el Pacto de Munich. Ese año Europa hizo algo peor que estar callada : Inglaterra le mandó a Chamberlain, Francia le mandó a Daladier, ambos se bajaron los pantalones, y ... ¿Es que nadie se acuerda?

· El presidente del Senado, Marcello Pera, dijo que sobre la Unión Europea aletea e incluso sopla el Espíritu de Munich. Sopla cuando Europa se manifiesta por la paz sin preguntarse cuánto cuesta y quién tiene que pagarla. O cuando Europa ataca a Estados Unidos. O cuando finge creer que el Consejo de Seguridad de la ONU es una especie de gobierno democrático y no una institución superada. Dijo que en la paz en que se regodea desde hace sesenta años, por otra parte garantizada por Estados Unidos, ve un derecho divino y natural, no una fortuna que hay que salvaguardar si es necesario con la fuerza. Y por último, dijo lo que hace tres años yo repito en vano. Que Europa vive sumida en el miedo y el terrorismo islámico tiene el objetivo de destruir a Occidente. Pero, al igual que en mi caso, su discurso cayó en saco roto.

· El Espíritu de Munich significa la renuncia a hacer frente y detener a un Hitler que nos destruiría. Significa la vil decisión de responder a aquel Hitler con la complicidad o la sumisión. Significa el miedo a oponerse, a defenderse, a luchar. Ignorando tales verdades la mayoría no entiende dónde está la similitud entre ayer y hoy. Entre el nazifascismo de ayer y el llamado integrismo islámico de hoy.

· Mucha gente me escribe cartas. Recibí una de Virgilio, un estudiante de diecisiete años. Virgilio tiene una hermanita que va a la primaria y una abuela que hace buñuelos de arroz al estilo de la Toscana, con una cucharada de marsala en la masa. Un día la hermanita llevó los buñuelos a clase y los ofreció a sus compañeros, entre ellos un niño musulmán, al que le gustaron mucho y lo contó en su casa.

Al día siguiente el padre del niño se presentó a la directora con el Corán en la mano. Le dijo que haber ofrecido los buñuelos era un ultraje a Alá, y le exigió que no permitiera esa inmunda comida en la escuela. Virgilio me cuenta que en los parvularios ya no se pone el Belén, que en las aulas se quita el crucifijo y que en los comedores estudiantiles se ha abolido el cerdo. Y después se plantea la pregunta fatal : ¿Quién tiene que integrarse, ellos o nosotros?

(Oriana Fallaci, 2005, Pag 17-63)

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