April 04, 2010
Welfare State: Thomas Chalmers y las sociedades de ayuda mutua
Chalmers nació en una familia escocesa de clase media. Comenzó a estudiar teología en St Andrews University a los quince años, y a los veintidós ya era profesor asistente. Sus clases eran más interesantes que las de sus superiores y no le renovaron el contrato. Luego fue nombrado “minister” de la parroquia de Kilmany, cerca de St Andrews. Comenzó a dar clases independientemente con gran éxito, y la universidad lo reclutó de nuevo.
Luego cayó gravemente enfermo y logró recuperarse. De allí en adelante se dedicó totalmente a la actividad pastoral.
Había trabajado en dos parroquias. La de Roxburghshire había adoptado las Poor Laws. La de Kilmany dependía sólo de la caridad privada. En la primera observó una gran depravación. Pese a que ambas tenían la misma población el gasto para los pobres era seis veces mayor en la primera.
Se opuso tanto al welfare estatal como a las grandes organizaciones de caridad. Él pensaba que cualquier entrega de dinero debía ser temporal y acompañada de mucho contacto personal. Esto es lo contrario de lo que hace el moderno welfare state, que ofrece mucho dinero y casi ningún contacto personal.
Él decía que la imaginación de un fondo enorme e inagotable excitaba el apetito y relajaba las costumbres frugales y de autosuficiencia de los receptores.
Estaba en contra del welfare centralizado en cualquiera de sus formas. Su énfasis en el trabajo local lo situaba en contra de las políticas convencionales.
Tuvo oportunidad de poner en práctica sus ideas cuando fue nombrado para la nueva parroquia de St John en Glasgow. Antes de aceptar el puesto, exigió que se le diera el control total sobre la asistencia a los pobres. La parroquia era grande, con 8 mil residentes. Era demasiado grande para su idea de trabajo local. Por eso la dividió en 25 distritos y nombró diáconos para administrar la caridad dentro de ellos. Instruyó a los diáconos para que ofrecieran consejo y buena voluntad, investigando a la vez la situación de cada familia.
Chalmers instruyó a los diáconos a utilizar diferentes etapas antes de ofrecer dinero. Primero, debían ver si el pobre era capaz de realizar algún trabajo. Segundo, debían preguntar si tenía parientes que pudieran ayudarle. Tercero, debían comprobar si la persona estaba recibiendo ayuda de alguna organización caritativa. Si después de esto el diácono creía que debía darle dinero lo hacía en forma temporal. Si creía que debía ser en forma permanente, tenía que buscar la opinión de otro diácono. La idea de Chalmers era que, cuanto más se investigase, serían necesarias menos ayudas.
En los cuatro años en que Chalmers dirigió la ayuda, sólo se aceptaron veinte nuevas solicitudes, y la parroquia pudo dedicar fondos para el mantenimiento y operación de una escuela.
El trabajo y las ideas de Chalmers tuvieron una enorme influencia durante el resto del siglo en muchos países.
Además de la ayuda a los pobres, surgieron en el siglo XIX las sociedades de ayuda mutua. En 1831, Samuel Tuke y Joseph Rowntree propusieron la creación de la primera. Su objetivo era poder hacer frente a los riesgos más importantes de la vida. Primero se creó una póliza de vida. Los miembros pagaban una suma en periodos determinados y, si fallecían, sus familias recibían una cantidad relativamente grande. La sociedad se llamó Friends Provident Institution. Actualmente es una gran compañía con 29 billones de libras en inversiones.
Estas sociedades se extendieron posteriormente a Estados Unidos, Canadá, Australia y muchos otros países. Su crecimiento en Gran Bretaña fue espectacular. Su membresía pasó de 2.8 millones en 1877 a 6.6 millones en 1910. Las sociedades ofrecían seguridad, educación y convivencia entre personas de diferentes niveles económicos.
Las compañías de seguros trataron de ingresar en este campo pero tuvieron poco éxito debido al alto nivel de fraude.
( James Bartholomew, The welfare state we’re in, 2004, Pag. 43-48 )