March 08, 2010

 

La banca panameña y la estadounidense


Escucho constantemente a políticos y comentaristas que la banca panameña no ha tenido problemas en los tres últimos años porque tiene abundantes regulaciones, lo que no es el caso con la de Estados Unidos.

Un destacado economista, de quien aprendí mucho cuando nos daba unas magnificas charlas en el banco Chase, se apuntó a la tesis anterior con un ejemplo ridículo. En concreto, se refirió a los títulos hipotecarios (mortgage-based securities) e hizo notar que eran unos productos tan complicados que un cliente no sabía quién era el dueño de su hipoteca porque varios inversionistas podían tener trocitos de la misma.

Los títulos hipotecarios no tienen nada de complicados. Hace quince años, en el banco Chase hicimos varias emisiones que se vendieron como pan caliente. Por ejemplo, si se emiten títulos por 100 millones de dólares y alguien compra un millón, no compra hipotecas específicas sino el 1% de todas las hipotecas que forman el grupo que se está vendiendo. El banco vendedor sigue realizando todas las funciones administrativas relacionadas con las hipotecas de modo que el cliente hipotecario sigue tratando con el banco exactamente igual que antes.

Pero volvamos al tema de las regulaciones, que en Panamá son mucho menos numerosas que en EU. Me concentraré en dos como ejemplo.

1. En Panamá no existe banco central y, por tanto, no hay prestamista de último recurso. Si un banco necesita fondos, tiene que pedirlos prestados a otros bancos, o emitir bonos, o aumentar sus depósitos. Esto hace que, en general, los bancos sean cautos en sus operaciones.

En los últimos años se están estableciendo en Panamá muchos jubilados procedentes de Europa y EU. Esto ha disparado los precios de los apartamentos, sobre todo en la capital, llegando a tres mil dólares por metro cuadrado, algo nunca visto por aquí. ¿Qué hicieron los bancos? Decidieron financiar solamente el monto equivalente a un costo de mil quinientos dólares por metro cuadrado. Por ejemplo, si quiero comprar un apartamento de 200 metros cuadrados por 600 mil dólares, un banco me dará una hipoteca máxima de 300 mil. El resto lo tendré que poner de mí bolsillo.

Ningún regulador obligó a los bancos a hacer esto. Lo hicieron porque era lo más prudente dado que nadie los iba a salvar si las cosas salían mal.

2. Tampoco tenemos en nuestro país ningún tipo de seguro o garantía para los depósitos bancarios. Esto obliga a los depositantes a evaluar con mucho cuidado dónde ponen sus ahorros. Igualmente, obliga a los bancos a ganarse la confianza de los ahorristas.

En conclusión, a la banca panameña le ha ido bien porque, al tener pocas regulaciones, puede ajustarse rápidamente a cualquier cambio en las circunstancias económicas.

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