April 15, 2010

 

Un problema de "agencia"


Hace un tiempo, en un periódico extranjero, observé un muy original anuncio político: una fotografía de políticos de ese país, con cara de trasnochados, con un subtítulo que decía: “¿les prestaría a estos hombres su tarjeta de crédito?”

Este anuncio, sin saberlo, hace alusión a lo que es el problema más estudiado por una rama de la economía que estudia la acción política y sus costos, llamada “opción pública”.

Y a este problema se le llama “problema de agencia”, y consiste en la delegación de las decisiones en los grupos de personas con mucha autoridad para tomar decisiones por los demás, pero una mucho más limitada responsabilidad sobre esas decisiones. Es en esencia el problema fundamental de gobernancia del Estado.

Ahora, volvamos a lo nuestro, el mismo anuncio pero con nuestros políticos locales: ¿Le prestaría usted su tarjeta de crédito a esta gente? La respuesta, lamento decírlo, es que ya lo hemos hecho y desde hace mucho tiempo.

Y lo hemos hecho a través de la autoridad otorgada a nuestros políticos de contratar empréstitos y contratos públicos en “nuestro nombre”. O sea, a nombre de los ciudadanos de este país, quienes se van a hacer cargo de “honrarlos” aun cuando los políticos signatarios hace tiempo hayan regresado a sus casas a descansar.

En el sistema político nuestro esto funciona como una “lámpara de Aladino”: crear todo tipo de obras y beneficios a sus clientelas políticas sin ningún costo perceptible para la ciudadanía, como si las hicieran con magia. Todos olvidamos que todos estos empréstitos no son más que impuestos postergados. Postergados para presidencias sucesivas, quienes tendrán que lidiar con el problema de pagar, cuando ya todos hemos olvidado, si es que alguna vez lo percibimos, que alguna vez nos comprometimos a algo que nunca pudimos evaluar correctamente. Pero mientras la fiesta continúa, nuestros políticos dan la apariencia de ser “casi magos” capaces de crear obras “como por arte de magia”, pero señores, ¡esto no es magia!

Autoridad sin responsabilidad: yo contraigo la deuda y dispongo del uso de su dinero, sin embargo, la responsabilidad por su pago es colectiva y en una fecha en que yo ni siquiera estaré a cargo. Es el problema de “agencia” del que habla la gente de “opción pública”. Y para que los políticos locales no se pongan bravos conmigo, este problema no tiene que ver con personas sino con las estructuras de gobernancia.

En el sentido de que es inexorable, aunque surja un político lo suficientemente tonto para creer en la “responsabilidad fiscal”, ese político sólo le abre las puertas a otro político “demagogo” que utilizará ese capital, lo despilfarrará y se hará enormemente popular. Como sucede en algunos países vecinos y en todo el mundo. Recuerden que no hay forma en la que la ciudadanía se pueda retroalimentar del verdadero costo de las acciones del Estado. En esencia, no hay tal cosa como un “bien público”. Alguien tiene que “agenciar”. Todos los bienes del Estado serán dispuestos por alguien o algunos con nombre y apellido. No hay tal como “todos somos el Estado”.

Y para que vean que no es cosa de nosotros, casi el 50% de los países “desarrollados” maneja déficits fiscales que superan el 10% de su PIB. Una situación que empeora a medida que evoluciona la crisis que les digo, sólo empeora, créanme. ¿Y los grados de inversión? Bueno, hasta recientemente las evaluadoras de crédito le daban a Grecia un grado de inversión hasta superior al que tenemos hoy. Hoy en día Grecia es un país intervenido por la Unión Europea; institución que, no tengan la menor duda, eventualmente le pasará la cuenta a sus ciudadanos a través del más cruel de todos los impuestos, la inflación.

¿Hasta dónde puede un gobernante contratar a nombre de nosotros, los ciudadanos? ¿Hasta dónde recae nuestra responsabilidad? Decía alguien que una de las mejores formas de lidiar con este problema es hacer a nuestros políticos “fiadores solidarios” de todos los empréstitos que contraten por el país. Esto definitivamente ayudaría, pero como ellos detentan el poder, alguna forma encontrarán para evadir el problema.

¿Pueden nuestros políticos vendernos en esclavitud? Bueno, en la contratación de la deuda nacional de alguna manera lo hacen. ¿Acaso la capacidad de colección de impuestos a los ciudadanos no es uno de los principales elementos que evalúan las calificadoras de riesgo? La solución para mí sólo es una, hacer un Estado más pequeño y estar conscientes de que el Estado no somos todos. Que existe un problema de agencia. Que los políticos no pueden crear algo de la nada. Que el ideal “romántico” de la política sólo es una quimera en los textos escolares.

(Artículo de Olmedo Miró, de la Fundación Libertad de Panamá, publicado en el diario La Prensa)

Comments:
Si al analizar este problema de agencia llegamos a la conclusion de que el problema esta en los abusos del estado, entonces porque se propone como solucion un estado limitado. Es como si la solucion al problema de tener un tumor fuera achicarlo o medicarlo para mantenerlo controlado. Porque no proponemos mejor la extraccion completa de este tumor que es el estado, el cual siempre crece desde el estado mas limitado como lo fueron los EEUU en 1776 hasta el estado mas opresivo y totalitario como lo es EEUU hoy con mas de 700 bases militares internacionales. La creacion de los EEUU fue el fruto de las mejores mentes de la ilustracion basadas en el principio de estado limitado como lo podemos ver en la constitucion de este pais. Personalmente, no creo que se puedan repetir las condiciones para poder sentar mejores bases para limitar el alcance del gobierno que las que tuvieron los padres fundadores de los EEUU.
 
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