July 31, 2007
Comentario : Saramago no merece estas alabanzas
Leo un artículo de María Clara Ospina que reseña unas declaraciones de Saramago en las que califica a las FARC de “bandidos, narcotraficantes y antipatriotas”. Añade que “ por su culpa se han perdido dos generaciones en Colombia. Su existencia sólo ha producido muerte”.
María Clara dice dos cosas. Una, que la acusación de Saramago es valiente. Otra, que Saramago goza de un gran prestigio internacional y es posible que sus declaraciones ayuden a resolver el problema.
Vamos con la primera. Yo no logro ver dónde está la valentía de Saramago. Un acto valiente es aquel que puede causar a su autor algún riesgo importante. ¿Qué riesgo corre Saramago? ¿Enviarán las FARC algún sicario para liquidarlo? ¿Será considerado como un paria por la izquierda internacional? ¿Se negarán sus editores a publicar sus libros en represalia?
Es bastante claro que el portugués no corre ningún riesgo, y menos a estas alturas de su vida. Y eso suponiendo que mantenga sus declaraciones, lo que no hay que dar por supuesto. Recordemos que rompió con Castro cuando el episodio del asesinato de los tres jóvenes que intentaron huir de Cuba, para reconciliarse poco después.
Ahora la segunda, ¿Tiene prestigio Saramago? Para mí, ninguno. Un tipo que ha defendido todas las tiranías izquierdistas es un individuo aborrecible. Tendrá prestigio entre tiranos, filotiranos y similares. Y si esto es prestigio, que con su pan se lo coma. Yo no creo que Colombia necesite las declaraciones de Saramago para nada. Todo el mundo sabe qué son las FARC. Y por cada Saramago que haga declaraciones tardías, hay un Chávez que no sólo habla, sino que actúa a favor de los “bandidos, narcotraficantes y antipatriotas”.
Leo un artículo de María Clara Ospina que reseña unas declaraciones de Saramago en las que califica a las FARC de “bandidos, narcotraficantes y antipatriotas”. Añade que “ por su culpa se han perdido dos generaciones en Colombia. Su existencia sólo ha producido muerte”.
María Clara dice dos cosas. Una, que la acusación de Saramago es valiente. Otra, que Saramago goza de un gran prestigio internacional y es posible que sus declaraciones ayuden a resolver el problema.
Vamos con la primera. Yo no logro ver dónde está la valentía de Saramago. Un acto valiente es aquel que puede causar a su autor algún riesgo importante. ¿Qué riesgo corre Saramago? ¿Enviarán las FARC algún sicario para liquidarlo? ¿Será considerado como un paria por la izquierda internacional? ¿Se negarán sus editores a publicar sus libros en represalia?
Es bastante claro que el portugués no corre ningún riesgo, y menos a estas alturas de su vida. Y eso suponiendo que mantenga sus declaraciones, lo que no hay que dar por supuesto. Recordemos que rompió con Castro cuando el episodio del asesinato de los tres jóvenes que intentaron huir de Cuba, para reconciliarse poco después.
Ahora la segunda, ¿Tiene prestigio Saramago? Para mí, ninguno. Un tipo que ha defendido todas las tiranías izquierdistas es un individuo aborrecible. Tendrá prestigio entre tiranos, filotiranos y similares. Y si esto es prestigio, que con su pan se lo coma. Yo no creo que Colombia necesite las declaraciones de Saramago para nada. Todo el mundo sabe qué son las FARC. Y por cada Saramago que haga declaraciones tardías, hay un Chávez que no sólo habla, sino que actúa a favor de los “bandidos, narcotraficantes y antipatriotas”.
July 30, 2007
Libros : Good capitalism / Bad capitalism, Por Baumol, Litan, Schramm
Detalles: Yale University Press, 2007, 336 páginas
Comentado por: Carlos Alberto Montaner
¿Por qué el capitalismo de Latinoamérica ha producido tan pobres resultados comparado con el de Europa, Canadá o Estados Unidos?
Está pregunta encuentra una respuesta indirecta en el libro. La teoría es fácil de entender: La existencia de la propiedad privada y el mercado no necesariamente generan desarrollo. Haití y Holanda tienen mercado y propiedad privada, pero las diferencias son abrumadoras en todos los sentidos.
Según los autores, no existe un capitalismo, sino cuatro, a saber:
1. El capitalismo guiado por el Estado, o capitalismo mercantilista, donde los gobernantes seleccionan los ganadores, generalmente sus amigos.
2. El capitalismo oligárquico, muy similar al anterior, donde un pequeño grupo de gente adinerada utiliza el poder del Estado para su propio beneficio.
3. El capitalismo de las grandes empresas, en el que el poder de los gigantes manipula a la sociedad para el beneficio de sus enormes y omnipresentes intereses.
4. El capitalismo emprendedor, en el que el Estado no asigna privilegios y se limita a crear las condiciones para la creación de empresas competitivas, gobernadas por la innovación, calidad y mejores precios para conquistar a los consumidores.
El último es el buen capitalismo del que trata el libro. Aunque no existe en estado puro en ninguna parte, es evidente que existe una relación entre este modelo y el desempeño económico.
El libro no aporta nada que sea radicalmente nuevo, pero contribuye algo realmente importante al debate: una forma ordenada y convincente de presentar los argumentos, sin utilizar la jerga extraña de los economistas. Es un libro apto para legos, por ejemplo, para los presidentes latinoamericanos. Insulza podría reunirlos y leerlo despacio, alto y claro. Nunca es tarde para aprender.
Detalles: Yale University Press, 2007, 336 páginas
Comentado por: Carlos Alberto Montaner
¿Por qué el capitalismo de Latinoamérica ha producido tan pobres resultados comparado con el de Europa, Canadá o Estados Unidos?
Está pregunta encuentra una respuesta indirecta en el libro. La teoría es fácil de entender: La existencia de la propiedad privada y el mercado no necesariamente generan desarrollo. Haití y Holanda tienen mercado y propiedad privada, pero las diferencias son abrumadoras en todos los sentidos.
Según los autores, no existe un capitalismo, sino cuatro, a saber:
1. El capitalismo guiado por el Estado, o capitalismo mercantilista, donde los gobernantes seleccionan los ganadores, generalmente sus amigos.
2. El capitalismo oligárquico, muy similar al anterior, donde un pequeño grupo de gente adinerada utiliza el poder del Estado para su propio beneficio.
3. El capitalismo de las grandes empresas, en el que el poder de los gigantes manipula a la sociedad para el beneficio de sus enormes y omnipresentes intereses.
4. El capitalismo emprendedor, en el que el Estado no asigna privilegios y se limita a crear las condiciones para la creación de empresas competitivas, gobernadas por la innovación, calidad y mejores precios para conquistar a los consumidores.
El último es el buen capitalismo del que trata el libro. Aunque no existe en estado puro en ninguna parte, es evidente que existe una relación entre este modelo y el desempeño económico.
El libro no aporta nada que sea radicalmente nuevo, pero contribuye algo realmente importante al debate: una forma ordenada y convincente de presentar los argumentos, sin utilizar la jerga extraña de los economistas. Es un libro apto para legos, por ejemplo, para los presidentes latinoamericanos. Insulza podría reunirlos y leerlo despacio, alto y claro. Nunca es tarde para aprender.
July 29, 2007
Conversando con Isaiah Berlin : Filosofía e historia de las ideas
· Hay historias de la filosofía que arrojan poca luz sobre el tema porque se limitan a exponer que Descartes dijo esto, Spinoza dijo aquello, y Hume pensó que ambos estaban equivocados. Esto es bastante aburrido. A menos que usted haya dedicado bastante tiempo a los problemas filosóficos, probablemente no pueda afirmar ni siquiera que existe la filosofía.
· Para escribir una buena e iluminadora historia de la filosofía, uno debe tratar, en la medida de lo posible, de ver dichos problemas “desde dentro”. Uno debe entrar imaginativamente dentro del mundo mental de los filósofos que está discutiendo.
· Mi interés no ha estado centrado principalmente en las ideas filosóficas, sino en las políticas, sociales y artísticas.
· Un intelectual es una persona que quiere que las ideas sean lo más interesantes posible. A menos que las ideas que usted discute sean interesantes para usted, la historia de las ideas será un catálogo mecánico de doctrinas no examinadas, terriblemente aburrido e irreal. Yo estoy interesado en ciertas ideas. Si usted está interesado en las ideas, y estas le importan, se interesará también en la historia de dichas ideas, porque las ideas no son mónadas, no nacen en el vacío, se relacionan con otras ideas, creencias y formas de vida, y son parte de lo que se llama el “clima intelectual”.
· Hay ciertas materias que avanzan por acumulación; esto es progreso. Si usted es químico, no necesita estudiar a Lavoisier. La filosofía es diferente. No avanza en ese sentido. No podemos decir que hemos avanzado más allá de Platón y Aristóteles y que ya no necesitamos leerlos. Las preguntas que se hizo Platón todavía nos las hacemos hoy. Las preguntas que se hacían Herder y Vico todavía son debatidas en la actualidad.
· Las grandes ideas, teorías e instituciones han permanecido como las ideas centrales de la filosofía. Tienen cierta vida propia que es transhistórica. Algunos no están de acuerdo. Dicen que sólo podemos entender las ideas en términos del ambiente histórico en que nacieron. Hay cierta verdad en esto, pero sólo parcialmente.
· ¿Cuánto sabemos sobre Atenas, la mentalidad o forma de vida, en los días de Sócrates, Platón o Jenofonte? No sabemos cómo eran las calles, qué alimentos les gustaban, cómo sonaba su lenguaje, qué apariencia tenían. No conocemos detalles de la vida familiar, las relaciones de los libres con los esclavos, de los ricos con los pobres; en comparación con lo que sabemos de los siglos más recientes, somos realmente ignorantes. Y sin embargo, las ideas de Platón significan algo, o mucho, para nosotros.
· Las grandes ideas sobreviven a pesar de nuestra ignorancia sobre detalles materiales e históricos del mundo en que nacieron. Sin embargo, también hay ideas políticas, morales y sociales que perecen junto con las sociedades que las crearon.
(Conversations with Isaiah Berlin, Charles Scribner’s Sons, 1991, Pag. 23-26 )
· Hay historias de la filosofía que arrojan poca luz sobre el tema porque se limitan a exponer que Descartes dijo esto, Spinoza dijo aquello, y Hume pensó que ambos estaban equivocados. Esto es bastante aburrido. A menos que usted haya dedicado bastante tiempo a los problemas filosóficos, probablemente no pueda afirmar ni siquiera que existe la filosofía.
· Para escribir una buena e iluminadora historia de la filosofía, uno debe tratar, en la medida de lo posible, de ver dichos problemas “desde dentro”. Uno debe entrar imaginativamente dentro del mundo mental de los filósofos que está discutiendo.
· Mi interés no ha estado centrado principalmente en las ideas filosóficas, sino en las políticas, sociales y artísticas.
· Un intelectual es una persona que quiere que las ideas sean lo más interesantes posible. A menos que las ideas que usted discute sean interesantes para usted, la historia de las ideas será un catálogo mecánico de doctrinas no examinadas, terriblemente aburrido e irreal. Yo estoy interesado en ciertas ideas. Si usted está interesado en las ideas, y estas le importan, se interesará también en la historia de dichas ideas, porque las ideas no son mónadas, no nacen en el vacío, se relacionan con otras ideas, creencias y formas de vida, y son parte de lo que se llama el “clima intelectual”.
· Hay ciertas materias que avanzan por acumulación; esto es progreso. Si usted es químico, no necesita estudiar a Lavoisier. La filosofía es diferente. No avanza en ese sentido. No podemos decir que hemos avanzado más allá de Platón y Aristóteles y que ya no necesitamos leerlos. Las preguntas que se hizo Platón todavía nos las hacemos hoy. Las preguntas que se hacían Herder y Vico todavía son debatidas en la actualidad.
· Las grandes ideas, teorías e instituciones han permanecido como las ideas centrales de la filosofía. Tienen cierta vida propia que es transhistórica. Algunos no están de acuerdo. Dicen que sólo podemos entender las ideas en términos del ambiente histórico en que nacieron. Hay cierta verdad en esto, pero sólo parcialmente.
· ¿Cuánto sabemos sobre Atenas, la mentalidad o forma de vida, en los días de Sócrates, Platón o Jenofonte? No sabemos cómo eran las calles, qué alimentos les gustaban, cómo sonaba su lenguaje, qué apariencia tenían. No conocemos detalles de la vida familiar, las relaciones de los libres con los esclavos, de los ricos con los pobres; en comparación con lo que sabemos de los siglos más recientes, somos realmente ignorantes. Y sin embargo, las ideas de Platón significan algo, o mucho, para nosotros.
· Las grandes ideas sobreviven a pesar de nuestra ignorancia sobre detalles materiales e históricos del mundo en que nacieron. Sin embargo, también hay ideas políticas, morales y sociales que perecen junto con las sociedades que las crearon.
(Conversations with Isaiah Berlin, Charles Scribner’s Sons, 1991, Pag. 23-26 )
July 28, 2007
Cita : Planificación y orden espontáneo
“Desde la Edad Media al menos, algunos observadores advirtieron cierto tipo de orden en la economía, pero ese orden no era diseñado. Entonces, ¿cómo ocurría? ¿Cómo era posible un orden no planificado? Era una paradoja.
La escuela clásica de economía se centró en resolver la paradoja. Adam Smith señaló ese orden no planificado con la metáfora de la mano invisible. Más tarde Bastiat se impresionó profundamente por la forma calmada como la tremendamente complicada maquinaria de los empeños y esfuerzos económicos tiene gran éxito en cumplir los deseos de los consumidores, y lo resumió en la frase: “París come”.
En los 1920s Mises demostró no ya que la planificación central no puede crear orden, sino que crea caos. Esa es la ironía. El orden se restaura quitando al planificador. Marx jamás quiso discutir cómo una sociedad sin mercado produciría los bienes que los consumidores quieren.
Los mercados cumplen sus funciones porque los precios permiten tratar cosas no homogéneas en términos de una unidad común. Y como los consumidores transmiten sus preferencias a través de sus compras y de los efectos de estas sobre los precios, los empresarios pueden servirles mejor empleando los recursos en lo que prefieren los consumidores.
Pero si los precios han de cumplir su papel deben poder cambiar rápidamente ante las fluctuaciones de oferta y demanda. Sin precios no hay cálculo racional, y de ahí el caos económico planificado”.
( Sheldon Richman )
“Desde la Edad Media al menos, algunos observadores advirtieron cierto tipo de orden en la economía, pero ese orden no era diseñado. Entonces, ¿cómo ocurría? ¿Cómo era posible un orden no planificado? Era una paradoja.
La escuela clásica de economía se centró en resolver la paradoja. Adam Smith señaló ese orden no planificado con la metáfora de la mano invisible. Más tarde Bastiat se impresionó profundamente por la forma calmada como la tremendamente complicada maquinaria de los empeños y esfuerzos económicos tiene gran éxito en cumplir los deseos de los consumidores, y lo resumió en la frase: “París come”.
En los 1920s Mises demostró no ya que la planificación central no puede crear orden, sino que crea caos. Esa es la ironía. El orden se restaura quitando al planificador. Marx jamás quiso discutir cómo una sociedad sin mercado produciría los bienes que los consumidores quieren.
Los mercados cumplen sus funciones porque los precios permiten tratar cosas no homogéneas en términos de una unidad común. Y como los consumidores transmiten sus preferencias a través de sus compras y de los efectos de estas sobre los precios, los empresarios pueden servirles mejor empleando los recursos en lo que prefieren los consumidores.
Pero si los precios han de cumplir su papel deben poder cambiar rápidamente ante las fluctuaciones de oferta y demanda. Sin precios no hay cálculo racional, y de ahí el caos económico planificado”.
( Sheldon Richman )
Humor : Del diccionario de Coll
Obredecer : Cumplir el obrero la voluntad del amo.
Obreja : Hembra del carnero que trabaja en un oficio.
Obscenario : Parte del teatro donde se disponen las decoraciones y se presenta la obra dramática que luego será prohibida por la censura por su escandaloso tema erótico.
Odalista : Esclava del harén, de agudo ingenio, que siempre conseguía ser la elegida por el sultán.
Odiotez : Odiar tontamente, sin fuste ni razón.
( Planeta, 1995 )
Obredecer : Cumplir el obrero la voluntad del amo.
Obreja : Hembra del carnero que trabaja en un oficio.
Obscenario : Parte del teatro donde se disponen las decoraciones y se presenta la obra dramática que luego será prohibida por la censura por su escandaloso tema erótico.
Odalista : Esclava del harén, de agudo ingenio, que siempre conseguía ser la elegida por el sultán.
Odiotez : Odiar tontamente, sin fuste ni razón.
( Planeta, 1995 )
July 27, 2007
Consecuencias morales del expansionismo estatal
( Artículo del autor, publicado recientemente en el diario La Prensa)
El Estado expansionista o social se contrapone al Estado limitado. Este último tiene definidos los asuntos de los que se ocupa. El resto queda a la libre iniciativa de los ciudadanos. El Estado social proclama, al menos en teoría, que su objetivo es lograr el bienestar integral de los ciudadanos. Como quiera que este bienestar no admite limitación, el Estado que pretende lograrlo tendrá cada vez más instituciones, más personal y más presupuesto. En efecto, ¿quién en su sano juicio se va a oponer a que se mejore el bienestar de la gente?
Aunque se discuten con alguna frecuencia las consecuencias económicas de este tipo de Estado, pienso que son más relevantes las consecuencias morales. A fin de cuentas, la economía es el resultado de nuestras acciones, que a su vez dependen de nuestros valores y de los incentivos que afectan nuestra actividad.
Comencemos por los ciudadanos en general. Hace ya unos 150 años Bastiat señaló que “el Estado es la gran ficción, mediante la cual todo el mundo pretende vivir a costa de todos los demás”. Y un mandatario europeo señaló que en el Estado social “todo el mundo termina con la mano metida en el bolsillo de otro”. En pocas palabras, El Estado social anima al ciudadano a reclamar más bien que a trabajar y esforzarse.
Los gobernantes suelen justificar el aumento del gasto público mediante el argumento de que es necesario para ayudar a los pobres. Este fue el argumento principal de la última “reforma” tributaria. Yo me pregunto qué porcentaje de los fondos adicionales obtenidos se ha dedicado a los pobres, aunque sospecho que es muy bajo. Y es que el Estado social fomenta la lucha de los grupos de presión por lograr una mayor parte del pastel del presupuesto público. Y como los más pobres ni están organizados ni tienen capacidad de presión, suelen contar poco o nada.
El Estado social tiende a ofrecer servicios dirigidos por una burocracia que establece todos los detalles y no deja ningún resquicio a la libertad del ciudadano. Esto se ve claramente, por ejemplo, en la educación, la atención médica y las pensiones. En estas últimas, el ciudadano no tiene el menor grado de libertad. No puede jubilarse antes, sea contribuyendo más o recibiendo una pensión menor. Si esta dentro del plan de cuentas individuales, no tiene derecho a decidir cómo quiere que se inviertan sus fondos. Lo mismo puede decirse, mutatis mutandis, respecto a la educación y a la atención médica.
Otro efecto importante del Estado social es que tiende a reducir la responsabilidad y la iniciativa del ciudadano. En efecto, si el Estado se ocupa de supervisar y vigilar todos los asuntos que inciden sobre la vida del ciudadano, este tenderá a descansar en el Estado. Pondré un solo ejemplo. Hace algunos años decidí dejar el condominio donde vivía y mudarme a una casa. Recorrí una buena cantidad de urbanizaciones. Lo que más me llamó la atención fue la gran cantidad de casas que, a mi parecer, estaban expuestas a demasiados riesgos, y que yo nunca compraría. La única explicación que encontré es que probablemente los compradores confiaban en que, como las casas contaban con los permisos e inspecciones oficiales, los riesgos estaban bajo control.
Si cambiamos de tema y nos referimos a los empleados públicos, podemos observar claras inequidades entre diferentes grupos, que se generan a partir de su capacidad de presionar y no de trabajar. Mientras que hay grupos que tienen aumentos saláriales automáticos, y que además reclaman periódicamente aumentos adicionales, otros pueden quedarse con el mismo salario durante cinco, diez o quince años. El mensaje, terriblemente destructor, es que no se logran mejores salarios a través del trabajo más productivo sino mediante la presión que no pocas veces roza el chantaje. Por cierto, cuando se dan esos aumentos, nunca se consulta a los dueños del dinero.
Finalmente, si observamos el impacto del Estado sobre los negocios, encontraremos más de lo mismo. El Estado crea ganadores y perdedores a través de una serie de mecanismos intervencionistas como subsidios, ayudas, aranceles, incentivos, exenciones fiscales, concesiones administrativas, requisitos de operaciones, y muchos otros. Y cuanto más pequeño sea el país, más notorio será el impacto. Basta que cambie cualquiera de las disposiciones vigentes para que cambie la rentabilidad de diferentes negocios, con lo que se distorsiona totalmente la asignación de recursos en la economía.
Todo lo anterior lleva inevitablemente a la aparición de una casta de “empresarios” que no prosperan sirviendo las necesidades de los consumidores sino a través de la asociación con el poder político.
Total, que el Estado contribuye generosamente a la erosión de varios de los valores morales necesarios para una sociedad sana. Lo curioso es que, cuando se hace evidente la falta de estos valores, muchos reclaman la intervención del Estado para rescatarlos.
( Artículo del autor, publicado recientemente en el diario La Prensa)
El Estado expansionista o social se contrapone al Estado limitado. Este último tiene definidos los asuntos de los que se ocupa. El resto queda a la libre iniciativa de los ciudadanos. El Estado social proclama, al menos en teoría, que su objetivo es lograr el bienestar integral de los ciudadanos. Como quiera que este bienestar no admite limitación, el Estado que pretende lograrlo tendrá cada vez más instituciones, más personal y más presupuesto. En efecto, ¿quién en su sano juicio se va a oponer a que se mejore el bienestar de la gente?
Aunque se discuten con alguna frecuencia las consecuencias económicas de este tipo de Estado, pienso que son más relevantes las consecuencias morales. A fin de cuentas, la economía es el resultado de nuestras acciones, que a su vez dependen de nuestros valores y de los incentivos que afectan nuestra actividad.
Comencemos por los ciudadanos en general. Hace ya unos 150 años Bastiat señaló que “el Estado es la gran ficción, mediante la cual todo el mundo pretende vivir a costa de todos los demás”. Y un mandatario europeo señaló que en el Estado social “todo el mundo termina con la mano metida en el bolsillo de otro”. En pocas palabras, El Estado social anima al ciudadano a reclamar más bien que a trabajar y esforzarse.
Los gobernantes suelen justificar el aumento del gasto público mediante el argumento de que es necesario para ayudar a los pobres. Este fue el argumento principal de la última “reforma” tributaria. Yo me pregunto qué porcentaje de los fondos adicionales obtenidos se ha dedicado a los pobres, aunque sospecho que es muy bajo. Y es que el Estado social fomenta la lucha de los grupos de presión por lograr una mayor parte del pastel del presupuesto público. Y como los más pobres ni están organizados ni tienen capacidad de presión, suelen contar poco o nada.
El Estado social tiende a ofrecer servicios dirigidos por una burocracia que establece todos los detalles y no deja ningún resquicio a la libertad del ciudadano. Esto se ve claramente, por ejemplo, en la educación, la atención médica y las pensiones. En estas últimas, el ciudadano no tiene el menor grado de libertad. No puede jubilarse antes, sea contribuyendo más o recibiendo una pensión menor. Si esta dentro del plan de cuentas individuales, no tiene derecho a decidir cómo quiere que se inviertan sus fondos. Lo mismo puede decirse, mutatis mutandis, respecto a la educación y a la atención médica.
Otro efecto importante del Estado social es que tiende a reducir la responsabilidad y la iniciativa del ciudadano. En efecto, si el Estado se ocupa de supervisar y vigilar todos los asuntos que inciden sobre la vida del ciudadano, este tenderá a descansar en el Estado. Pondré un solo ejemplo. Hace algunos años decidí dejar el condominio donde vivía y mudarme a una casa. Recorrí una buena cantidad de urbanizaciones. Lo que más me llamó la atención fue la gran cantidad de casas que, a mi parecer, estaban expuestas a demasiados riesgos, y que yo nunca compraría. La única explicación que encontré es que probablemente los compradores confiaban en que, como las casas contaban con los permisos e inspecciones oficiales, los riesgos estaban bajo control.
Si cambiamos de tema y nos referimos a los empleados públicos, podemos observar claras inequidades entre diferentes grupos, que se generan a partir de su capacidad de presionar y no de trabajar. Mientras que hay grupos que tienen aumentos saláriales automáticos, y que además reclaman periódicamente aumentos adicionales, otros pueden quedarse con el mismo salario durante cinco, diez o quince años. El mensaje, terriblemente destructor, es que no se logran mejores salarios a través del trabajo más productivo sino mediante la presión que no pocas veces roza el chantaje. Por cierto, cuando se dan esos aumentos, nunca se consulta a los dueños del dinero.
Finalmente, si observamos el impacto del Estado sobre los negocios, encontraremos más de lo mismo. El Estado crea ganadores y perdedores a través de una serie de mecanismos intervencionistas como subsidios, ayudas, aranceles, incentivos, exenciones fiscales, concesiones administrativas, requisitos de operaciones, y muchos otros. Y cuanto más pequeño sea el país, más notorio será el impacto. Basta que cambie cualquiera de las disposiciones vigentes para que cambie la rentabilidad de diferentes negocios, con lo que se distorsiona totalmente la asignación de recursos en la economía.
Todo lo anterior lleva inevitablemente a la aparición de una casta de “empresarios” que no prosperan sirviendo las necesidades de los consumidores sino a través de la asociación con el poder político.
Total, que el Estado contribuye generosamente a la erosión de varios de los valores morales necesarios para una sociedad sana. Lo curioso es que, cuando se hace evidente la falta de estos valores, muchos reclaman la intervención del Estado para rescatarlos.
July 26, 2007
Entrevista : Con John Berlau, autor de Eco-Freaks
Interesantísima entrevista por Jamie Glazov, de la que extracto algunos puntos que me parecen altamente relevantes:
· Escribí mi libro a raíz de Katrina. Al investigar, me impactó que a causa del movimiento ambientalista, Estados Unidos no ha construido las estructuras básicas de control de inundaciones y tiene varias décadas de retraso respecto a Europa.
· Denomino Eco-Freaks a dos tipos de personas. Uno es el de los líderes ambientalistas que ponen a los animales y plantas por delante de la gente. El otro es la mentalidad occidental sobre la naturaleza. En cierto modo, somos un país de Eco-Freaks. Mucha gente parte de la premisa de que la naturaleza es benigna y la intervención humana es mala. Sin embargo, la naturaleza ha producido durante millones de años inundaciones, enfermedades y otras formas de devastación. Pero ahora cada vez que hace lo que siempre ha hecho, lo atribuimos a alguna causa humana.
· Los efectos más devastadores derivados de políticas ambientalistas equivocadas han sido los de la prohibición del DDT. El administrador de la EPA, William Ruckelshaus, lo prohibió en 1972. Otros países lo imitaron y ahora hay severas restricciones sobre su uso en todo el mundo. Como resultado, mueren unos dos millones anuales por malaria en África.
· La enfermedad de Lyme se propaga por las garrapatas de los venados, El DDT es altamente efectivo. También el Dursban, prohibido en Estados Unidos pero todavía utilizado en Europa.
· Todas las mejoras planeadas para la protección contra inundaciones en New Orleans fueron atacadas en los tribunales por los grupos ambientalistas. En 1977 todos los grupos responsables habían acordado construir unas compuertas gigantes, similares a las que se usan en Holanda. El grupo local “Save Our Wetlands” se opuso porque las compuertas pondrían en peligro a algunas especies de peces. El juez Charles Schwartz falló a favor de los ambientalistas porque “la construcción de las compuertas perjudicaría irreparablemente a todas las personas del área”.
· Incluso los defensores del DDT excusan a Rachel Carson porque dicen que no sabía cuáles serían las consecuencias de su prohibición. Lo cierto es que Carson distorsionó los hechos que se conocían en su tiempo. Por ejemplo, dijo que el DDT se desarrolló como un gas venenoso, cuando lo cierto es que se desarrolló para proteger a los soldados norteamericanos contra el tifus y la malaria en la segunda guerra mundial.
· El eco-terrorismo es otra forma de terrorismo. Los grupos “Earth Liberation Front” y “Animal Liberation Front” son responsables de varios crímenes. Utilizaron una sustancia parecida al napalm para volar una estación de esquí en Colorado en 1998, destruyendo ocho edificios. Han destruido edificios de investigación de animales, laboratorios de biotecnología, una planta empacadora de carne y las oficinas de tres compañías madereras. Recientemente, tanto el ELF como ALF han justificado el asesinato para salvar animales y a la tierra.
· Indirectamente, el eco-terrorismo asesina a miles de personas. La gente con enfermedades como sida o cáncer depende de la investigación realizada en animales o con técnicas de biotecnología. El ecoterrorismo ha causado muchas demoras y ha hecho que muchos científicos desistan de seguir investigando.
Interesantísima entrevista por Jamie Glazov, de la que extracto algunos puntos que me parecen altamente relevantes:
· Escribí mi libro a raíz de Katrina. Al investigar, me impactó que a causa del movimiento ambientalista, Estados Unidos no ha construido las estructuras básicas de control de inundaciones y tiene varias décadas de retraso respecto a Europa.
· Denomino Eco-Freaks a dos tipos de personas. Uno es el de los líderes ambientalistas que ponen a los animales y plantas por delante de la gente. El otro es la mentalidad occidental sobre la naturaleza. En cierto modo, somos un país de Eco-Freaks. Mucha gente parte de la premisa de que la naturaleza es benigna y la intervención humana es mala. Sin embargo, la naturaleza ha producido durante millones de años inundaciones, enfermedades y otras formas de devastación. Pero ahora cada vez que hace lo que siempre ha hecho, lo atribuimos a alguna causa humana.
· Los efectos más devastadores derivados de políticas ambientalistas equivocadas han sido los de la prohibición del DDT. El administrador de la EPA, William Ruckelshaus, lo prohibió en 1972. Otros países lo imitaron y ahora hay severas restricciones sobre su uso en todo el mundo. Como resultado, mueren unos dos millones anuales por malaria en África.
· La enfermedad de Lyme se propaga por las garrapatas de los venados, El DDT es altamente efectivo. También el Dursban, prohibido en Estados Unidos pero todavía utilizado en Europa.
· Todas las mejoras planeadas para la protección contra inundaciones en New Orleans fueron atacadas en los tribunales por los grupos ambientalistas. En 1977 todos los grupos responsables habían acordado construir unas compuertas gigantes, similares a las que se usan en Holanda. El grupo local “Save Our Wetlands” se opuso porque las compuertas pondrían en peligro a algunas especies de peces. El juez Charles Schwartz falló a favor de los ambientalistas porque “la construcción de las compuertas perjudicaría irreparablemente a todas las personas del área”.
· Incluso los defensores del DDT excusan a Rachel Carson porque dicen que no sabía cuáles serían las consecuencias de su prohibición. Lo cierto es que Carson distorsionó los hechos que se conocían en su tiempo. Por ejemplo, dijo que el DDT se desarrolló como un gas venenoso, cuando lo cierto es que se desarrolló para proteger a los soldados norteamericanos contra el tifus y la malaria en la segunda guerra mundial.
· El eco-terrorismo es otra forma de terrorismo. Los grupos “Earth Liberation Front” y “Animal Liberation Front” son responsables de varios crímenes. Utilizaron una sustancia parecida al napalm para volar una estación de esquí en Colorado en 1998, destruyendo ocho edificios. Han destruido edificios de investigación de animales, laboratorios de biotecnología, una planta empacadora de carne y las oficinas de tres compañías madereras. Recientemente, tanto el ELF como ALF han justificado el asesinato para salvar animales y a la tierra.
· Indirectamente, el eco-terrorismo asesina a miles de personas. La gente con enfermedades como sida o cáncer depende de la investigación realizada en animales o con técnicas de biotecnología. El ecoterrorismo ha causado muchas demoras y ha hecho que muchos científicos desistan de seguir investigando.
July 25, 2007
Murray Rothbard : Concesión de privilegios monopolísticos
En vez de prohibir absolutamente un producto, el gobierno puede prohibirlo excepto para alguna(s) compañía o compañías. Así podemos hablar de concesiones monopólicas u oligopólicas. Es obvio que los posibles competidores se ven perjudicados y forzados a aceptar menores ganancias en actividades menos productivas. Los consumidores también son perjudicados porque no pueden comprar libremente a las compañías que desearían.
Las concesiones monopolísticas suelen presentarse en forma indirecta, como si fueran favorables para el “bienestar general”.
La teoría del precio de monopolio es enteramente aplicable a estas concesiones porque hay una distinción clara entre precio de libre mercado y precio de monopolio. El monopolista podrá obtener un precio de monopolio para su producto si su curva de demanda es inelástica, o suficientemente menos elástica, por encima del precio de libre mercado. En un mercado libre, la curva de demanda es elástica por encima del precio del libre mercado.
Cuando la curva de demanda es altamente elástica, el monopolista no podrá obtener ganancias monopolísticas de su concesión. Los consumidores y los competidores serán perjudicados, pero el monopolista no ganará, porque su precio y su ingreso no serán mayores que antes.
Por otro lado, si la curva de demanda es inelástica, entonces puede obtener un precio de monopolio para maximizar su ingreso. Su producción tiene que ser restringida para mantener alto el precio. Tanto la restricción de la producción como el alto precio perjudican a los consumidores.
No puede argumentarse que la restricción de la producción es voluntaria porque los consumidores tienen una curva de demanda inelástica. Los consumidores sólo son responsables de su demanda en un mercado libre.
La ganancia monopolística dura mientras dure el privilegio y las valuaciones de los consumidores se mantengan. Por supuesto, las ganancias monopolísticas tenderán a ser capitalizadas en el valor de los activos de la empresa, de modo que los dueños subsiguientes , que invierten en la empresa después de que fue concedido el privilegio monopolístico y después que se haya realizado la capitalización, tenderán a obtener solamente el retorno normal sobre su inversión.
Toda la discusión aplica al cuasimonopolista como al monopolista. El primero tiene algunos competidores pero el número está restringido por el gobierno. Cada uno de los cuasimonopolistas tendrá una curva de demanda diferente para su producto y será afectado en forma diferente por el privilegio. Los que tengan curvas inelásticas obtendrán ganancias monopólicas. Los que tengan curvas altamente elásticas no obtendrán ganancias especiales.
( Power & Market, Sheed Andrews and McMeel, 1977, Pag. 37-41 )
En vez de prohibir absolutamente un producto, el gobierno puede prohibirlo excepto para alguna(s) compañía o compañías. Así podemos hablar de concesiones monopólicas u oligopólicas. Es obvio que los posibles competidores se ven perjudicados y forzados a aceptar menores ganancias en actividades menos productivas. Los consumidores también son perjudicados porque no pueden comprar libremente a las compañías que desearían.
Las concesiones monopolísticas suelen presentarse en forma indirecta, como si fueran favorables para el “bienestar general”.
La teoría del precio de monopolio es enteramente aplicable a estas concesiones porque hay una distinción clara entre precio de libre mercado y precio de monopolio. El monopolista podrá obtener un precio de monopolio para su producto si su curva de demanda es inelástica, o suficientemente menos elástica, por encima del precio de libre mercado. En un mercado libre, la curva de demanda es elástica por encima del precio del libre mercado.
Cuando la curva de demanda es altamente elástica, el monopolista no podrá obtener ganancias monopolísticas de su concesión. Los consumidores y los competidores serán perjudicados, pero el monopolista no ganará, porque su precio y su ingreso no serán mayores que antes.
Por otro lado, si la curva de demanda es inelástica, entonces puede obtener un precio de monopolio para maximizar su ingreso. Su producción tiene que ser restringida para mantener alto el precio. Tanto la restricción de la producción como el alto precio perjudican a los consumidores.
No puede argumentarse que la restricción de la producción es voluntaria porque los consumidores tienen una curva de demanda inelástica. Los consumidores sólo son responsables de su demanda en un mercado libre.
La ganancia monopolística dura mientras dure el privilegio y las valuaciones de los consumidores se mantengan. Por supuesto, las ganancias monopolísticas tenderán a ser capitalizadas en el valor de los activos de la empresa, de modo que los dueños subsiguientes , que invierten en la empresa después de que fue concedido el privilegio monopolístico y después que se haya realizado la capitalización, tenderán a obtener solamente el retorno normal sobre su inversión.
Toda la discusión aplica al cuasimonopolista como al monopolista. El primero tiene algunos competidores pero el número está restringido por el gobierno. Cada uno de los cuasimonopolistas tendrá una curva de demanda diferente para su producto y será afectado en forma diferente por el privilegio. Los que tengan curvas inelásticas obtendrán ganancias monopólicas. Los que tengan curvas altamente elásticas no obtendrán ganancias especiales.
( Power & Market, Sheed Andrews and McMeel, 1977, Pag. 37-41 )
July 24, 2007
Notable : Derechos de propiedad para proteger los bosques
Encuentro en The Economist esta nota que confirma lo que poco a poco se va imponiendo : que los derechos de propiedad son esenciales para la conservación del ambiente.
La nota trata sobre un estudio de la cobertura de bosques en una región de Madagascar. Se establecieron dos posibles hipótesis sobre la causa de la pérdida de los bosques.
La primera: el crecimiento de la población es el problema. La segunda: la pérdida de bosques es un ejemplo de la tragedia de los comunes, la idea de que los recursos que no pertenecen a nadie en particular tienden a ser sobreexplotados, ya que su conservación no favorece el interés de ninguno de los usuarios individuales.
Para distinguir entre ambas hipótesis, un grupo de investigadores de Suecia y Madagascar decidieron comparar los cambios en la cobertura boscosa con la densidad local de población y los derechos de propiedad. Estudiaron la región de Androy mediante fotografías de satélite tomadas en 1984, 1993 y 2000. Diferentes partes de Androy mostraron diferentes patrones. El oeste, una pérdida continua. El norte un aumento continuo. El centro y el sur se mantuvieron estables.
Lo curioso es que el oeste, el área de mayor deforestación, tenía una baja densidad de población. Esto no significa necesariamente que la densidad de población sea irrelevante. Pero es claro que una alta densidad no perjudica necesariamente. El sur, el área más densamente poblada, logró mantener su cobertura boscosa.
La diferencia entre el oeste y el norte, ambas con poca densidad, era que en la primera no existían derechos de propiedad, ni formales, ni informales. En el norte los derechos estaban perfectamente definidos. Lo que demuestra una vez más que lo que es de todos no es de nadie.
Encuentro en The Economist esta nota que confirma lo que poco a poco se va imponiendo : que los derechos de propiedad son esenciales para la conservación del ambiente.
La nota trata sobre un estudio de la cobertura de bosques en una región de Madagascar. Se establecieron dos posibles hipótesis sobre la causa de la pérdida de los bosques.
La primera: el crecimiento de la población es el problema. La segunda: la pérdida de bosques es un ejemplo de la tragedia de los comunes, la idea de que los recursos que no pertenecen a nadie en particular tienden a ser sobreexplotados, ya que su conservación no favorece el interés de ninguno de los usuarios individuales.
Para distinguir entre ambas hipótesis, un grupo de investigadores de Suecia y Madagascar decidieron comparar los cambios en la cobertura boscosa con la densidad local de población y los derechos de propiedad. Estudiaron la región de Androy mediante fotografías de satélite tomadas en 1984, 1993 y 2000. Diferentes partes de Androy mostraron diferentes patrones. El oeste, una pérdida continua. El norte un aumento continuo. El centro y el sur se mantuvieron estables.
Lo curioso es que el oeste, el área de mayor deforestación, tenía una baja densidad de población. Esto no significa necesariamente que la densidad de población sea irrelevante. Pero es claro que una alta densidad no perjudica necesariamente. El sur, el área más densamente poblada, logró mantener su cobertura boscosa.
La diferencia entre el oeste y el norte, ambas con poca densidad, era que en la primera no existían derechos de propiedad, ni formales, ni informales. En el norte los derechos estaban perfectamente definidos. Lo que demuestra una vez más que lo que es de todos no es de nadie.
July 23, 2007
Notable : La idiotez de la “islamofobia”
Amir Taheri, que sabe de qué habla, trata el tema en un interesante artículo. Por supuesto, el europeo promedio o el norteamericano promedio tienen inoculada por sus “intelectuales” una dosis tan alta de sentimiento de culpa que jamás osarían decir algo parecido.
Algunos de los puntos que destaca Amir Taheri :
· Gordon Brown repite que los actos de terrorismo en Londres no tienen que ver nada con el Islam. Sin embargo, invita a los líderes islámicos a discutir cómo se pueden prevenir dichos actos. Si el Islam no tiene nada que ver, ¿por qué no invita a monjes budistas?
· Lo más que se puede obtener de los musulmanes moderados es un “sí, pero”. Está mal matar a gente inocente, pero hay que comprender las razones que llevan a los terroristas a matar.
· Un musulmán chiíta no puede construir una mezquita en El Cairo; un sunita no lo puede hacer en Teherán; ediciones del Corán impresas en Egipto o Arabia Saudita son confiscadas como contrabando en Irán; lo mismo hacen la mayoría de los países musulmanes con las ediciones impresas en Irán; los escritos de la mayoría de los escritores musulmanes están prohibidos en la mayoría de los países musulmanes.
· En Gran Bretaña se permite cualquier mezquita; ningún autor musulmán está prohibido; las sectas rivales no se masacran entre sí, como sucede en varios países musulmanes.
· Entonces,¿dónde está la islamofobia?
Por mí parte, sólo añadiré que es casi imposible que exista la islamofobia. Si una fobia es un miedo irracional, no entiendo cómo puede ser irracional temer a quienes profesan el Islam. Unos porque matan a los infieles. Otros porque están de acuerdo. Otros porque no se oponen. Y otros porque apoyan la extensión del Islam por todo el mundo, con lo que eso significa en cuanto a la pérdida de nuestras libertades.
No sólo no es irracional, sino que, con lo que hemos visto y sabemos, es totalmente racional.
Por cierto, ¿cuándo fue la última vez que usted leyó o escuchó la palabra “cristianofobia”?
Amir Taheri, que sabe de qué habla, trata el tema en un interesante artículo. Por supuesto, el europeo promedio o el norteamericano promedio tienen inoculada por sus “intelectuales” una dosis tan alta de sentimiento de culpa que jamás osarían decir algo parecido.
Algunos de los puntos que destaca Amir Taheri :
· Gordon Brown repite que los actos de terrorismo en Londres no tienen que ver nada con el Islam. Sin embargo, invita a los líderes islámicos a discutir cómo se pueden prevenir dichos actos. Si el Islam no tiene nada que ver, ¿por qué no invita a monjes budistas?
· Lo más que se puede obtener de los musulmanes moderados es un “sí, pero”. Está mal matar a gente inocente, pero hay que comprender las razones que llevan a los terroristas a matar.
· Un musulmán chiíta no puede construir una mezquita en El Cairo; un sunita no lo puede hacer en Teherán; ediciones del Corán impresas en Egipto o Arabia Saudita son confiscadas como contrabando en Irán; lo mismo hacen la mayoría de los países musulmanes con las ediciones impresas en Irán; los escritos de la mayoría de los escritores musulmanes están prohibidos en la mayoría de los países musulmanes.
· En Gran Bretaña se permite cualquier mezquita; ningún autor musulmán está prohibido; las sectas rivales no se masacran entre sí, como sucede en varios países musulmanes.
· Entonces,¿dónde está la islamofobia?
Por mí parte, sólo añadiré que es casi imposible que exista la islamofobia. Si una fobia es un miedo irracional, no entiendo cómo puede ser irracional temer a quienes profesan el Islam. Unos porque matan a los infieles. Otros porque están de acuerdo. Otros porque no se oponen. Y otros porque apoyan la extensión del Islam por todo el mundo, con lo que eso significa en cuanto a la pérdida de nuestras libertades.
No sólo no es irracional, sino que, con lo que hemos visto y sabemos, es totalmente racional.
Por cierto, ¿cuándo fue la última vez que usted leyó o escuchó la palabra “cristianofobia”?
July 22, 2007
Conversando con Isaiah Berlin : Akhmatova y Pasternak
· Comencé a trabajar en New York en 1941 como oficial británico de información, y luego pasé a la embajada británica en Washington como reportero sobre la opinión norteamericana. De Washington fui trasladado a Moscú en 1945. Llegué en septiembre y salí en enero de 1946.
· Me dijeron que no encontraría a nadie interesante, pero encontré varios escritores, especialmente Pasternak y Akhmatova, ambos poetas realmente geniales. Visitaba a Pasternak una vez por semana, una experiencia única y maravillosa. Con Akhmatova me reuní entonces sólo dos veces, pero fue una de las experiencias más memorables de mi vida. Algunos de los escritores en Rusia eran personas heroicas y moralmente impresionantes. Nadie que no haya vivido en la Rusia de Stalin puede imaginarse cómo eran las cosas.
· Mis visitas no fueron muy favorables para mis amigos. Akhmatova me dijo que Stalin estaba irritado porque yo la había visitado. Ella no había tratado con ningún extranjero desde 1917. Conocía muy poco del mundo exterior, y yo respondía sus preguntas al respecto. Durante los años de Stalin apenas pudo publicar algo. Ella es una gran poetisa y genial incluso como ser humano. Conocerla fue uno de los grandes privilegios y una de las más emocionantes experiencias de mi vida.
· El año 1945 fue muy bueno para mí, ya que después de Postdam nadie sabía muy bien quién era amigo o enemigo. Todo era un tanto confuso. Los intelectuales rusos vivían en una especie de falso paraíso, y podían reunirse con extranjeros en el otoño de 1945 con más facilidad que después de la muerte de Stalin. Para 1947-1948 ya se habían cerrado todas las puertas, pero en 1945 había mucho movimiento. Los últimos capítulos de Doctor Zhivago son una indicación del clima en que la gente vivió aquel año.
· Yo regresé en 1956 como huésped de dos embajadores que eran amigos míos. Pude ver a Pasternak porque era antes de Doctor Zhivago y el Premio Nóbel. El me dió la segunda copia mecanografiada de su libro. La primera ya estaba en manos del editor Feltrinelli en Italia. Yo les dí mi copia a las dos hermanas de Pasternak, que vivían en Oxford.
· Pasternak es un gran poeta. Hay poetas que son poetas cuando escriben poesía, y hay prosistas que son prosistas cuando escriben prosa. Pero hay poetas que escriben poesía tanto cuando escriben poesía como cuando escriben prosa. Pasternak pertenece a esta categoría. Su prosa siempre es una prosa poética. Es uno de los últimos grandes poetas rusos.
( Conversations with Isaiah Berlin, Charles Scribner’s Sons, Pag. 15-19 )
· Comencé a trabajar en New York en 1941 como oficial británico de información, y luego pasé a la embajada británica en Washington como reportero sobre la opinión norteamericana. De Washington fui trasladado a Moscú en 1945. Llegué en septiembre y salí en enero de 1946.
· Me dijeron que no encontraría a nadie interesante, pero encontré varios escritores, especialmente Pasternak y Akhmatova, ambos poetas realmente geniales. Visitaba a Pasternak una vez por semana, una experiencia única y maravillosa. Con Akhmatova me reuní entonces sólo dos veces, pero fue una de las experiencias más memorables de mi vida. Algunos de los escritores en Rusia eran personas heroicas y moralmente impresionantes. Nadie que no haya vivido en la Rusia de Stalin puede imaginarse cómo eran las cosas.
· Mis visitas no fueron muy favorables para mis amigos. Akhmatova me dijo que Stalin estaba irritado porque yo la había visitado. Ella no había tratado con ningún extranjero desde 1917. Conocía muy poco del mundo exterior, y yo respondía sus preguntas al respecto. Durante los años de Stalin apenas pudo publicar algo. Ella es una gran poetisa y genial incluso como ser humano. Conocerla fue uno de los grandes privilegios y una de las más emocionantes experiencias de mi vida.
· El año 1945 fue muy bueno para mí, ya que después de Postdam nadie sabía muy bien quién era amigo o enemigo. Todo era un tanto confuso. Los intelectuales rusos vivían en una especie de falso paraíso, y podían reunirse con extranjeros en el otoño de 1945 con más facilidad que después de la muerte de Stalin. Para 1947-1948 ya se habían cerrado todas las puertas, pero en 1945 había mucho movimiento. Los últimos capítulos de Doctor Zhivago son una indicación del clima en que la gente vivió aquel año.
· Yo regresé en 1956 como huésped de dos embajadores que eran amigos míos. Pude ver a Pasternak porque era antes de Doctor Zhivago y el Premio Nóbel. El me dió la segunda copia mecanografiada de su libro. La primera ya estaba en manos del editor Feltrinelli en Italia. Yo les dí mi copia a las dos hermanas de Pasternak, que vivían en Oxford.
· Pasternak es un gran poeta. Hay poetas que son poetas cuando escriben poesía, y hay prosistas que son prosistas cuando escriben prosa. Pero hay poetas que escriben poesía tanto cuando escriben poesía como cuando escriben prosa. Pasternak pertenece a esta categoría. Su prosa siempre es una prosa poética. Es uno de los últimos grandes poetas rusos.
( Conversations with Isaiah Berlin, Charles Scribner’s Sons, Pag. 15-19 )
July 21, 2007
Cita : El progreso humano
“Los modernos humanos emergieron hace unos 100,000 años. Durante los siguientes 99,800 años no pasó nada. Hubo guerras , intrigas políticas, la invención de la agricultura, pero sin mucho efecto sobre la calidad de vida de la gente.
Casi todo el mundo vivía con el equivalente actual de 400 a 600 dólares anuales, apenas por encima del nivel de subsistencia.
Hace unos 200 años, la gente comenzó a hacerse más y más rica. El ingreso per capita, al menos en Occidente, comenzó a crecer a la tasa nunca vista de casi 1% por año. Dos o tres décadas después comenzó a suceder lo mismo en otras partes del mundo.
En cuanto a la calidad de los bienes, mire un catálogo de aparatos electrónicos de 2001 y pregúntese si hay algo que desearía comprar. En cuanto a servicios como atención médica, ¿compraría usted la atención de hoy a los precios de hoy o la de 1970 a los precios de entonces?
La moraleja es que los aumentos en el ingreso subestiman enormemente las mejoras reales en nuestro nivel de vida. El estadounidense promedio puede que tenga un ingreso menor que los monarcas europeos de la Edad Media, pero sospecho que Enrique VIII hubiera dado la mitad de su reino por un sistema moderno de plomería, antibióticos para toda la vida o acceso a Internet”.
( Steve Landsburg )
“Los modernos humanos emergieron hace unos 100,000 años. Durante los siguientes 99,800 años no pasó nada. Hubo guerras , intrigas políticas, la invención de la agricultura, pero sin mucho efecto sobre la calidad de vida de la gente.
Casi todo el mundo vivía con el equivalente actual de 400 a 600 dólares anuales, apenas por encima del nivel de subsistencia.
Hace unos 200 años, la gente comenzó a hacerse más y más rica. El ingreso per capita, al menos en Occidente, comenzó a crecer a la tasa nunca vista de casi 1% por año. Dos o tres décadas después comenzó a suceder lo mismo en otras partes del mundo.
En cuanto a la calidad de los bienes, mire un catálogo de aparatos electrónicos de 2001 y pregúntese si hay algo que desearía comprar. En cuanto a servicios como atención médica, ¿compraría usted la atención de hoy a los precios de hoy o la de 1970 a los precios de entonces?
La moraleja es que los aumentos en el ingreso subestiman enormemente las mejoras reales en nuestro nivel de vida. El estadounidense promedio puede que tenga un ingreso menor que los monarcas europeos de la Edad Media, pero sospecho que Enrique VIII hubiera dado la mitad de su reino por un sistema moderno de plomería, antibióticos para toda la vida o acceso a Internet”.
( Steve Landsburg )
Humor : Censura / Carácter
1. No existen libros morales e inmorales; sólo bien o mal escritos. ( Oscar Wilde )
2. La censura, como la caridad, debe comenzar por casa. Pero, a diferencia de ella, debe quedarse allí. ( Clare Boothe Luce )
3. Toda persona tiene tres caracteres : el que muestra, el que tiene, y el que cree que tiene. ( Alphonse Karr )
4. Una persona nunca muestra tan claramente su carácter como cuando describe el de otro. ( Jean Paul Richter )
5. Cuando algunos moralistas ingleses escriben sobre la importancia de tener carácter, parece que tratan de la importancia de tener un carácter aburrido ( Gilbert K. Chesterton )
( Fuente: Peter’s Quotations)
1. No existen libros morales e inmorales; sólo bien o mal escritos. ( Oscar Wilde )
2. La censura, como la caridad, debe comenzar por casa. Pero, a diferencia de ella, debe quedarse allí. ( Clare Boothe Luce )
3. Toda persona tiene tres caracteres : el que muestra, el que tiene, y el que cree que tiene. ( Alphonse Karr )
4. Una persona nunca muestra tan claramente su carácter como cuando describe el de otro. ( Jean Paul Richter )
5. Cuando algunos moralistas ingleses escriben sobre la importancia de tener carácter, parece que tratan de la importancia de tener un carácter aburrido ( Gilbert K. Chesterton )
( Fuente: Peter’s Quotations)
July 20, 2007
Comentario : Sobre el TPC de Panamá con Estados Unidos
TPC significa Tratado de Promoción Comercial. Esta nomenclatura se está utilizando en vez de TLC, o Tratado de Libre Comercio. Sin duda, es más apropiada la denominación de TPC, porque los que se llamaban TLCs no eran en realidad Tratados de Libre Comercio. En el mejor de los casos se trata de comercio semi-libre o administrado.
A continuación algunas observaciones:
1. Hace unos días la Asamblea Nacional de Panamá aprobó el TPC con los Estados Unidos por una abrumadora mayoría : 58 a favor, 3 en contra y 1 abstención.
Curiosamente , un profesor de Sociología de la Universidad de Panamá ha declarado, casi como dogma de fe, que el TPC sólo beneficia a Estados Unidos. Como quiera que el TPC no ha sido votado todavía en la Cámara y el Senado, busqué cuáles fueron los resultados de la votación para el CAFTA. En el Senado fue 54-45 y en la Cámara 217-215. Si los tratados son favorables a Estados Unidos, ¿cómo se explican estas votaciones? ¿Será que los Representantes y Senadores no se han enterado todavía?
2. El profesor, como era de esperar, se refirió a los 19 billones que reciben en subsidios directos los agricultores de Estados Unidos. Debo indicar que a mí no me gustan los subsidios de ningún tipo y bajo ninguna circunstancia. El negocio que no puede prosperar por sí mismo, que desaparezca, y que los fondos se utilicen en mejores alternativas.
En cualquier caso, el profesor obvió un dato importantísimo. El 90% de los subsidios van a cinco productos: maíz, soya, algodón, arroz y trigo. Panamá sólo produce maíz y arroz, así que el impacto de los subsidios es relativamente limitado.
Tampoco dijo que hay un proyecto de ley bipartidista para eliminar los subsidios y reemplazarlos por un fondo de contingencia para casos de desastre.
3. El tercer punto que comentó el profesor es realmente absurdo. Según él, lo que busca Estados Unidos con los TPCs es reducir su enorme déficit comercial.
Para empezar, sólo el tratado con México le genera un déficit anual de más de 37 billones. Y aunque tuviera superávit con Centroamérica y Panamá, lo que es bastante dudoso, no le llegaría ni de lejos para compensar sus resultados con México. Incluso aunque tuviera superávit con México, eso apenas sería una gota en un océano.
No logro explicarme cómo un profesor universitario, que debe estar especializado en pensar y razonar, no es capaz de aportar ningún argumento que valga la pena.
TPC significa Tratado de Promoción Comercial. Esta nomenclatura se está utilizando en vez de TLC, o Tratado de Libre Comercio. Sin duda, es más apropiada la denominación de TPC, porque los que se llamaban TLCs no eran en realidad Tratados de Libre Comercio. En el mejor de los casos se trata de comercio semi-libre o administrado.
A continuación algunas observaciones:
1. Hace unos días la Asamblea Nacional de Panamá aprobó el TPC con los Estados Unidos por una abrumadora mayoría : 58 a favor, 3 en contra y 1 abstención.
Curiosamente , un profesor de Sociología de la Universidad de Panamá ha declarado, casi como dogma de fe, que el TPC sólo beneficia a Estados Unidos. Como quiera que el TPC no ha sido votado todavía en la Cámara y el Senado, busqué cuáles fueron los resultados de la votación para el CAFTA. En el Senado fue 54-45 y en la Cámara 217-215. Si los tratados son favorables a Estados Unidos, ¿cómo se explican estas votaciones? ¿Será que los Representantes y Senadores no se han enterado todavía?
2. El profesor, como era de esperar, se refirió a los 19 billones que reciben en subsidios directos los agricultores de Estados Unidos. Debo indicar que a mí no me gustan los subsidios de ningún tipo y bajo ninguna circunstancia. El negocio que no puede prosperar por sí mismo, que desaparezca, y que los fondos se utilicen en mejores alternativas.
En cualquier caso, el profesor obvió un dato importantísimo. El 90% de los subsidios van a cinco productos: maíz, soya, algodón, arroz y trigo. Panamá sólo produce maíz y arroz, así que el impacto de los subsidios es relativamente limitado.
Tampoco dijo que hay un proyecto de ley bipartidista para eliminar los subsidios y reemplazarlos por un fondo de contingencia para casos de desastre.
3. El tercer punto que comentó el profesor es realmente absurdo. Según él, lo que busca Estados Unidos con los TPCs es reducir su enorme déficit comercial.
Para empezar, sólo el tratado con México le genera un déficit anual de más de 37 billones. Y aunque tuviera superávit con Centroamérica y Panamá, lo que es bastante dudoso, no le llegaría ni de lejos para compensar sus resultados con México. Incluso aunque tuviera superávit con México, eso apenas sería una gota en un océano.
No logro explicarme cómo un profesor universitario, que debe estar especializado en pensar y razonar, no es capaz de aportar ningún argumento que valga la pena.
July 19, 2007
La derecha boba o por qué la izquierda manda, Por Alberto Mansueti (y 4)
# Un buen ejemplo: la Escuela de Manchester (que no era académica)
En 1846, los empresarios ingleses Cobden y Bright lograron la derogación de las Leyes de Granos con el apoyo de los rudos obreros de Manchester, a quienes hablaron en palabras sencillas. En 1848, el economista francés Frédéric Bastiat respondió al Manifiesto Comunista con el folleto “El Gobierno”, Manifiesto liberal en lenguaje franco y directo; e hizo campaña para la Asamblea Nacional, y fue electo diputado.
Los “tanques” siguen menos estos ejemplos que el consejo de Hayek, pensador profundo, agudo y brillante, que jamás atribuyó a los socialistas otra cosa que error intelectual, haciendo de ello punto de honor. Por eso, y aunque sabiamente escribió que “los liberales deben ser agitadores”, les disuadía de ingresar en la política y les alentaba a dedicarse de lleno a los estudios, a diferencia de su maestro Ludwig von Mises. En 1947 Hayek organizó la Sociedad Mont Pelerin para defender el liberalismo clásico, invitando solo a un grupo de profesores universitarios, casi todos de Economía.
A 60 años de aquella fecha, muchos “tanques” y sus generosos financistas parecen seguir en esa misma línea, en lugar de convocar a periodistas, publicistas, novelistas, folletistas, músicos, cineastas, teatreros y otros profesionales, técnicos y artistas capaces de hacer propaganda efectiva. Parecen seguir tomando en serio al socialismo por sus declaraciones, como sistema alternativo con entidad propia, y no un puro y nihilista “destruccionismo” como Mises le llamó. Les explican a las izquierdas que ese sistema no funciona, y que tiene tales y cuáles gravísimos defectos, fallas y taras. Lo cual es cierto, evidente y hasta obvio; pero a los izquierdistas les importa un bledo, porque viven muy bien así, y no quieren cambiar porque a ellos sí les funciona.
Para colmo, en institutos y fundaciones los liberales clásicos conviven con anarquistas volteados a la derecha -la última moda- enemigos de todo Gobierno, incluso limitado. Y con liberales “demócratas” como muchos de la IL (Internacional Liberal), inclinados a transar con formas blandas de socialismo; y con mercantilistas y Neo-liberales, proclives a cierta intervención estatal, favorable a sus intereses los unos, y supuestamente inteligente o eficaz los otros. Por eso no siempre son consistentes. Al estilo del hegeliano Fukuyama anuncian alborozados un vuelco global del mundo al libre mercado -y para ya mismo-, que no se ve. En sus Índices de libertad económica aparecen como libres los EEUU y otras naciones que ya no lo son, aunque es posible que sean menos estatistas que otras, en comparación estadística. Y cierta perspectiva filosófica -legado del liberalismo de la Ilustración- a veces utilitarista, o estrechamente empiricista y conductista, no les permite una más sólida vindicación moral del capitalismo, pese a los esfuerzos de los muchos seguidores de Ayn Rand en sus filas (y de los no muchos cristianos).
# El mejor ejemplo (el de 1776)
El ideario del Gobierno limitado tiene firme apoyo en la sana teoría económica, pero no es una ciencia sino una doctrina política. ¿Por qué entonces no explicarle a la gente sencilla de la calle y en su lenguaje que no hay capitalismo funcionando para ellos pero sí podríamos tenerlo y cómo? ¿Por qué no escribir panfletos populares, y una simple lista de vetos o prohibiciones al Gobierno al modo de la Independencia Americana de 1776, correlativos de otras tantas libertades enunciadas como derechos constitucionales? Eso es Rumbo Propio. Comenzamos por Estatutos autonómicos regionales, y luego una nueva Constitución para Venezuela.
En América del Norte los principios liberales clásicos fueron consagrados primero en constituciones y leyes fundamentales para cada una de las colonias, anteriores a los textos de 1776. Y como cristianos bíblicos -bautistas, presbiterianos, episcopales, etc.- los redactores de estos documentos liminares de EEUU no compartieron la cándida noción de una naturaleza humana toda bondad y sin pecado, típica de la Ilustración, y no casualmente cultivada por los despóticos monarcas europeos y sus ministros. Por eso no vieron en el absolutismo una desviación causada por errores filosóficos, teológicos, científicos o de pensamiento político-económico, sino un pecado de los gobernantes, aunque de hecho hubiese muchos errores de todo orden involucrados, como en todos los pecados, sea para ocultarlos, disfrazarlos o excusarlos.
Lo mismo vieron un par de siglos antes los sacerdotes católicos -dominicos primero y después jesuitas- de la Escolástica hispana, ilustres predecesores de la Escuela austriana y anteriores a los comerciantes calvinistas. Y lo escribieron. Pero en latín y para los eruditos; y por eso al capitalismo lo pusieron en práctica no los hispánicos o mediterráneos católicos sino los “herejes” protestantes, previa traducción a un lenguaje llano como hicieron con la Biblia, y no científico sino político: de barreras constitucionales al absolutismo. Aunque conscientes de que la Constitución de poco serviría sin una fuerte corriente de opinión favorable, encarnada en un partido, ambos combativos y dispuestos a hacerla valer.
# Rehabilitar moral, política y legalmente el capitalismo (¡Esa es la Salida!)
Los de RP describimos el capitalismo, y mostramos al público sus ventajas -y a los creyentes, sus bases bíblicas-; y sobre todo las vías políticas prácticas conducentes a obtenerlo felizmente sin esperar décadas, lo que no es imposible. Atacar intelectualmente al socialismo, mera negación del capitalismo, equivale a negar una negación, por eso no es un razonamiento muy efectivo. A menos que se destaque claro y de entrada que el socialismo no es tan solo una idea equivocada sino un fraude, una estafa a gran escala, sofisticada y peculiar: las víctimas pueden perder algo más que sus bienes. Y que sus objetivos declarados no son los verdaderos; y sus promotores, como los estafadores vulgares, deberían ser enjuiciados, tal como ahora los empresarios.
Vea Ud. la legislación de hoy, fase ya muy avanzada de la descalificación moral y consecuente desacreditación política y proscripción legal impuesta al capitalismo, a las ganancias y a la empresa privada. Vea todas esas leyes (especiales) de impuestos, laborales, pro-consumidor, anti-trust, de protección del medio ambiente, represión del “latifundio” o del contrabando, de radio y TV, bancos, “propiedad intelectual”, control cambiario, etc. Bajo sus inicuas normas, en Venezuela y muchos países cualquier contribuyente, empleador, comerciante, empresario, inversionista, agricultor, ganadero, radiodifusor, banquero, editor, importador, exportador, etc., puede ser acusado y procesado, condenado, multado, inhabilitado, confiscado y/o hecho preso como delincuente por alguna “conspiración contra el pueblo”. Entonces, ¿por qué no un comunista y por el mismo cargo, con todavía mayor razón?
No digo que los socialistas vayan todos presos, pero al menos, ¿por qué no pensar en que devuelvan a sus propietarios los bienes saqueados? Como Zaqueo el “publicano”, jefe de la recaudación fiscal en Jericó, según el Evangelio de Lucas, cap. 19. Por cierto, uno de los tantos pasajes bíblicos que la izquierda “cristiana” malinterpreta como favorables al socialismo -“Zaqueo, el rico que dio su dinero a los pobres”- cuando es lo contrario. Y por cierto, los “think-tanks” podrían poner más énfasis en rectificar las torcidas interpretaciones socialistas de los Evangelios. Es urgentísimo desde que el colapso del Muro de Berlín y de la URSS -mas no del socialismo comunista- arrastró en su caída al dúo Marx & Engels, y las izquierdas han reclutado nada menos que a un Jesús falsificado para fundar sus salvajadas. Y a un Islamismo manipulado.
A diferencia de la producción del CIM, la de los “tanques” circula poco y su influencia es marginal: la mayor parte en lenguaje cientificista -como un moderno latín- y sin traducciones al vernáculo, se queda en la Internet. Sin bajar a los programas políticos y a las Constituciones y leyes, ni a las enciclopedias y manuales, ni a los periódicos y medios que diaria y masivamente transmiten las noticias, películas, series, entretenimientos y anuncios comerciales. Ni a las homilías, a las novelas, o a las canciones. O a las comiquitas.
Conclusiones:
En Venezuela como en todo el mundo, la izquierda manda porque no hay derecha. Y donde la hay no hace la tarea, o no la hace bien, o no la hace completa.
Pero esto puede cambiar. Y si Ud. está de acuerdo con nosotros y quiere que todo esto cambie, y participar en ese cambio, puede comenzar por guardar copia de este artículo y difundirlo. Puede ser un principio. Escríbalo: a Chávez lo sacamos nosotros -los liberales autonomistas- o no sale. Pero necesitamos muchos apoyos, y donaciones. Seguramente la contribución de Ud. nos ayudará a Néstor Suárez, Hildemaro Ferrer y su tocayo Ángel Ferrer, Alexia Bracho, Gabriel Oroño y a todos los de Rumbo Propio a mantenernos fuera de la cárcel, y a seguir haciendo ese partido descontaminado y 100 % libre de socialismo y estatismo: el Partido Liberal Cristiano que tanto necesitamos en el Zulia, en Venezuela y en el mundo. Muchas gracias y que Dios le bendiga ricamente.
# Un buen ejemplo: la Escuela de Manchester (que no era académica)
En 1846, los empresarios ingleses Cobden y Bright lograron la derogación de las Leyes de Granos con el apoyo de los rudos obreros de Manchester, a quienes hablaron en palabras sencillas. En 1848, el economista francés Frédéric Bastiat respondió al Manifiesto Comunista con el folleto “El Gobierno”, Manifiesto liberal en lenguaje franco y directo; e hizo campaña para la Asamblea Nacional, y fue electo diputado.
Los “tanques” siguen menos estos ejemplos que el consejo de Hayek, pensador profundo, agudo y brillante, que jamás atribuyó a los socialistas otra cosa que error intelectual, haciendo de ello punto de honor. Por eso, y aunque sabiamente escribió que “los liberales deben ser agitadores”, les disuadía de ingresar en la política y les alentaba a dedicarse de lleno a los estudios, a diferencia de su maestro Ludwig von Mises. En 1947 Hayek organizó la Sociedad Mont Pelerin para defender el liberalismo clásico, invitando solo a un grupo de profesores universitarios, casi todos de Economía.
A 60 años de aquella fecha, muchos “tanques” y sus generosos financistas parecen seguir en esa misma línea, en lugar de convocar a periodistas, publicistas, novelistas, folletistas, músicos, cineastas, teatreros y otros profesionales, técnicos y artistas capaces de hacer propaganda efectiva. Parecen seguir tomando en serio al socialismo por sus declaraciones, como sistema alternativo con entidad propia, y no un puro y nihilista “destruccionismo” como Mises le llamó. Les explican a las izquierdas que ese sistema no funciona, y que tiene tales y cuáles gravísimos defectos, fallas y taras. Lo cual es cierto, evidente y hasta obvio; pero a los izquierdistas les importa un bledo, porque viven muy bien así, y no quieren cambiar porque a ellos sí les funciona.
Para colmo, en institutos y fundaciones los liberales clásicos conviven con anarquistas volteados a la derecha -la última moda- enemigos de todo Gobierno, incluso limitado. Y con liberales “demócratas” como muchos de la IL (Internacional Liberal), inclinados a transar con formas blandas de socialismo; y con mercantilistas y Neo-liberales, proclives a cierta intervención estatal, favorable a sus intereses los unos, y supuestamente inteligente o eficaz los otros. Por eso no siempre son consistentes. Al estilo del hegeliano Fukuyama anuncian alborozados un vuelco global del mundo al libre mercado -y para ya mismo-, que no se ve. En sus Índices de libertad económica aparecen como libres los EEUU y otras naciones que ya no lo son, aunque es posible que sean menos estatistas que otras, en comparación estadística. Y cierta perspectiva filosófica -legado del liberalismo de la Ilustración- a veces utilitarista, o estrechamente empiricista y conductista, no les permite una más sólida vindicación moral del capitalismo, pese a los esfuerzos de los muchos seguidores de Ayn Rand en sus filas (y de los no muchos cristianos).
# El mejor ejemplo (el de 1776)
El ideario del Gobierno limitado tiene firme apoyo en la sana teoría económica, pero no es una ciencia sino una doctrina política. ¿Por qué entonces no explicarle a la gente sencilla de la calle y en su lenguaje que no hay capitalismo funcionando para ellos pero sí podríamos tenerlo y cómo? ¿Por qué no escribir panfletos populares, y una simple lista de vetos o prohibiciones al Gobierno al modo de la Independencia Americana de 1776, correlativos de otras tantas libertades enunciadas como derechos constitucionales? Eso es Rumbo Propio. Comenzamos por Estatutos autonómicos regionales, y luego una nueva Constitución para Venezuela.
En América del Norte los principios liberales clásicos fueron consagrados primero en constituciones y leyes fundamentales para cada una de las colonias, anteriores a los textos de 1776. Y como cristianos bíblicos -bautistas, presbiterianos, episcopales, etc.- los redactores de estos documentos liminares de EEUU no compartieron la cándida noción de una naturaleza humana toda bondad y sin pecado, típica de la Ilustración, y no casualmente cultivada por los despóticos monarcas europeos y sus ministros. Por eso no vieron en el absolutismo una desviación causada por errores filosóficos, teológicos, científicos o de pensamiento político-económico, sino un pecado de los gobernantes, aunque de hecho hubiese muchos errores de todo orden involucrados, como en todos los pecados, sea para ocultarlos, disfrazarlos o excusarlos.
Lo mismo vieron un par de siglos antes los sacerdotes católicos -dominicos primero y después jesuitas- de la Escolástica hispana, ilustres predecesores de la Escuela austriana y anteriores a los comerciantes calvinistas. Y lo escribieron. Pero en latín y para los eruditos; y por eso al capitalismo lo pusieron en práctica no los hispánicos o mediterráneos católicos sino los “herejes” protestantes, previa traducción a un lenguaje llano como hicieron con la Biblia, y no científico sino político: de barreras constitucionales al absolutismo. Aunque conscientes de que la Constitución de poco serviría sin una fuerte corriente de opinión favorable, encarnada en un partido, ambos combativos y dispuestos a hacerla valer.
# Rehabilitar moral, política y legalmente el capitalismo (¡Esa es la Salida!)
Los de RP describimos el capitalismo, y mostramos al público sus ventajas -y a los creyentes, sus bases bíblicas-; y sobre todo las vías políticas prácticas conducentes a obtenerlo felizmente sin esperar décadas, lo que no es imposible. Atacar intelectualmente al socialismo, mera negación del capitalismo, equivale a negar una negación, por eso no es un razonamiento muy efectivo. A menos que se destaque claro y de entrada que el socialismo no es tan solo una idea equivocada sino un fraude, una estafa a gran escala, sofisticada y peculiar: las víctimas pueden perder algo más que sus bienes. Y que sus objetivos declarados no son los verdaderos; y sus promotores, como los estafadores vulgares, deberían ser enjuiciados, tal como ahora los empresarios.
Vea Ud. la legislación de hoy, fase ya muy avanzada de la descalificación moral y consecuente desacreditación política y proscripción legal impuesta al capitalismo, a las ganancias y a la empresa privada. Vea todas esas leyes (especiales) de impuestos, laborales, pro-consumidor, anti-trust, de protección del medio ambiente, represión del “latifundio” o del contrabando, de radio y TV, bancos, “propiedad intelectual”, control cambiario, etc. Bajo sus inicuas normas, en Venezuela y muchos países cualquier contribuyente, empleador, comerciante, empresario, inversionista, agricultor, ganadero, radiodifusor, banquero, editor, importador, exportador, etc., puede ser acusado y procesado, condenado, multado, inhabilitado, confiscado y/o hecho preso como delincuente por alguna “conspiración contra el pueblo”. Entonces, ¿por qué no un comunista y por el mismo cargo, con todavía mayor razón?
No digo que los socialistas vayan todos presos, pero al menos, ¿por qué no pensar en que devuelvan a sus propietarios los bienes saqueados? Como Zaqueo el “publicano”, jefe de la recaudación fiscal en Jericó, según el Evangelio de Lucas, cap. 19. Por cierto, uno de los tantos pasajes bíblicos que la izquierda “cristiana” malinterpreta como favorables al socialismo -“Zaqueo, el rico que dio su dinero a los pobres”- cuando es lo contrario. Y por cierto, los “think-tanks” podrían poner más énfasis en rectificar las torcidas interpretaciones socialistas de los Evangelios. Es urgentísimo desde que el colapso del Muro de Berlín y de la URSS -mas no del socialismo comunista- arrastró en su caída al dúo Marx & Engels, y las izquierdas han reclutado nada menos que a un Jesús falsificado para fundar sus salvajadas. Y a un Islamismo manipulado.
A diferencia de la producción del CIM, la de los “tanques” circula poco y su influencia es marginal: la mayor parte en lenguaje cientificista -como un moderno latín- y sin traducciones al vernáculo, se queda en la Internet. Sin bajar a los programas políticos y a las Constituciones y leyes, ni a las enciclopedias y manuales, ni a los periódicos y medios que diaria y masivamente transmiten las noticias, películas, series, entretenimientos y anuncios comerciales. Ni a las homilías, a las novelas, o a las canciones. O a las comiquitas.
Conclusiones:
En Venezuela como en todo el mundo, la izquierda manda porque no hay derecha. Y donde la hay no hace la tarea, o no la hace bien, o no la hace completa.
Pero esto puede cambiar. Y si Ud. está de acuerdo con nosotros y quiere que todo esto cambie, y participar en ese cambio, puede comenzar por guardar copia de este artículo y difundirlo. Puede ser un principio. Escríbalo: a Chávez lo sacamos nosotros -los liberales autonomistas- o no sale. Pero necesitamos muchos apoyos, y donaciones. Seguramente la contribución de Ud. nos ayudará a Néstor Suárez, Hildemaro Ferrer y su tocayo Ángel Ferrer, Alexia Bracho, Gabriel Oroño y a todos los de Rumbo Propio a mantenernos fuera de la cárcel, y a seguir haciendo ese partido descontaminado y 100 % libre de socialismo y estatismo: el Partido Liberal Cristiano que tanto necesitamos en el Zulia, en Venezuela y en el mundo. Muchas gracias y que Dios le bendiga ricamente.
July 18, 2007
La derecha boba o por qué la izquierda manda, Por Alberto Mansueti (3)
# En Venezuela no hay contención (y el dilema del parásito)
Contención pone en El Salvador el partido ARENA; y es la economía más dinámica de Centroamérica. Contención ponen en Chile los partidos UDI y RN, aún desde la oposición, en el Congreso, y el diario El Mercurio, y la central empresarial SOFOFA; y es la economía de mejor desempeño en Sudamérica. Algo menos la de Brasil, donde ponen contención los grupos económicos. Contención es incapaz de poner el PAN en México, y por eso la izquierda va a la presidencia, y probablemente antes del 2012, año pautado para la elección.
Sin contención no hay otro límite para la izquierda que su propia astucia, factor no siempre presente. Vea Ud.: la economía privada es vital porque crea riqueza. El socialismo en cambio la consume y destruye, por eso es mortal: un parásito. Como el enfermo no necesita parásito, la empresa privada no requiere socialismo, pero el parásito sí necesita organismo vivo. (Los asaltantes de bancos también necesitan de los bancos, no al revés.) Desde la oposición -en el parlamento y los medios- o desde el gobierno, las izquierdas obstaculizan los mercados, la libre competencia y las empresas. Así les impiden funcionar a plenitud, y rendir sus frutos abundantes para todos. Y pueden matarlos, pero no les conviene, pues viven de las confiscaciones: impuestos y multas, estatizaciones, inflación de papel moneda, aranceles, derechos y licencias, sobornos, etc. Enfrentan el dilema del parásito: 1) satanizan y difaman a los productores para deslegitimarles ante la opinión, y así quitarles impunemente un enorme botín; 2) pero si les matan ya no hay exacciones, y también mueren los socialistas. Por eso muchos empresarios mercantilistas se asocian a sus secuestradores, como en el síndrome de Estocolmo. Así es en Venezuela.
Chávez resuelve el dilema mezclando un verbo cada vez más radical, con acciones siempre algo menos radicales. El primero enardece e ilusiona a la base de sus fieles y le disculpa por los magros resultados. Y la mezcla con las segundas confunde a sus despistados enemigos, quienes le acusan de “dividir en dos” al pueblo con un “discurso ideológico y confrontacional”, ¡que es lo que le mantiene en pie! Le funciona porque los líderes opositores -políticos, empresariales, mediáticos, académicos, estudiantiles y religiosos- predican solo una hueca “reconciliación” sin contenido. Él puede seguir así por años y años, “profundizando” la revolución, o sea: ajustando más los torniquetes. Y como Castro en Cuba, ya viejo, cerradas del todo las compuertas de los mercados y muerta la economía privada, periódicamente abrirá resquicios en períodos de “tolerancia”, a fin de tener los socialistas unos restaurantitos abiertos. Eso sí: de 6 mesas nada más.
# Chávez no es como lo pintan sus detractores (es peor)
Le dicen ególatra patológico e ignorante, cabeza de un régimen ineficaz y corrupto, pagador con dinero del petróleo de los aplausos que recibe en Venezuela y el exterior, inventor de una ideología folclórica -mezcla de elementos incoherentes-, y reincidente violador de la Constitución de 1999 que él mismo impulsó y promulgó. ¿Es así?
Su megalomanía es notoria, sin duda, pero no es rasgo exclusivo suyo sino consustancial a todo jefe socialista. ¿Hay alguno que no lo tenga? La ineficiencia y la corrupción son también predecibles e inherentes al socialismo: ¿quién ha visto socialismo eficiente o incorrupto? Al dinero se lo quedan los intermediarios políticos. Al pueblo (aquí y en el exterior) solo le llegan unas monedas, las excusas, y más promesas. Pero le llega el infaltable adoctrinamiento ideológico de los “alfabetizadores” y “médicos” cubanos -o con probados métodos cubanos-, cuyo efecto se subestima pero es enorme en una opinión muy preacondicionada.
¿Y la ideología? Chávez no inventó el socialismo, cuyo ingrediente folclórico y campesino es típico desde las violentas revueltas contra la Revolución Industrial, las máquinas, las fábricas y las grandes ciudades modernas, hasta Mao-Tse-Tung. Antiimperialismo e indigenismo tampoco son inventos de Chávez; en nuestra América arraigan en la mentalidad anticapitalista del populismo rural y urbano desde la Revolución Mexicana (1911), la Reforma Universitaria de Córdoba (1918) y el APRA (1924), pasando por los Perones en Argentina y Velasco Alvarado en Perú, modelos de Chávez. Y lo “bolivariano” le sirve de taparrabo a la izquierda en Venezuela, pero así es en todas partes el socialismo: martiano en Cuba, sandinista en Nicaragua, cacerista en Perú y artiguista en Uruguay. (Además es cierto que Simón Bolívar heredó ideas estatistas de su maestro y mentor Simón Rodríguez, socialista declarado.) Ni siquiera es novedosa la conexión con el antisionismo (antijudaísmo) árabe, que data a lo menos de los ‘50, cuando Nasser, el partido Baath y la fundación de la OPEP (1960). Y respecto a la multicolor combinación de ecologismo antiglobalización, holismo panteísta, feminismo y agenda homosexualista, logofobia (odio a la razón) y exaltación de los sentimientos -con religión seudocristiana, islamista o neopagana-, es hoy común a las neo-izquierdas en todo el orbe, mezcla confusa si se quiere pero no tan incoherente si bien se mira, de la cual Chávez no es ignorante, pero al parecer sí la “disidencia”.
¿Y las violaciones a la Constitución? Su texto es muy ambiguo, pero a propósito. La normativa jurídica socialista es a menudo contradictoria (y antigramatical), para facilitar su interpretación en un sentido u otro según el caso, lo que dificulta concluir si hay o no violación. Así se escriben cláusulas retóricas por la propiedad privada -y el federalismo, la libre expresión, etc.- para adormecer a los incautos. Y a renglón seguido vienen todas las consabidas alusiones al “bien común”, la “justicia social”, el “interés estratégico” y otras por el estilo; y todas semánticamente fraudulentas, porque pueden ser y de hecho son interpretadas contra todas las anteriores, para dar más poder al Estado (central) mediante las leyes malas: contrarias a la economía privada, a la razón, a la justicia y a las libertades. Pero en Venezuela se vive el mito del país rico y las leyes buenas, y se desconoce al socialismo en carne y hueso, por eso se culpa a Chávez por las faltas propias de la especie. De este y otros errores de juicio se hace eco la prensa en el exterior, pronta a disculpar al socialismo atribuyendo sus defectos a quien lo encarna.
Chávez es un comunista tan coherente como puede serlo un comunista. Y hábil. Se hizo jefe continental de una izquierda neta que ya existía en el continente desde el Río Grande a la Patagonia, repotenciada tras la bancarrota del Neo-liberalismo de los ‘90. Heredó ese cetro de Fidel por propios “méritos”, tras largos años de conspiración incansable, unificando las facciones de la indisciplinada izquierda venezolana, y saltando con ella al poder. No es loco; es inteligente, astuto y enterado, y sobre todo cuenta con una oposición que no es ninguna de las tres cosas, como lo demostró en la increíble bufonada de abril de 2002, cuando un golpe de Estado abortado por sus mismos conductores le quitó del poder por 36 horas.
# La izquierda ha mudado muchas de sus formas (pero no el fondo)
En esta era de víctimas y culpables -la Era del Victimismo-, la izquierda descubre nuevos chivos expiatorios para todas las calamidades, tanto las imaginarias o inventadas como las reales, productos del estatismo. Entre las primeras se cuentan las hipotéticas catástrofes ecológicas, las “voraces” multinacionales, las tabacaleras, la globalización, la publicidad, el “consumismo”, el individualismo, el machismo, Colón y la colonización (española), los Testigos de Jehová o el cristianismo, la raza blanca -y su tecnología-; y hasta el viejo Aristóteles y el “pensamiento único” (¿cuál? ¿el socialista?) Pero también y como siempre la “explotación”, el imperialismo (de EEUU), y los medios “alienantes” y la educación, que supuestamente imparten valores individualistas. En este segundo grupo hay datos de la realidad, pero solo pueden ser aclarados desde el ángulo liberal clásico, no convencional; ¡y sus representantes no están en la palestra! Veamos solo algunos ejemplos.
¿Explotación? Es cierto que los salarios son muy bajos cuando hay monopolios, pero no es producto del capitalismo sino de su ausencia. ¿Imperialismo? Es cierto que los gobiernos de EEUU se creen el policía mundial para vigilar que el estatismo de los otros gobiernos sea el políticamente “correcto”: drogas, medioambiente, leyes laborales, aranceles, etc. ¡Y eso es imperialismo! Pero aunque nadie lo recuerde, imperialismo no es el colmo del capitalismo como creía Lenin, sino del estatismo como enseñaba Mises. Y los gobiernos de EEUU han sido y son cada vez más estatistas, y ya van muy alejados del modelo jeffersoniano de 1776. El instrumento principal de su imperialismo es el dólar, hijo de su Banco Central (estatista), el Fed. Y su imperialismo sirve al socialismo de pretexto, como a Castro le han servido las sanciones económicas (estatistas) para ayudarle a atornillarse en el poder; y si mañana las aplican con Chávez, le servirán igual. ¿Los medios de comunicación? Cierto que dicen muchas mentiras -sobre todo si gozan de monopolios- e innumerables tonterías; pero aunque nadie lo advierta públicamente, casi todas son a favor de la izquierda y el estatismo. E igual con la educación controlada por el Estado, que a diario transmite los valores equivocados: colectivistas. ¿De dónde salen tantos comunistas? De las aulas de Liceos y Universidades, estatales y “privadas”, pero todas regidas por el Estado en condiciones, Programas de Estudios, textos aprobados y bibliografía oficial.
Falta la derecha liberal que desenrede la madeja, ilumine los cambios y haga ver las distinciones que aclaren los equívocos. Y haga ver a los muchos millones de damnificados del socialismo conjugado con mercantilismo la causa real de sus sufrimientos, la cual hoy no ven, aunque a gritos demandan soluciones, y para ahora.
Por su lado, los Gobiernos socialistas ya controlan y deforman nuestra economía, y casi nuestras familias; así que ahora su objetivo es nuestra mente. La realidad no es como ellos dicen; ni puede ser como dicen pretender. Ahora van a “des-alienarnos”: a controlar nuestro cerebro, y a deformarlo, para que no pensemos conforme a la realidad sino al revés. A tal propósito ya no les sirve Lenin sino Gramsci -políticamente más “correcto”-, como bien lo entiende Chávez, tan subestimado por sus oponentes. Para colmo, y como si el chavismo fuera poco, ya han surgido los grupos más bolcheviques (Tupamaros, Carapaicas, Alexis Vive, etc.), que aprovechan en su beneficio la creciente miseria y los visibles atropellos, torpezas, despilfarros y malversaciones propios del socialismo. Fuertes en barrios populares y hasta en caseríos rurales, se preparan para actuar en su momento. Chávez ya usa las peleas entre facciones (normales en la izquierda) para acrecentar su poder personal mediante el arbitraje, y puede usar esta fuerza de choque para lo que quiera. También ocurre siempre: a la izquierda de cada socialista hay otro peor. Y a cada Lenin le sucede su Stalin.
A todo esto la derecha boba ha comprado el cuento del “fin de las ideologías”, con logofobia y relativismo “multicultural” y “posmoderno”, envueltos en la gaseosa verborrea de la “New Age”, sensiblera, azucarada, empegostosa y totalitaria. Y mucho neosocialismo: ambientalismo, feminismo, responsabilidad “social y ética” del empresario, la versión expandida y social-estatista de los derechos humanos, la exigencia de “iguales oportunidades” con cuotas fijas, la manía de las leyes por toneladas; y hasta el “socialismo de mercado”. Se cierra ella misma el camino porque se parece demasiado a la izquierda que dice enfrentar. Socialismo no se combate con socialismo. ¿Quién quiere copias, teniendo a mano el original? (¡Y qué original!!)
# La gran ofensiva doctrinal (el CIM)
En 1967, Fidel y el Che crearon en La Habana la OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad), una internacional guerrillera que en los ‘70 sembró a nuestros países de violencia en “focos” insurreccionales rurales y urbanos, con muchos muertos, heridos y otras pérdidas y desgracias, aunque sin el resultado esperado.
Ahora Venezuela encarga muchas compras militares; pero a la vez los Chávez (Hugo y su hermano Adán) crearon en Caracas el Centro Internacional Miranda (CIM), bien provista y eficaz red global de escritores, periodistas, profesores, cineastas, juglares y otros expertos propagandistas. Es la fuente de consignas y símbolos con letra y música -en CDs y otros medios e instrumentos- para el partido de Chávez, las radios, televisoras, revistas, libros, librerías y periódicos de izquierda; y la educación, los gremios, militares, cooperativas y Concejos Comunales, Embajadas, etc. Desde la cumbre de la activa pirámide se procesa, afina y difunde hacia abajo y hacia afuera el Socialismo del Siglo XXI, con contenidos ideológicos nacionales e importados de París, Madrid y New York; y de Teheran, Buenos Aires, México y por supuesto La Habana. Y también Moscú, como siempre. Aunque más que defender el socialismo, el CIM dispara sus nuevas baterías contra el capitalismo liberal, en términos de fuerte impacto y resonancia popular.
# Los “think-tanks” liberales (deberían revisarse, ¡urgente!)
Atacar las ideas contrarias antes que argumentar por las propias es lógico y natural en las izquierdas, ¡no en los defensores del capitalismo! Pero es lo que hacen muchos “tanques de pensamiento” liberales de EEUU y sus filiales locales. Su labor es imprescindible, pero se queda demasiado corta: no se parece al CIM en lo que debería. Poco hacen para imprimir y difundir literatura popular de divulgación masiva, o producir audiovisuales para el grueso de la población. O para reimprimir, reeditar, grabar o traducir a los clásicos liberales -que hoy no se hallan en librerías ni en bibliotecas- y distribuirlos para que lleguen a quienes les buscan, antes que se desanimen.
Algunos confinados dentro de los estrechos límites de la ciencia económica, y otros como si la izquierda de hoy fuera exactamente la de hace 50 o 100 años, sus miembros no siempre abordan los tópicos más candentes o desde los ángulos de mayor resonancia popular. A veces se hacen eco de conceptos a la moda, de dudosa filiación y contenido, como “gobernabilidad” (¿?). Y se expresan menos en un lenguaje corriente para gente corriente que en los abstrusos términos de las ciencias sociales. No es de suponer que así pretendan hacer de cada ciudadano de a pie un perito en Economía, Historia y Ciencias Políticas -aspiración sin sentido-; entonces debemos asumir que se dirigen a sus colegas de la Academia oficial (cuyo reconocimiento parecen procurar) y a los estatistas que gobiernan. ¡Que son de izquierda, o casi todos! Por eso no leen ni escuchan a estos liberales, que además viven encerrados en sus ghettos académicos -salvo sus viajes de un ghetto a otro, predicando al coro, como los esperantistas- en lugar de penetrar en la política y los parlamentos. O al menos intentarlo.
# En Venezuela no hay contención (y el dilema del parásito)
Contención pone en El Salvador el partido ARENA; y es la economía más dinámica de Centroamérica. Contención ponen en Chile los partidos UDI y RN, aún desde la oposición, en el Congreso, y el diario El Mercurio, y la central empresarial SOFOFA; y es la economía de mejor desempeño en Sudamérica. Algo menos la de Brasil, donde ponen contención los grupos económicos. Contención es incapaz de poner el PAN en México, y por eso la izquierda va a la presidencia, y probablemente antes del 2012, año pautado para la elección.
Sin contención no hay otro límite para la izquierda que su propia astucia, factor no siempre presente. Vea Ud.: la economía privada es vital porque crea riqueza. El socialismo en cambio la consume y destruye, por eso es mortal: un parásito. Como el enfermo no necesita parásito, la empresa privada no requiere socialismo, pero el parásito sí necesita organismo vivo. (Los asaltantes de bancos también necesitan de los bancos, no al revés.) Desde la oposición -en el parlamento y los medios- o desde el gobierno, las izquierdas obstaculizan los mercados, la libre competencia y las empresas. Así les impiden funcionar a plenitud, y rendir sus frutos abundantes para todos. Y pueden matarlos, pero no les conviene, pues viven de las confiscaciones: impuestos y multas, estatizaciones, inflación de papel moneda, aranceles, derechos y licencias, sobornos, etc. Enfrentan el dilema del parásito: 1) satanizan y difaman a los productores para deslegitimarles ante la opinión, y así quitarles impunemente un enorme botín; 2) pero si les matan ya no hay exacciones, y también mueren los socialistas. Por eso muchos empresarios mercantilistas se asocian a sus secuestradores, como en el síndrome de Estocolmo. Así es en Venezuela.
Chávez resuelve el dilema mezclando un verbo cada vez más radical, con acciones siempre algo menos radicales. El primero enardece e ilusiona a la base de sus fieles y le disculpa por los magros resultados. Y la mezcla con las segundas confunde a sus despistados enemigos, quienes le acusan de “dividir en dos” al pueblo con un “discurso ideológico y confrontacional”, ¡que es lo que le mantiene en pie! Le funciona porque los líderes opositores -políticos, empresariales, mediáticos, académicos, estudiantiles y religiosos- predican solo una hueca “reconciliación” sin contenido. Él puede seguir así por años y años, “profundizando” la revolución, o sea: ajustando más los torniquetes. Y como Castro en Cuba, ya viejo, cerradas del todo las compuertas de los mercados y muerta la economía privada, periódicamente abrirá resquicios en períodos de “tolerancia”, a fin de tener los socialistas unos restaurantitos abiertos. Eso sí: de 6 mesas nada más.
# Chávez no es como lo pintan sus detractores (es peor)
Le dicen ególatra patológico e ignorante, cabeza de un régimen ineficaz y corrupto, pagador con dinero del petróleo de los aplausos que recibe en Venezuela y el exterior, inventor de una ideología folclórica -mezcla de elementos incoherentes-, y reincidente violador de la Constitución de 1999 que él mismo impulsó y promulgó. ¿Es así?
Su megalomanía es notoria, sin duda, pero no es rasgo exclusivo suyo sino consustancial a todo jefe socialista. ¿Hay alguno que no lo tenga? La ineficiencia y la corrupción son también predecibles e inherentes al socialismo: ¿quién ha visto socialismo eficiente o incorrupto? Al dinero se lo quedan los intermediarios políticos. Al pueblo (aquí y en el exterior) solo le llegan unas monedas, las excusas, y más promesas. Pero le llega el infaltable adoctrinamiento ideológico de los “alfabetizadores” y “médicos” cubanos -o con probados métodos cubanos-, cuyo efecto se subestima pero es enorme en una opinión muy preacondicionada.
¿Y la ideología? Chávez no inventó el socialismo, cuyo ingrediente folclórico y campesino es típico desde las violentas revueltas contra la Revolución Industrial, las máquinas, las fábricas y las grandes ciudades modernas, hasta Mao-Tse-Tung. Antiimperialismo e indigenismo tampoco son inventos de Chávez; en nuestra América arraigan en la mentalidad anticapitalista del populismo rural y urbano desde la Revolución Mexicana (1911), la Reforma Universitaria de Córdoba (1918) y el APRA (1924), pasando por los Perones en Argentina y Velasco Alvarado en Perú, modelos de Chávez. Y lo “bolivariano” le sirve de taparrabo a la izquierda en Venezuela, pero así es en todas partes el socialismo: martiano en Cuba, sandinista en Nicaragua, cacerista en Perú y artiguista en Uruguay. (Además es cierto que Simón Bolívar heredó ideas estatistas de su maestro y mentor Simón Rodríguez, socialista declarado.) Ni siquiera es novedosa la conexión con el antisionismo (antijudaísmo) árabe, que data a lo menos de los ‘50, cuando Nasser, el partido Baath y la fundación de la OPEP (1960). Y respecto a la multicolor combinación de ecologismo antiglobalización, holismo panteísta, feminismo y agenda homosexualista, logofobia (odio a la razón) y exaltación de los sentimientos -con religión seudocristiana, islamista o neopagana-, es hoy común a las neo-izquierdas en todo el orbe, mezcla confusa si se quiere pero no tan incoherente si bien se mira, de la cual Chávez no es ignorante, pero al parecer sí la “disidencia”.
¿Y las violaciones a la Constitución? Su texto es muy ambiguo, pero a propósito. La normativa jurídica socialista es a menudo contradictoria (y antigramatical), para facilitar su interpretación en un sentido u otro según el caso, lo que dificulta concluir si hay o no violación. Así se escriben cláusulas retóricas por la propiedad privada -y el federalismo, la libre expresión, etc.- para adormecer a los incautos. Y a renglón seguido vienen todas las consabidas alusiones al “bien común”, la “justicia social”, el “interés estratégico” y otras por el estilo; y todas semánticamente fraudulentas, porque pueden ser y de hecho son interpretadas contra todas las anteriores, para dar más poder al Estado (central) mediante las leyes malas: contrarias a la economía privada, a la razón, a la justicia y a las libertades. Pero en Venezuela se vive el mito del país rico y las leyes buenas, y se desconoce al socialismo en carne y hueso, por eso se culpa a Chávez por las faltas propias de la especie. De este y otros errores de juicio se hace eco la prensa en el exterior, pronta a disculpar al socialismo atribuyendo sus defectos a quien lo encarna.
Chávez es un comunista tan coherente como puede serlo un comunista. Y hábil. Se hizo jefe continental de una izquierda neta que ya existía en el continente desde el Río Grande a la Patagonia, repotenciada tras la bancarrota del Neo-liberalismo de los ‘90. Heredó ese cetro de Fidel por propios “méritos”, tras largos años de conspiración incansable, unificando las facciones de la indisciplinada izquierda venezolana, y saltando con ella al poder. No es loco; es inteligente, astuto y enterado, y sobre todo cuenta con una oposición que no es ninguna de las tres cosas, como lo demostró en la increíble bufonada de abril de 2002, cuando un golpe de Estado abortado por sus mismos conductores le quitó del poder por 36 horas.
# La izquierda ha mudado muchas de sus formas (pero no el fondo)
En esta era de víctimas y culpables -la Era del Victimismo-, la izquierda descubre nuevos chivos expiatorios para todas las calamidades, tanto las imaginarias o inventadas como las reales, productos del estatismo. Entre las primeras se cuentan las hipotéticas catástrofes ecológicas, las “voraces” multinacionales, las tabacaleras, la globalización, la publicidad, el “consumismo”, el individualismo, el machismo, Colón y la colonización (española), los Testigos de Jehová o el cristianismo, la raza blanca -y su tecnología-; y hasta el viejo Aristóteles y el “pensamiento único” (¿cuál? ¿el socialista?) Pero también y como siempre la “explotación”, el imperialismo (de EEUU), y los medios “alienantes” y la educación, que supuestamente imparten valores individualistas. En este segundo grupo hay datos de la realidad, pero solo pueden ser aclarados desde el ángulo liberal clásico, no convencional; ¡y sus representantes no están en la palestra! Veamos solo algunos ejemplos.
¿Explotación? Es cierto que los salarios son muy bajos cuando hay monopolios, pero no es producto del capitalismo sino de su ausencia. ¿Imperialismo? Es cierto que los gobiernos de EEUU se creen el policía mundial para vigilar que el estatismo de los otros gobiernos sea el políticamente “correcto”: drogas, medioambiente, leyes laborales, aranceles, etc. ¡Y eso es imperialismo! Pero aunque nadie lo recuerde, imperialismo no es el colmo del capitalismo como creía Lenin, sino del estatismo como enseñaba Mises. Y los gobiernos de EEUU han sido y son cada vez más estatistas, y ya van muy alejados del modelo jeffersoniano de 1776. El instrumento principal de su imperialismo es el dólar, hijo de su Banco Central (estatista), el Fed. Y su imperialismo sirve al socialismo de pretexto, como a Castro le han servido las sanciones económicas (estatistas) para ayudarle a atornillarse en el poder; y si mañana las aplican con Chávez, le servirán igual. ¿Los medios de comunicación? Cierto que dicen muchas mentiras -sobre todo si gozan de monopolios- e innumerables tonterías; pero aunque nadie lo advierta públicamente, casi todas son a favor de la izquierda y el estatismo. E igual con la educación controlada por el Estado, que a diario transmite los valores equivocados: colectivistas. ¿De dónde salen tantos comunistas? De las aulas de Liceos y Universidades, estatales y “privadas”, pero todas regidas por el Estado en condiciones, Programas de Estudios, textos aprobados y bibliografía oficial.
Falta la derecha liberal que desenrede la madeja, ilumine los cambios y haga ver las distinciones que aclaren los equívocos. Y haga ver a los muchos millones de damnificados del socialismo conjugado con mercantilismo la causa real de sus sufrimientos, la cual hoy no ven, aunque a gritos demandan soluciones, y para ahora.
Por su lado, los Gobiernos socialistas ya controlan y deforman nuestra economía, y casi nuestras familias; así que ahora su objetivo es nuestra mente. La realidad no es como ellos dicen; ni puede ser como dicen pretender. Ahora van a “des-alienarnos”: a controlar nuestro cerebro, y a deformarlo, para que no pensemos conforme a la realidad sino al revés. A tal propósito ya no les sirve Lenin sino Gramsci -políticamente más “correcto”-, como bien lo entiende Chávez, tan subestimado por sus oponentes. Para colmo, y como si el chavismo fuera poco, ya han surgido los grupos más bolcheviques (Tupamaros, Carapaicas, Alexis Vive, etc.), que aprovechan en su beneficio la creciente miseria y los visibles atropellos, torpezas, despilfarros y malversaciones propios del socialismo. Fuertes en barrios populares y hasta en caseríos rurales, se preparan para actuar en su momento. Chávez ya usa las peleas entre facciones (normales en la izquierda) para acrecentar su poder personal mediante el arbitraje, y puede usar esta fuerza de choque para lo que quiera. También ocurre siempre: a la izquierda de cada socialista hay otro peor. Y a cada Lenin le sucede su Stalin.
A todo esto la derecha boba ha comprado el cuento del “fin de las ideologías”, con logofobia y relativismo “multicultural” y “posmoderno”, envueltos en la gaseosa verborrea de la “New Age”, sensiblera, azucarada, empegostosa y totalitaria. Y mucho neosocialismo: ambientalismo, feminismo, responsabilidad “social y ética” del empresario, la versión expandida y social-estatista de los derechos humanos, la exigencia de “iguales oportunidades” con cuotas fijas, la manía de las leyes por toneladas; y hasta el “socialismo de mercado”. Se cierra ella misma el camino porque se parece demasiado a la izquierda que dice enfrentar. Socialismo no se combate con socialismo. ¿Quién quiere copias, teniendo a mano el original? (¡Y qué original!!)
# La gran ofensiva doctrinal (el CIM)
En 1967, Fidel y el Che crearon en La Habana la OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad), una internacional guerrillera que en los ‘70 sembró a nuestros países de violencia en “focos” insurreccionales rurales y urbanos, con muchos muertos, heridos y otras pérdidas y desgracias, aunque sin el resultado esperado.
Ahora Venezuela encarga muchas compras militares; pero a la vez los Chávez (Hugo y su hermano Adán) crearon en Caracas el Centro Internacional Miranda (CIM), bien provista y eficaz red global de escritores, periodistas, profesores, cineastas, juglares y otros expertos propagandistas. Es la fuente de consignas y símbolos con letra y música -en CDs y otros medios e instrumentos- para el partido de Chávez, las radios, televisoras, revistas, libros, librerías y periódicos de izquierda; y la educación, los gremios, militares, cooperativas y Concejos Comunales, Embajadas, etc. Desde la cumbre de la activa pirámide se procesa, afina y difunde hacia abajo y hacia afuera el Socialismo del Siglo XXI, con contenidos ideológicos nacionales e importados de París, Madrid y New York; y de Teheran, Buenos Aires, México y por supuesto La Habana. Y también Moscú, como siempre. Aunque más que defender el socialismo, el CIM dispara sus nuevas baterías contra el capitalismo liberal, en términos de fuerte impacto y resonancia popular.
# Los “think-tanks” liberales (deberían revisarse, ¡urgente!)
Atacar las ideas contrarias antes que argumentar por las propias es lógico y natural en las izquierdas, ¡no en los defensores del capitalismo! Pero es lo que hacen muchos “tanques de pensamiento” liberales de EEUU y sus filiales locales. Su labor es imprescindible, pero se queda demasiado corta: no se parece al CIM en lo que debería. Poco hacen para imprimir y difundir literatura popular de divulgación masiva, o producir audiovisuales para el grueso de la población. O para reimprimir, reeditar, grabar o traducir a los clásicos liberales -que hoy no se hallan en librerías ni en bibliotecas- y distribuirlos para que lleguen a quienes les buscan, antes que se desanimen.
Algunos confinados dentro de los estrechos límites de la ciencia económica, y otros como si la izquierda de hoy fuera exactamente la de hace 50 o 100 años, sus miembros no siempre abordan los tópicos más candentes o desde los ángulos de mayor resonancia popular. A veces se hacen eco de conceptos a la moda, de dudosa filiación y contenido, como “gobernabilidad” (¿?). Y se expresan menos en un lenguaje corriente para gente corriente que en los abstrusos términos de las ciencias sociales. No es de suponer que así pretendan hacer de cada ciudadano de a pie un perito en Economía, Historia y Ciencias Políticas -aspiración sin sentido-; entonces debemos asumir que se dirigen a sus colegas de la Academia oficial (cuyo reconocimiento parecen procurar) y a los estatistas que gobiernan. ¡Que son de izquierda, o casi todos! Por eso no leen ni escuchan a estos liberales, que además viven encerrados en sus ghettos académicos -salvo sus viajes de un ghetto a otro, predicando al coro, como los esperantistas- en lugar de penetrar en la política y los parlamentos. O al menos intentarlo.
July 17, 2007
La derecha boba o por qué la izquierda manda, Por Alberto Mansueti (2)
# Liberalismo Clásico invisible (reducido y silenciado)
Los venezolanos ni hemos oído hablar de las soluciones capitalistas. Por ejemplo: reducir la pobreza creando riqueza con los mercados abiertos, sin los privilegios de las leyes especiales, que son los verdaderos monopolios, sean grandes o pequeñas las empresas beneficiadas. Sin impuestos excesivos que impiden ahorrar, ni deuda pública agobiante; y con el Estado en su lugar. Con real integración entre países, mediante intercambios sin aranceles, cuotas o trabas; y no por convenios y entes político-burocráticos (CAN, Mercosur, ALCA o ALBA). Sin inflación, mediante libre competencia de monedas -nada de “curso legal”-, y con banca y bolsa compitiendo para captar los ahorros y destinarles a las inversiones que incrementan los empleos y la productividad del trabajo, y por ende los salarios y el bienestar. Con buena educación, excelente atención médica y previsión privadas para todos, y cupones estatales para los de menos recursos. Compañías privadas en transportes y otros servicios públicos con tarifas realistas e inversiones continuadas. Con sensatez para las drogas; y leyes comunes, policía limpia y firme, y una justicia accesible y expedita aunque más resarcitoria y compensatoria que punitiva, todos remedios efectivos para la criminalidad desbordada -hoy con formas y proporciones horrorosas-, los tribunales inservibles, y las cárceles atestadas. El “Estado-gendarme”. Sí; ¿y qué?
En la discusión pública faltaron los puntos de vista liberales -siempre novedosos por desconocidos- sobre sindicatos, iglesias, clubes y otras instituciones voluntarias y por naturaleza privadas (partidos políticos) que como las empresas deben competir sin prebendas, ayudas o imposiciones del Estado, y con gestión y financiamiento por cuenta de los interesados. Ni sobre democracia liberal, que no es ilimitada, sino con los derechos a la vida, a la propiedad y a las libertades individuales constitucionalmente garantizados, límites que ninguna mayoría debe desconocer; cosa muy diferente a la demo-tiranía mayoritaria. Y mucho menos sobre cómo remover las barreras y obstáculos para llegar a corto plazo y sin traumas a este sistema, descalificado como “salvaje” y extremo, pero que sería incomparablemente mejor para todos.
Muy contados portavoces del liberalismo clásico hubo aquí, marginados de las posiciones relevantes, y hasta de las cátedras y púlpitos, y silenciados por los medios, con pocas excepciones. Por eso no tuvieron descendencia intelectual ni política. Y por eso hay siempre el mismo aburrido e intrascendente “debate” personalista entre izquierdas sobre si Fulano o Mengano representa o no “los intereses del pueblo”, asumiendo unánimes que lo mejor para esos intereses son los Gobiernos ilimitados, los mercados maniatados, y las instituciones dependientes del Estado. Pues a ese extremo llegamos, tras nuestro “camino a la servidumbre”, título del libro de 1942 donde Friedrich Hayek describe la ruta del socialismo.
# Trágicas confusiones (aserrín no es pan rallado)
La derecha boba se apoya en la clase media, impulsada por muchos grupos de aquello que los medios entienden por “sociedad civil”. Se empeña en buscar como mal menor un socialismo “bueno”, tipo el “nuevo” presidente Alan García en el Perú. Pero no hay socialismo bueno: el Estado “de Bienestar” escandinavo ha sido quebrado varias veces por los socialdemócratas; y cada tanto es recapitalizado con más impuestos por los “centristas”, para volver a quebrar al poco tiempo. Igual es en Costa Rica y Uruguay. Esta derecha también idealiza a los socialistas supuestamente “reconvertidos”, pero para reconvertirse hay que leer bastante a Mises, Hayek, Popper, Friedman, Revel y otros autores, que los socialistas conocen si acaso de nombre.
Lo que sí hay son socialistas “contenidos”, por la derecha, donde no es boba. Son socialistas no practicantes, como en Chile: no hostilizan ni agreden al empresario ni le dan su tiro de gracia a la economía, como sí hizo en los ’80 el propio García, por entonces practicante. Pero los no practicantes tampoco hacen, ni antes ni ahora, las reformas liberales de verdad, y así -por omisión- dan paso a los socialistas “malos” otra vez. El caso del presidente García es análogo al de sus colegas Pérez y Caldera en Venezuela, y a muchos otros. Disfrazado de democracia social (o socialcristiana), el socialismo democrático es solo la antesala del otro. A cada Kerenski le sucede su Lenin.
No todas las derechas promueven el capitalismo liberal, y menos su cultura de democracia limitada, competencia abierta y pensamiento racional. Los empresarios incompetentes y políticos asociados defienden el mercantilismo, una forma de estatismo “nacionalista”, anterior al socialismo, que en Latinoamérica se practica desde siempre en el sector formal de la economía. Y que hacen pasar por libre mercado, vigente en el informal, y a medias: sin Gobierno limitado.
El mercantilismo pretexta servir al país, y sirve exclusivamente a sus promotores: las empresas tras los selectivos favores y “protecciones” del Estado. Esta derecha “viva” (sinvergüenza) es el tercero de nuestros grandes males políticos, tras la derecha boba y las izquierdas (todas). Desde los tiempos del Adam Smith -y de los liberales activistas como Jefferson y el venezolano Roscio, Cobden y Bright, Bastiat, etc.- el adversario histórico y principal del liberalismo fue el mercantilismo. El socialismo fue un intruso posterior, que tildó al libre mercado de “capitalismo” -otro término incriminante y descalificador- y colgó el sambenito de “derecha” por igual a mercantilistas y liberales.
Otras derechas defienden inútilmente el Neo-liberalismo de los ’90, continuación del estatismo por otros medios (más actualizados), que de liberal no tiene nada. Cotejada con estas derechas sostenedoras de un status quo insostenible, la izquierda puede lucir siempre como esperanza, y alternativa de cambio. Lo es, de un cambio para peor.
# Nunca hubo derecha liberal (evocación de oportunidades perdidas)
En 1960 las garantías económicas fueron suspendidas sin término en Venezuela. De no haber sido así, ¿se da cuenta Ud. cómo sería hoy nuestro país? Pero casi nadie protestó, ni después, y siguieron en suspenso ya bajo la Constitución de 1961. Así desde esa época, y con beneplácito y complicidad de los empresarios mercantilistas, se dictó una legislación cada vez más dirigista y estatista, sin que fuera posible interponer los debidos recursos constitucionales; y en los ‘70 fueron estatizados el hierro, el petróleo y el gas. La compañía telefónica ya era estatal desde 1953, cuando por decisión del Presidente militar de entonces, Gral. Marcos Pérez Jiménez, pasó a ser un monopolio del Estado; pero antes era un monopolio privado. En los ’70 y ’80, el Estado rico promulgó leyes de “ingeniería social” cada vez más intervencionista, y casi nadie se opuso. Y en los últimos 25 años se dejaron pasar todas las oportunidades de fundar un partido para contener a las izquierdas y al avance arrollador del Estado, y al crecimiento del gasto estatal, los impuestos, las regulaciones y la inflación.
El 18 de febrero de 1983 (Viernes negro), el presidente Luis Herrera (Copei) ya no pudo mantener el dólar a 4.30, vigente por más de dos décadas. Aprovechando la discusión sobre el devaluado bolívar -y el rumbo de la democracia- pudimos los venezolanos haber creado ese partido en defensa del interés público y la inmensa mayoría, de signo y contenido liberal en lo económico, conservador en lo político, y cristiano en sus principios. El tema se trató en el Grupo Santa Lucía -una reunión de empresarios, académicos y políticos- ante quienes podían impulsarlo. Pero solo hablaron. Y en el quinquenio 1984-88, bajo el presidente Jaime Lusinchi (AD), la izquierda neta dio comienzo a su orquestada y feroz campaña de descrédito contra “la derecha”. Profesores y políticos demagogos (casi todos), sindicalistas, artistas, comentaristas y clérigos atacaron al pensador liberal Carlos Rangel, a los grupos económicos, a los bancos (privados) y a los “latifundistas” (excepto al Estado). Y en particular a los “cogollos” (cúpulas) de los partidos; aunque no a los de la izquierda neta. Y a los altos mandos de las Fuerzas Armadas, la Iglesia católica y el empresariado; aunque no a los de la prensa y los medios, que se prestaron a la campaña alquilando a cuanto marxista aceptara la paga: todos. El partido liberal debió surgir para responder al desafío, aclarando pedagógicamente los conceptos, las ideas y el vocabulario político. Pero pasaron esos 5 años y no surgió: los “reaccionarios” no reaccionaron.
Para las elecciones de 1988 reapareció el tema del partido nuevo en ideas; pero los candidatos compitieron en populismo, como siempre. No pasó nada. Y el 27 de febrero de 1989 la izquierda neta motorizó una violenta poblada en la capital: el “caracazo”. Su objetivo fue incapacitar al nuevo gobierno del presidente Pérez (AD), e impedir así las reformas pendientes. Una fuerza política debió nacer entonces, aprovechando la quiebra de la URSS, para indicar cuáles son las reformas liberales de verdad -no las del Consenso de Washington-, señalar el derrotero, explicarlo al pueblo, y exigir al gobierno seguirlo con firmeza. Pero ese alumbramiento no ocurrió.
En 1992 la izquierda militar capitaneada por Hugo Chávez le dio a Pérez dos golpes de Estado aunque frustrados en un lapso de meses (como 40 años antes a Betancourt, en 1962: el “carupanazo” y el “porteñazo”) ... y nada. En mayo de 1993 el presidente fue destituido, primera vez en la historia democrática. Y la izquierda neta fue tras el poder con la coalición “el Chiripero”, y su candidato: el sempiterno Dr. Caldera (ex Copei). En enero de 1994, a días de juramentado Caldera para su segundo período, estalló la peor crisis bancaria de nuestro siglo XX, momento otra vez propicio para un partido que dijese a la gente la verdad; no lo que quiere escuchar sino lo que debe saber: que con moneda enferma no hay banca sana. Nada tampoco. Y en noviembre de 1995 el bolívar fue devaluado a 290 por dólar, y de allí siguió cuesta abajo. En 1996 Caldera intentó corregir el rumbo con su Agenda Venezuela. Pero la derecha liberal no estuvo. Tampoco en las dramáticas elecciones de 1998, que ganó Chávez. O en la tumultuaria agitación que llevó a la Asamblea Constituyente de 1999. Ni en los muchos aunque cuestionados comicios del nuevo siglo. Por eso estamos donde estamos.
# El caso RCTV (el crimen no paga)
En mayo pasado se le negó a RCTV la renovación de su concesión vencida, bajo leyes que consagran la teoría del espectro radioeléctrico como un bien limitado y de dominio público, con el Estado asignando las frecuencias y canales a los concesionarios (no propietarios), como la mamá repartiendo la torta a los niños. El concepto es falso porque el espacio radioeléctrico no es limitado, ¡y menos con la tecnología de hoy! Bajo un régimen liberal, a las empresas difusoras les serían aplicables la propiedad de sus frecuencias, y los derechos de ocupante legítimo, de primer o de actual ocupante. La interferencia a una señal podría ser juzgada -de presentarse- en tribunales, como intromisión a una propiedad ajena, tal como es (o era) con la invasión a un inmueble.
Pero la teoría del espectro limitado les evitaba a las emisoras la entrada al mercado de nuevos competidores. Les aseguraba sus nichos monopólicos, con audiencia cautiva y abultada cobranza publicitaria. Y les daba facilidades para avanzar su propia agenda: el hundimiento de AD y Copei, con la ridícula pretensión de sustituirles por los medios. Por ello esa teoría nunca se cuestionó, desde la Ley de 1940. ¡Tampoco ahora!
Con propiedad privada y libre competencia tendríamos muchas más emisoras de radio y TV, con mayor calidad, cobertura y variedad, y más probabilidades de imparcialidad y hasta de objetividad, que buena falta hacen. Sin ellas tenemos “concesiones”, que un gobierno graciosamente otorga y otro quita (o el mismo). Y ahora una ola de medios chavistas, cambiando un parcialismo subjetivo por otro. Incapaz de responsabilizar al estatismo y encolerizados contra todos los partidos y la política, los opositores olvidaron que no hay democracia sin los partidos, y son irreemplazables. Por eso pasó lo que pasó. RCTV recibió una dosis masiva de su propia medicina. Y su colega la TV Globovisión (cabeza del antichavismo) está amenazada.
# El socialismo que buscan no existe (y el que existe no sirve)
Las izquierdas todas calumnian al “laissez-faire” y promueven el socialismo, una (no tan) nueva forma de estatismo que pretexta servir a los pobres y también sirve solo a sus promotores. El socialismo que anhelan sus creyentes no existe; y tampoco “Tercera vía”, porque no hay segunda. En el papel el socialismo es un ataque “teórico” insolvente al capitalismo, que entre nosotros es mercantilista. Y en la práctica es la destrucción de toda economía privada, y su reemplazo por entes burocráticos en directa o indirecta dependencia del Estado, que hacen ricos a sus captores. El socialismo no es un alto ideal romántico que nunca pudo concretarse por azares del destino o defectos de sus jefes; es un pretexto para robar, masivamente. Y para matar. Porque así como muchos robos terminan en homicidios, el robo masivo que llaman socialismo (o comunismo) suele desembocar en crueles holocaustos: feroces guerras entre las divisiones de la izquierda, y/o guerras de exterminio internas o internacionales contra la población entera, casos Haití, Camboya, Etiopía, Somalia y muchos otros.
Sin embargo la derecha boba -por desgracia mucha- cae en la trampa: toma en serio al socialismo, y lo compra por su valor facial. Ingenuamente cree que es “otro sistema”, y su fin el bienestar general; y que impuestos y estatizaciones -y colectivizaciones y cooperativas forzadas- son los medios escogidos, aunque equivocados, para lograrlo. Y como no se logra, esta derecha concluye que el socialismo “fracasó”, y un régimen como el de Chávez debe “implosionar” solo, y muy pronto, sin dar trabajo ni esfuerzo mental. Así le dice Globovisión todos los días a su desprevenida audiencia: “¡Ya está cerca el final del dictador!”… bla, bla, bla. No es cierto; igual dijeron de Fidel en Cuba, y va para medio siglo. Es la derecha que grita “¡Libertad!”, pero no la conoce porque la confunde con la democracia, y por eso es incapaz de defenderla. Su argumento es el número: “¡Somos la mayoría!”… bla, bla, bla. Tampoco es cierto, pues los venezolanos no nos dividimos en dos mitades sino en tres tercios (aproximadamente): el chavista; el antichavista; y el tercero que no vota, porque no quiere ni a unos ni a otros, y espera otra oposición, la cual ni el gobierno ni Globovisión permiten que surja. Si no surge, los números pueden cambiar a futuro, pero en favor de Chávez. Y sin otra oposición no habrá otro gobierno.
La pregunta que nadie hace: ¿y si el fin del socialismo fuese el bienestar personal y familiar de los socialistas, y el medio para lograrlo la concentración de un inmenso poder? En tal caso el socialismo es un rotundo éxito, y el fracaso es de la derecha, incapaz siquiera de poner contención al peligro.
# Liberalismo Clásico invisible (reducido y silenciado)
Los venezolanos ni hemos oído hablar de las soluciones capitalistas. Por ejemplo: reducir la pobreza creando riqueza con los mercados abiertos, sin los privilegios de las leyes especiales, que son los verdaderos monopolios, sean grandes o pequeñas las empresas beneficiadas. Sin impuestos excesivos que impiden ahorrar, ni deuda pública agobiante; y con el Estado en su lugar. Con real integración entre países, mediante intercambios sin aranceles, cuotas o trabas; y no por convenios y entes político-burocráticos (CAN, Mercosur, ALCA o ALBA). Sin inflación, mediante libre competencia de monedas -nada de “curso legal”-, y con banca y bolsa compitiendo para captar los ahorros y destinarles a las inversiones que incrementan los empleos y la productividad del trabajo, y por ende los salarios y el bienestar. Con buena educación, excelente atención médica y previsión privadas para todos, y cupones estatales para los de menos recursos. Compañías privadas en transportes y otros servicios públicos con tarifas realistas e inversiones continuadas. Con sensatez para las drogas; y leyes comunes, policía limpia y firme, y una justicia accesible y expedita aunque más resarcitoria y compensatoria que punitiva, todos remedios efectivos para la criminalidad desbordada -hoy con formas y proporciones horrorosas-, los tribunales inservibles, y las cárceles atestadas. El “Estado-gendarme”. Sí; ¿y qué?
En la discusión pública faltaron los puntos de vista liberales -siempre novedosos por desconocidos- sobre sindicatos, iglesias, clubes y otras instituciones voluntarias y por naturaleza privadas (partidos políticos) que como las empresas deben competir sin prebendas, ayudas o imposiciones del Estado, y con gestión y financiamiento por cuenta de los interesados. Ni sobre democracia liberal, que no es ilimitada, sino con los derechos a la vida, a la propiedad y a las libertades individuales constitucionalmente garantizados, límites que ninguna mayoría debe desconocer; cosa muy diferente a la demo-tiranía mayoritaria. Y mucho menos sobre cómo remover las barreras y obstáculos para llegar a corto plazo y sin traumas a este sistema, descalificado como “salvaje” y extremo, pero que sería incomparablemente mejor para todos.
Muy contados portavoces del liberalismo clásico hubo aquí, marginados de las posiciones relevantes, y hasta de las cátedras y púlpitos, y silenciados por los medios, con pocas excepciones. Por eso no tuvieron descendencia intelectual ni política. Y por eso hay siempre el mismo aburrido e intrascendente “debate” personalista entre izquierdas sobre si Fulano o Mengano representa o no “los intereses del pueblo”, asumiendo unánimes que lo mejor para esos intereses son los Gobiernos ilimitados, los mercados maniatados, y las instituciones dependientes del Estado. Pues a ese extremo llegamos, tras nuestro “camino a la servidumbre”, título del libro de 1942 donde Friedrich Hayek describe la ruta del socialismo.
# Trágicas confusiones (aserrín no es pan rallado)
La derecha boba se apoya en la clase media, impulsada por muchos grupos de aquello que los medios entienden por “sociedad civil”. Se empeña en buscar como mal menor un socialismo “bueno”, tipo el “nuevo” presidente Alan García en el Perú. Pero no hay socialismo bueno: el Estado “de Bienestar” escandinavo ha sido quebrado varias veces por los socialdemócratas; y cada tanto es recapitalizado con más impuestos por los “centristas”, para volver a quebrar al poco tiempo. Igual es en Costa Rica y Uruguay. Esta derecha también idealiza a los socialistas supuestamente “reconvertidos”, pero para reconvertirse hay que leer bastante a Mises, Hayek, Popper, Friedman, Revel y otros autores, que los socialistas conocen si acaso de nombre.
Lo que sí hay son socialistas “contenidos”, por la derecha, donde no es boba. Son socialistas no practicantes, como en Chile: no hostilizan ni agreden al empresario ni le dan su tiro de gracia a la economía, como sí hizo en los ’80 el propio García, por entonces practicante. Pero los no practicantes tampoco hacen, ni antes ni ahora, las reformas liberales de verdad, y así -por omisión- dan paso a los socialistas “malos” otra vez. El caso del presidente García es análogo al de sus colegas Pérez y Caldera en Venezuela, y a muchos otros. Disfrazado de democracia social (o socialcristiana), el socialismo democrático es solo la antesala del otro. A cada Kerenski le sucede su Lenin.
No todas las derechas promueven el capitalismo liberal, y menos su cultura de democracia limitada, competencia abierta y pensamiento racional. Los empresarios incompetentes y políticos asociados defienden el mercantilismo, una forma de estatismo “nacionalista”, anterior al socialismo, que en Latinoamérica se practica desde siempre en el sector formal de la economía. Y que hacen pasar por libre mercado, vigente en el informal, y a medias: sin Gobierno limitado.
El mercantilismo pretexta servir al país, y sirve exclusivamente a sus promotores: las empresas tras los selectivos favores y “protecciones” del Estado. Esta derecha “viva” (sinvergüenza) es el tercero de nuestros grandes males políticos, tras la derecha boba y las izquierdas (todas). Desde los tiempos del Adam Smith -y de los liberales activistas como Jefferson y el venezolano Roscio, Cobden y Bright, Bastiat, etc.- el adversario histórico y principal del liberalismo fue el mercantilismo. El socialismo fue un intruso posterior, que tildó al libre mercado de “capitalismo” -otro término incriminante y descalificador- y colgó el sambenito de “derecha” por igual a mercantilistas y liberales.
Otras derechas defienden inútilmente el Neo-liberalismo de los ’90, continuación del estatismo por otros medios (más actualizados), que de liberal no tiene nada. Cotejada con estas derechas sostenedoras de un status quo insostenible, la izquierda puede lucir siempre como esperanza, y alternativa de cambio. Lo es, de un cambio para peor.
# Nunca hubo derecha liberal (evocación de oportunidades perdidas)
En 1960 las garantías económicas fueron suspendidas sin término en Venezuela. De no haber sido así, ¿se da cuenta Ud. cómo sería hoy nuestro país? Pero casi nadie protestó, ni después, y siguieron en suspenso ya bajo la Constitución de 1961. Así desde esa época, y con beneplácito y complicidad de los empresarios mercantilistas, se dictó una legislación cada vez más dirigista y estatista, sin que fuera posible interponer los debidos recursos constitucionales; y en los ‘70 fueron estatizados el hierro, el petróleo y el gas. La compañía telefónica ya era estatal desde 1953, cuando por decisión del Presidente militar de entonces, Gral. Marcos Pérez Jiménez, pasó a ser un monopolio del Estado; pero antes era un monopolio privado. En los ’70 y ’80, el Estado rico promulgó leyes de “ingeniería social” cada vez más intervencionista, y casi nadie se opuso. Y en los últimos 25 años se dejaron pasar todas las oportunidades de fundar un partido para contener a las izquierdas y al avance arrollador del Estado, y al crecimiento del gasto estatal, los impuestos, las regulaciones y la inflación.
El 18 de febrero de 1983 (Viernes negro), el presidente Luis Herrera (Copei) ya no pudo mantener el dólar a 4.30, vigente por más de dos décadas. Aprovechando la discusión sobre el devaluado bolívar -y el rumbo de la democracia- pudimos los venezolanos haber creado ese partido en defensa del interés público y la inmensa mayoría, de signo y contenido liberal en lo económico, conservador en lo político, y cristiano en sus principios. El tema se trató en el Grupo Santa Lucía -una reunión de empresarios, académicos y políticos- ante quienes podían impulsarlo. Pero solo hablaron. Y en el quinquenio 1984-88, bajo el presidente Jaime Lusinchi (AD), la izquierda neta dio comienzo a su orquestada y feroz campaña de descrédito contra “la derecha”. Profesores y políticos demagogos (casi todos), sindicalistas, artistas, comentaristas y clérigos atacaron al pensador liberal Carlos Rangel, a los grupos económicos, a los bancos (privados) y a los “latifundistas” (excepto al Estado). Y en particular a los “cogollos” (cúpulas) de los partidos; aunque no a los de la izquierda neta. Y a los altos mandos de las Fuerzas Armadas, la Iglesia católica y el empresariado; aunque no a los de la prensa y los medios, que se prestaron a la campaña alquilando a cuanto marxista aceptara la paga: todos. El partido liberal debió surgir para responder al desafío, aclarando pedagógicamente los conceptos, las ideas y el vocabulario político. Pero pasaron esos 5 años y no surgió: los “reaccionarios” no reaccionaron.
Para las elecciones de 1988 reapareció el tema del partido nuevo en ideas; pero los candidatos compitieron en populismo, como siempre. No pasó nada. Y el 27 de febrero de 1989 la izquierda neta motorizó una violenta poblada en la capital: el “caracazo”. Su objetivo fue incapacitar al nuevo gobierno del presidente Pérez (AD), e impedir así las reformas pendientes. Una fuerza política debió nacer entonces, aprovechando la quiebra de la URSS, para indicar cuáles son las reformas liberales de verdad -no las del Consenso de Washington-, señalar el derrotero, explicarlo al pueblo, y exigir al gobierno seguirlo con firmeza. Pero ese alumbramiento no ocurrió.
En 1992 la izquierda militar capitaneada por Hugo Chávez le dio a Pérez dos golpes de Estado aunque frustrados en un lapso de meses (como 40 años antes a Betancourt, en 1962: el “carupanazo” y el “porteñazo”) ... y nada. En mayo de 1993 el presidente fue destituido, primera vez en la historia democrática. Y la izquierda neta fue tras el poder con la coalición “el Chiripero”, y su candidato: el sempiterno Dr. Caldera (ex Copei). En enero de 1994, a días de juramentado Caldera para su segundo período, estalló la peor crisis bancaria de nuestro siglo XX, momento otra vez propicio para un partido que dijese a la gente la verdad; no lo que quiere escuchar sino lo que debe saber: que con moneda enferma no hay banca sana. Nada tampoco. Y en noviembre de 1995 el bolívar fue devaluado a 290 por dólar, y de allí siguió cuesta abajo. En 1996 Caldera intentó corregir el rumbo con su Agenda Venezuela. Pero la derecha liberal no estuvo. Tampoco en las dramáticas elecciones de 1998, que ganó Chávez. O en la tumultuaria agitación que llevó a la Asamblea Constituyente de 1999. Ni en los muchos aunque cuestionados comicios del nuevo siglo. Por eso estamos donde estamos.
# El caso RCTV (el crimen no paga)
En mayo pasado se le negó a RCTV la renovación de su concesión vencida, bajo leyes que consagran la teoría del espectro radioeléctrico como un bien limitado y de dominio público, con el Estado asignando las frecuencias y canales a los concesionarios (no propietarios), como la mamá repartiendo la torta a los niños. El concepto es falso porque el espacio radioeléctrico no es limitado, ¡y menos con la tecnología de hoy! Bajo un régimen liberal, a las empresas difusoras les serían aplicables la propiedad de sus frecuencias, y los derechos de ocupante legítimo, de primer o de actual ocupante. La interferencia a una señal podría ser juzgada -de presentarse- en tribunales, como intromisión a una propiedad ajena, tal como es (o era) con la invasión a un inmueble.
Pero la teoría del espectro limitado les evitaba a las emisoras la entrada al mercado de nuevos competidores. Les aseguraba sus nichos monopólicos, con audiencia cautiva y abultada cobranza publicitaria. Y les daba facilidades para avanzar su propia agenda: el hundimiento de AD y Copei, con la ridícula pretensión de sustituirles por los medios. Por ello esa teoría nunca se cuestionó, desde la Ley de 1940. ¡Tampoco ahora!
Con propiedad privada y libre competencia tendríamos muchas más emisoras de radio y TV, con mayor calidad, cobertura y variedad, y más probabilidades de imparcialidad y hasta de objetividad, que buena falta hacen. Sin ellas tenemos “concesiones”, que un gobierno graciosamente otorga y otro quita (o el mismo). Y ahora una ola de medios chavistas, cambiando un parcialismo subjetivo por otro. Incapaz de responsabilizar al estatismo y encolerizados contra todos los partidos y la política, los opositores olvidaron que no hay democracia sin los partidos, y son irreemplazables. Por eso pasó lo que pasó. RCTV recibió una dosis masiva de su propia medicina. Y su colega la TV Globovisión (cabeza del antichavismo) está amenazada.
# El socialismo que buscan no existe (y el que existe no sirve)
Las izquierdas todas calumnian al “laissez-faire” y promueven el socialismo, una (no tan) nueva forma de estatismo que pretexta servir a los pobres y también sirve solo a sus promotores. El socialismo que anhelan sus creyentes no existe; y tampoco “Tercera vía”, porque no hay segunda. En el papel el socialismo es un ataque “teórico” insolvente al capitalismo, que entre nosotros es mercantilista. Y en la práctica es la destrucción de toda economía privada, y su reemplazo por entes burocráticos en directa o indirecta dependencia del Estado, que hacen ricos a sus captores. El socialismo no es un alto ideal romántico que nunca pudo concretarse por azares del destino o defectos de sus jefes; es un pretexto para robar, masivamente. Y para matar. Porque así como muchos robos terminan en homicidios, el robo masivo que llaman socialismo (o comunismo) suele desembocar en crueles holocaustos: feroces guerras entre las divisiones de la izquierda, y/o guerras de exterminio internas o internacionales contra la población entera, casos Haití, Camboya, Etiopía, Somalia y muchos otros.
Sin embargo la derecha boba -por desgracia mucha- cae en la trampa: toma en serio al socialismo, y lo compra por su valor facial. Ingenuamente cree que es “otro sistema”, y su fin el bienestar general; y que impuestos y estatizaciones -y colectivizaciones y cooperativas forzadas- son los medios escogidos, aunque equivocados, para lograrlo. Y como no se logra, esta derecha concluye que el socialismo “fracasó”, y un régimen como el de Chávez debe “implosionar” solo, y muy pronto, sin dar trabajo ni esfuerzo mental. Así le dice Globovisión todos los días a su desprevenida audiencia: “¡Ya está cerca el final del dictador!”… bla, bla, bla. No es cierto; igual dijeron de Fidel en Cuba, y va para medio siglo. Es la derecha que grita “¡Libertad!”, pero no la conoce porque la confunde con la democracia, y por eso es incapaz de defenderla. Su argumento es el número: “¡Somos la mayoría!”… bla, bla, bla. Tampoco es cierto, pues los venezolanos no nos dividimos en dos mitades sino en tres tercios (aproximadamente): el chavista; el antichavista; y el tercero que no vota, porque no quiere ni a unos ni a otros, y espera otra oposición, la cual ni el gobierno ni Globovisión permiten que surja. Si no surge, los números pueden cambiar a futuro, pero en favor de Chávez. Y sin otra oposición no habrá otro gobierno.
La pregunta que nadie hace: ¿y si el fin del socialismo fuese el bienestar personal y familiar de los socialistas, y el medio para lograrlo la concentración de un inmenso poder? En tal caso el socialismo es un rotundo éxito, y el fracaso es de la derecha, incapaz siquiera de poner contención al peligro.
July 16, 2007
La derecha boba o por qué la izquierda manda, Por Alberto Mansueti (1)
( Recientemente me envió Alberto un largo ensayo que voy a publicar en varias entregas consecutivas. Esta es la primera. El ensayo es polémico y da que pensar,lo cual es muy de agradecer)
La izquierda virulenta es el segundo más grave problema político de Venezuela y América latina; el primero es la derecha estúpida. Chávez se mantiene en el poder no sólo ni tanto por el reparto de dinero petrolero y el fraude electoral. Los dos factores le ayudan, por cierto, pero hasta que termine de hacer su efecto el adoctrinamiento masivo, ese lavado cerebral que les volverá a ambos innecesarios, como en Cuba.
Hay otros factores de más peso, como la predominante cultura de izquierdas. Y los partidos opositores, incapaces de enfrentar al socialismo siendo socialistas en mayor o menor medida (¿y quién más socialista que Chávez?) Aunque casi muertos siguen con sus viejas mañas, entre ellas la improvisación, a la que llaman pragmatismo. Y dejan (esta vez por completo) la acción política en manos de periodistas y medios de comunicación, actrices y actores, empresarios mercantilistas, agencias publicitarias y de encuestas, y ahora unos cientos de estudiantes de sentimientos claros e ideas confusas. Sin mensaje. Todos igualmente inexpertos e impotentes ante las veteranas izquierdas en el poder, que saben muy bien lo que hacen, y están dispuestas a todo.
El autor de estas líneas es miembro fundador de Rumbo Propio, movimiento político regional del Zulia (occidente de Venezuela), junto con Néstor Suárez, su Presidente. Ahora mientras Ud. las lee, enfrentan un proceso judicial acusados de “separatistas”, y son imputados por traición a la Patria, delito castigado con 25 años de prisión. El local de RP en Maracaibo ha sido asaltado y saqueado un par de veces, y sus directivos reciben incontables amenazas, que proceden no solo del campo oficialista. Y sufren algo peor: la crónica falta de recursos. Su crimen: impulsar un Estatuto de Autonomía para el Zulia y todo otro Estado venezolano que lo decida mediante Plebiscito, consagrando una Carta de 3 Libertades y 11 Derechos con las garantías económicas tan destacadas como las políticas, de expresión, de culto, etc. La sola propuesta de RP es un desafío, el único serio, para Chávez. Pero también para la oposición actual. De concretarse la autonomía regional, una parte del país mostraría a la otra y al mundo -una vez más- la diferencia entre capitalismo y socialismo, en la práctica.
Desde luego los de RP no queremos separar al Zulia de Venezuela. Nuestros reales crímenes han sido decir la verdad y nadar contra la corriente, que en estos tiempos es lo mismo.
La derecha liberal tiene razón: lo mejor es el capitalismo abierto. Pero nadie lo dice. Chávez dice que “ser rico es malo”, pero mire Ud. los socialistas, casi todos ricos (comenzando por él mismo), y tomando su riqueza de los mercados, sólo que a la fuerza. No hay comunista pobre. Ni que regale su dinero a los pobres. Pero casi nadie lo señala. Ni hay quien entable el único debate que importa: el ideológico y moral, ante el máximo tribunal en esta tierra hoy en día -la opinión pública-, en defensa del único sistema que funciona: el capitalismo.
Por eso la izquierda manda; e impone el socialismo. Nadie se asume de derechas, como si fuese el vicio secreto inconfesable y único pecado en esta era tan indulgente, la Era de la Indulgencia. El de izquierda es el único relato que se oye, y por eso sus reglas se dan por buenas aunque los desastres que ocasionan son manifiestos. Sus principios -meros pretextos para justificar los desastres- son falsos y tramposos, y sin embargo se toman por lógicas o evidentes certidumbres. ¿Por qué? La primera y más simple razón es que el vocablo “derecha” tiene una gran carga descalificadora e infamante, hábilmente colocada por la izquierda, y como nadie lo reivindica, entonces la palabra conserva intacto el veneno, con el cual todo socialista hiere mortalmente y quita de en medio a quien se atreva a defender el capitalismo; le basta con acusarle: “¡Derechista!” Y ya. Pero hay muchas otras razones.
# Abismales asimetrías (las gotas y el océano)
Muy de vez en cuando, alguien como yo escribe un artículo como este, o un ensayo o un libro, y no es fácil publicarlo. ¡Decenas de libros, cientos de ensayos y miles de artículos publican y circulan todos los días los gurúes, mandarines y plumíferos de izquierda, la mayoría en Venezuela y en todo el mundo! El desequilibrio es abrumador. Y más: en plan de periodistas escriben a diario las noticias -lo que ellos dicen ser noticias- y las narran, comentan y “analizan” a su gusto. Como legisladores, año tras año escriben leyes, decretos y ordenanzas, a su modo; como jueces así escriben las sentencias, y como abogados, los alegatos. Como publicitarios, anuncios comerciales. Peor aún: escriben textos escolares y universitarios, literatura culta y teatro, poemas, canciones populares, guiones de películas y teleseries (tipo Sony y Warner) para todos nosotros y nuestros hijos y hasta comiquitas, incorporando a sus obras todos sus sesgos y prejuicios.
La gente no se da cuenta porque está acostumbrada, e impregnada con ideas de izquierda. No las reconoce como tales, porque no puede comparar. El Sr. Jourdain -personaje de Molière- supo que hablaba en prosa cuando conoció el verso, así la gente sabe que su pensamiento es socialista cuando conoce el liberal. Y eso si el producto es genuino, porque circula un “liberalismo” (adjetivado “moderno”, “social” o “progresista”) que es socialismo en otras palabras, falsificación importada de Europa y EEUU. Por eso se idolatra al Che Guevara: porque se dignifica al socialismo como “causa noble”; así se legitima a la izquierda, demonizando a la derecha y a lo que se le parezca. Por eso a cualquier iglesia que Ud. vaya un domingo el clérigo será de izquierdas -revolucionario o democrático- o al menos estatista, y por supuesto relativista. Y no importa qué partido vote Ud. un domingo electoral, también lo serán los candidatos, y sus propuestas.
Los personajes de izquierdas ocupan los puestos claves en la política o giran alrededor; pero también -y más importante- en la prensa, la docencia, las letras y las artes, las profesiones y el clero. Su labor dice ser constructiva de un “nuevo sistema”, y es un adoctrinamiento puramente negativo y destructivo de los conceptos, los valores y la economía. Pero convierten a su credo a cantores y artistas, y a muchos billonarios y a sus ejecutivos, a militares, profesionales exitosos y “héroes” del deporte tipo Maradona. Y al pueblo. Su tasa de reproducción es muy alta; en Venezuela se han multiplicado por 4 o 5 en apenas 2 o 3 generaciones. Por eso aquí la política es de izquierdas, en el oficialismo y en la oposición: porque lo es el ambiente.
Disponen de cuantiosos recursos, de todo orden. Con la incomparable ventaja (entre otras) de destruir a tiempo completo, viviendo casi todos del Estado y sin desafío. Los demás en cambio vivimos de nuestro trabajo (ellos también, viven del nuestro) y a él dedicamos nuestros diarios afanes. Y a nuestras familias y vida privada, sin tiempo para política, economía, filosofía o asuntos públicos, y menos para la rehabilitación, legitimación y promoción del capitalismo. Estamos en este drama todos quienes con el capitalismo liberal saldríamos de la pobreza: la clase media hoy depauperada y los millones de pobres y miserables, ambos sectores carentes de representación eficaz, y que en su mayoría siguen a las izquierdas por ignorancia, y porque no hay otra cosa.
# No hay derecha (y mucha falta hace)
Hace tanto de esto que ya casi no hay derecha capaz de reconocer en concepto el capitalismo liberal, que en pocas y simples palabras es el sistema de trabajo y ahorro (“acumulación de capital”), inversiones y actividades privadas libres y sin privilegios legales, para producir con eficiencia una cesta de bienes y servicios cada vez más abundante y variada, de superior calidad y menor precio. Eso es posible cuando el Gobierno no estorba con reglamentos y permisos, y cumple bien sus funciones naturales -seguridad, justicia y obras públicas- con mínimo gasto e impuestos, sin apropiarse de lo ajeno. En resumen: Gobiernos limitados, mercados libres, y propiedad privada; con empresas, escuelas, hospitales, iglesias, etc., separadas del Estado.
No obstante este sistema es presentado de manera deformada y tendenciosa como explotador, inmoral e inhumano. Y como uno que “ya no se practica en ningún país”; lo cual es cierto, pero -y nadie aclara el punto- no porque “todos los extremos son malos”, sino porque la izquierda tiene la supremacía cultural y política y lo impide, y porque la gente desconoce sus potenciales beneficios. El abrumador consenso intimida y disuade a cualquiera de reservas o dudas, o al menos de expresarlas. Y si el público ya ni puede identificar el capitalismo, menos puede juzgarle objetivamente. Ni compararle con el socialismo, bajo el cual las actividades privadas son acosadas y entrabadas, pero al mismo tiempo gravadas y parcialmente confiscadas, por sus enemigos, que sin embargo viven gracias a ellas. Ese sí es un extremo malo.
En Venezuela, la socialdemocracia y el socialcristianismo -los partidos AD y Copei, y sus descendientes- pasan como centroderecha y hasta derecha. Pero son corrientes de izquierda moderada, que se dice de centro y “humanista” pero es izquierda boba, por creer en un socialismo no tiránico. Y lo que la izquierda hace pasar por “extrema derecha” puede ser extrema pero no es derecha, sino la variante nazi o nacional-racista del colectivismo. El truco es para confundir y amedrentar, asociando al capitalismo con el (nacional-) socialismo, que aquí es una expresión minúscula, pero puede crecer si ante el comunismo sigue ausente la derecha liberal. El resto es izquierda neta, más “viva” que boba; comenzando por el chavismo, ahora como PSUV (Partido Socialista Unido), formado con cuadros salidos del Ejército, el PCV (Partido Comunista) y las iglesias cristianas.
Y siguiendo por los ahora opositores MAS (Movimiento al Socialismo), ID (Izquierda Democrática), Causa R (Radical), BR (Bandera Roja); y sus herederos, camuflados con nombres más anodinos y menos explícitos, pero idénticas propuestas y consignas. Casi todos sus líderes, rojos de toda la vida -y algunos ya muy ancianos- fueron chavistas hasta ayer o anteayer. No cambiaron de ideas, solo de bando, y no por principios, sino por una cruda cuestión aritmética: no hay suficientes puestos -y contratos y subcontratos, créditos y becas, etc.- para todos (y sus enormes egos), sus séquitos y parientes. Y eso que el nuestro es un país petrolero. Y su Estado es rico y enorme, por obra de las izquierdas (política, diplomática, académica, militar, sindical, cultural y artística, mediática, clerical, empresaria y profesional, deportiva, etc.) que ahora no caben en el gobierno. Ya pasó en Cuba hace muchísimos años; por eso los dirigentes habaneros buscan siempre colocaciones en otros países que tratan de colonizar, por todos los medios, incluyendo la invasión militar, como a Venezuela en los’60, y después en Centroamérica, África y Asia.
# La oposición no sirve (no da en el clavo)
Aquí la oposición “de centro” (pero, ¿puede haber centro sin derecha?) quiere un retorno al pasado anterior a Chávez. Imposible: Chávez manda gracias al profundo, justificado y extendido descontento con lo que había. Y la otra oposición quiere un socialismo sin Chávez. Imposible también: la de Chávez es con mucho la oferta socialista más colorida y atractiva. Y mientras los opositores sigan con ofertas tan deslucidas, seguirán como minorías “escuálidas”, como él les llama.
La tímida oposición ni se llama a sí misma oposición sino más modestamente “disidencia”, como en Cuba. Y como en Cuba, no tiene mensaje, programa ni proyecto. Como el chavismo se parece al castrismo, así se parece el antichavismo al anticastrismo: en lugar de recoger el desafío ideológico de la izquierda y dar la respuesta, se limita quejosa a mostrar las heridas, contusiones y ofensas, en espera de apoyo internacional, que nunca llega porque la hegemonía de izquierda es mundial. Y embiste contra toda ideología y toda política, incluso las liberales, que desconoce. Pide “unidad” opositora; pero ¿dónde están los principios, las propuestas y la agenda? Y reclama “consenso”; pero el consenso es la enfermedad de Venezuela: ¡consenso es lo que sobra, en contra del capitalismo liberal y en favor de los puntos de vista “sociales” de las izquierdas!
La “disidencia” insiste en consignas oportunistas del momento, ahora p. ej. por el canal RCTV, cerrado por Chávez. Y en que “esto no es revolución”, como si toda revolución fuese buena y santa. Y en que “esto no es socialismo”. Dice que es comunismo, stalinismo, fascismo, totalitarismo, militarismo, dictadura, autoritarismo o lo que sea con tal de proteger y salvar al socialismo. Sin embargo, “comunismo” es un término equivalente a socialismo, Stalin fue un jefe supremo socialista (como Chávez), y el fascismo es un socialismo (como el bolivariano). Y el totalitarismo militarista y la dictadura autoritaria -de un jefe, un grupo o una categoría social- son inseparables de todo socialismo
( Recientemente me envió Alberto un largo ensayo que voy a publicar en varias entregas consecutivas. Esta es la primera. El ensayo es polémico y da que pensar,lo cual es muy de agradecer)
La izquierda virulenta es el segundo más grave problema político de Venezuela y América latina; el primero es la derecha estúpida. Chávez se mantiene en el poder no sólo ni tanto por el reparto de dinero petrolero y el fraude electoral. Los dos factores le ayudan, por cierto, pero hasta que termine de hacer su efecto el adoctrinamiento masivo, ese lavado cerebral que les volverá a ambos innecesarios, como en Cuba.
Hay otros factores de más peso, como la predominante cultura de izquierdas. Y los partidos opositores, incapaces de enfrentar al socialismo siendo socialistas en mayor o menor medida (¿y quién más socialista que Chávez?) Aunque casi muertos siguen con sus viejas mañas, entre ellas la improvisación, a la que llaman pragmatismo. Y dejan (esta vez por completo) la acción política en manos de periodistas y medios de comunicación, actrices y actores, empresarios mercantilistas, agencias publicitarias y de encuestas, y ahora unos cientos de estudiantes de sentimientos claros e ideas confusas. Sin mensaje. Todos igualmente inexpertos e impotentes ante las veteranas izquierdas en el poder, que saben muy bien lo que hacen, y están dispuestas a todo.
El autor de estas líneas es miembro fundador de Rumbo Propio, movimiento político regional del Zulia (occidente de Venezuela), junto con Néstor Suárez, su Presidente. Ahora mientras Ud. las lee, enfrentan un proceso judicial acusados de “separatistas”, y son imputados por traición a la Patria, delito castigado con 25 años de prisión. El local de RP en Maracaibo ha sido asaltado y saqueado un par de veces, y sus directivos reciben incontables amenazas, que proceden no solo del campo oficialista. Y sufren algo peor: la crónica falta de recursos. Su crimen: impulsar un Estatuto de Autonomía para el Zulia y todo otro Estado venezolano que lo decida mediante Plebiscito, consagrando una Carta de 3 Libertades y 11 Derechos con las garantías económicas tan destacadas como las políticas, de expresión, de culto, etc. La sola propuesta de RP es un desafío, el único serio, para Chávez. Pero también para la oposición actual. De concretarse la autonomía regional, una parte del país mostraría a la otra y al mundo -una vez más- la diferencia entre capitalismo y socialismo, en la práctica.
Desde luego los de RP no queremos separar al Zulia de Venezuela. Nuestros reales crímenes han sido decir la verdad y nadar contra la corriente, que en estos tiempos es lo mismo.
La derecha liberal tiene razón: lo mejor es el capitalismo abierto. Pero nadie lo dice. Chávez dice que “ser rico es malo”, pero mire Ud. los socialistas, casi todos ricos (comenzando por él mismo), y tomando su riqueza de los mercados, sólo que a la fuerza. No hay comunista pobre. Ni que regale su dinero a los pobres. Pero casi nadie lo señala. Ni hay quien entable el único debate que importa: el ideológico y moral, ante el máximo tribunal en esta tierra hoy en día -la opinión pública-, en defensa del único sistema que funciona: el capitalismo.
Por eso la izquierda manda; e impone el socialismo. Nadie se asume de derechas, como si fuese el vicio secreto inconfesable y único pecado en esta era tan indulgente, la Era de la Indulgencia. El de izquierda es el único relato que se oye, y por eso sus reglas se dan por buenas aunque los desastres que ocasionan son manifiestos. Sus principios -meros pretextos para justificar los desastres- son falsos y tramposos, y sin embargo se toman por lógicas o evidentes certidumbres. ¿Por qué? La primera y más simple razón es que el vocablo “derecha” tiene una gran carga descalificadora e infamante, hábilmente colocada por la izquierda, y como nadie lo reivindica, entonces la palabra conserva intacto el veneno, con el cual todo socialista hiere mortalmente y quita de en medio a quien se atreva a defender el capitalismo; le basta con acusarle: “¡Derechista!” Y ya. Pero hay muchas otras razones.
# Abismales asimetrías (las gotas y el océano)
Muy de vez en cuando, alguien como yo escribe un artículo como este, o un ensayo o un libro, y no es fácil publicarlo. ¡Decenas de libros, cientos de ensayos y miles de artículos publican y circulan todos los días los gurúes, mandarines y plumíferos de izquierda, la mayoría en Venezuela y en todo el mundo! El desequilibrio es abrumador. Y más: en plan de periodistas escriben a diario las noticias -lo que ellos dicen ser noticias- y las narran, comentan y “analizan” a su gusto. Como legisladores, año tras año escriben leyes, decretos y ordenanzas, a su modo; como jueces así escriben las sentencias, y como abogados, los alegatos. Como publicitarios, anuncios comerciales. Peor aún: escriben textos escolares y universitarios, literatura culta y teatro, poemas, canciones populares, guiones de películas y teleseries (tipo Sony y Warner) para todos nosotros y nuestros hijos y hasta comiquitas, incorporando a sus obras todos sus sesgos y prejuicios.
La gente no se da cuenta porque está acostumbrada, e impregnada con ideas de izquierda. No las reconoce como tales, porque no puede comparar. El Sr. Jourdain -personaje de Molière- supo que hablaba en prosa cuando conoció el verso, así la gente sabe que su pensamiento es socialista cuando conoce el liberal. Y eso si el producto es genuino, porque circula un “liberalismo” (adjetivado “moderno”, “social” o “progresista”) que es socialismo en otras palabras, falsificación importada de Europa y EEUU. Por eso se idolatra al Che Guevara: porque se dignifica al socialismo como “causa noble”; así se legitima a la izquierda, demonizando a la derecha y a lo que se le parezca. Por eso a cualquier iglesia que Ud. vaya un domingo el clérigo será de izquierdas -revolucionario o democrático- o al menos estatista, y por supuesto relativista. Y no importa qué partido vote Ud. un domingo electoral, también lo serán los candidatos, y sus propuestas.
Los personajes de izquierdas ocupan los puestos claves en la política o giran alrededor; pero también -y más importante- en la prensa, la docencia, las letras y las artes, las profesiones y el clero. Su labor dice ser constructiva de un “nuevo sistema”, y es un adoctrinamiento puramente negativo y destructivo de los conceptos, los valores y la economía. Pero convierten a su credo a cantores y artistas, y a muchos billonarios y a sus ejecutivos, a militares, profesionales exitosos y “héroes” del deporte tipo Maradona. Y al pueblo. Su tasa de reproducción es muy alta; en Venezuela se han multiplicado por 4 o 5 en apenas 2 o 3 generaciones. Por eso aquí la política es de izquierdas, en el oficialismo y en la oposición: porque lo es el ambiente.
Disponen de cuantiosos recursos, de todo orden. Con la incomparable ventaja (entre otras) de destruir a tiempo completo, viviendo casi todos del Estado y sin desafío. Los demás en cambio vivimos de nuestro trabajo (ellos también, viven del nuestro) y a él dedicamos nuestros diarios afanes. Y a nuestras familias y vida privada, sin tiempo para política, economía, filosofía o asuntos públicos, y menos para la rehabilitación, legitimación y promoción del capitalismo. Estamos en este drama todos quienes con el capitalismo liberal saldríamos de la pobreza: la clase media hoy depauperada y los millones de pobres y miserables, ambos sectores carentes de representación eficaz, y que en su mayoría siguen a las izquierdas por ignorancia, y porque no hay otra cosa.
# No hay derecha (y mucha falta hace)
Hace tanto de esto que ya casi no hay derecha capaz de reconocer en concepto el capitalismo liberal, que en pocas y simples palabras es el sistema de trabajo y ahorro (“acumulación de capital”), inversiones y actividades privadas libres y sin privilegios legales, para producir con eficiencia una cesta de bienes y servicios cada vez más abundante y variada, de superior calidad y menor precio. Eso es posible cuando el Gobierno no estorba con reglamentos y permisos, y cumple bien sus funciones naturales -seguridad, justicia y obras públicas- con mínimo gasto e impuestos, sin apropiarse de lo ajeno. En resumen: Gobiernos limitados, mercados libres, y propiedad privada; con empresas, escuelas, hospitales, iglesias, etc., separadas del Estado.
No obstante este sistema es presentado de manera deformada y tendenciosa como explotador, inmoral e inhumano. Y como uno que “ya no se practica en ningún país”; lo cual es cierto, pero -y nadie aclara el punto- no porque “todos los extremos son malos”, sino porque la izquierda tiene la supremacía cultural y política y lo impide, y porque la gente desconoce sus potenciales beneficios. El abrumador consenso intimida y disuade a cualquiera de reservas o dudas, o al menos de expresarlas. Y si el público ya ni puede identificar el capitalismo, menos puede juzgarle objetivamente. Ni compararle con el socialismo, bajo el cual las actividades privadas son acosadas y entrabadas, pero al mismo tiempo gravadas y parcialmente confiscadas, por sus enemigos, que sin embargo viven gracias a ellas. Ese sí es un extremo malo.
En Venezuela, la socialdemocracia y el socialcristianismo -los partidos AD y Copei, y sus descendientes- pasan como centroderecha y hasta derecha. Pero son corrientes de izquierda moderada, que se dice de centro y “humanista” pero es izquierda boba, por creer en un socialismo no tiránico. Y lo que la izquierda hace pasar por “extrema derecha” puede ser extrema pero no es derecha, sino la variante nazi o nacional-racista del colectivismo. El truco es para confundir y amedrentar, asociando al capitalismo con el (nacional-) socialismo, que aquí es una expresión minúscula, pero puede crecer si ante el comunismo sigue ausente la derecha liberal. El resto es izquierda neta, más “viva” que boba; comenzando por el chavismo, ahora como PSUV (Partido Socialista Unido), formado con cuadros salidos del Ejército, el PCV (Partido Comunista) y las iglesias cristianas.
Y siguiendo por los ahora opositores MAS (Movimiento al Socialismo), ID (Izquierda Democrática), Causa R (Radical), BR (Bandera Roja); y sus herederos, camuflados con nombres más anodinos y menos explícitos, pero idénticas propuestas y consignas. Casi todos sus líderes, rojos de toda la vida -y algunos ya muy ancianos- fueron chavistas hasta ayer o anteayer. No cambiaron de ideas, solo de bando, y no por principios, sino por una cruda cuestión aritmética: no hay suficientes puestos -y contratos y subcontratos, créditos y becas, etc.- para todos (y sus enormes egos), sus séquitos y parientes. Y eso que el nuestro es un país petrolero. Y su Estado es rico y enorme, por obra de las izquierdas (política, diplomática, académica, militar, sindical, cultural y artística, mediática, clerical, empresaria y profesional, deportiva, etc.) que ahora no caben en el gobierno. Ya pasó en Cuba hace muchísimos años; por eso los dirigentes habaneros buscan siempre colocaciones en otros países que tratan de colonizar, por todos los medios, incluyendo la invasión militar, como a Venezuela en los’60, y después en Centroamérica, África y Asia.
# La oposición no sirve (no da en el clavo)
Aquí la oposición “de centro” (pero, ¿puede haber centro sin derecha?) quiere un retorno al pasado anterior a Chávez. Imposible: Chávez manda gracias al profundo, justificado y extendido descontento con lo que había. Y la otra oposición quiere un socialismo sin Chávez. Imposible también: la de Chávez es con mucho la oferta socialista más colorida y atractiva. Y mientras los opositores sigan con ofertas tan deslucidas, seguirán como minorías “escuálidas”, como él les llama.
La tímida oposición ni se llama a sí misma oposición sino más modestamente “disidencia”, como en Cuba. Y como en Cuba, no tiene mensaje, programa ni proyecto. Como el chavismo se parece al castrismo, así se parece el antichavismo al anticastrismo: en lugar de recoger el desafío ideológico de la izquierda y dar la respuesta, se limita quejosa a mostrar las heridas, contusiones y ofensas, en espera de apoyo internacional, que nunca llega porque la hegemonía de izquierda es mundial. Y embiste contra toda ideología y toda política, incluso las liberales, que desconoce. Pide “unidad” opositora; pero ¿dónde están los principios, las propuestas y la agenda? Y reclama “consenso”; pero el consenso es la enfermedad de Venezuela: ¡consenso es lo que sobra, en contra del capitalismo liberal y en favor de los puntos de vista “sociales” de las izquierdas!
La “disidencia” insiste en consignas oportunistas del momento, ahora p. ej. por el canal RCTV, cerrado por Chávez. Y en que “esto no es revolución”, como si toda revolución fuese buena y santa. Y en que “esto no es socialismo”. Dice que es comunismo, stalinismo, fascismo, totalitarismo, militarismo, dictadura, autoritarismo o lo que sea con tal de proteger y salvar al socialismo. Sin embargo, “comunismo” es un término equivalente a socialismo, Stalin fue un jefe supremo socialista (como Chávez), y el fascismo es un socialismo (como el bolivariano). Y el totalitarismo militarista y la dictadura autoritaria -de un jefe, un grupo o una categoría social- son inseparables de todo socialismo
July 15, 2007
Conversando con Isaiah Berlin : Oxford en los 1930s
· En Oxford no llegué a conocer al tipo de intelectual interesado en todo tipo de ideas o defensor apasionado de todo tipo de ideas políticas, sociales o estéticas, con seguidores y oponentes. Conocí a este tipo de personas después de terminar la universidad.
· Cuando era estudiante había socialistas, liberales y conservadores. Pero la mayoría éramos apolíticos. Posteriormente hubo radicales y comunistas. Pero nada parecido al París de la postguerra, con Merleau-Ponty o Sartre. Nosotros éramos liberales. Odiábamos a Mussolini, Franco, Stalin, Hitler, y otros dictadores menores.
· No quiero dar la impresión de que fuéramos políticamente pasivos. Éramos antifascistas. Pero no teníamos una visión política más allá de un apoyo general a los movimientos liberales y a las fuerzas progresivas.
· James Meade fue el más puro liberal que conocí. Era más o menos de mi edad. Siempre creí que en un caso de crisis, sí seguía su ejemplo, nunca haría nada inadecuado y siempre estaría en el campo moral correcto.
· No había en Inglaterra ningún filósofo que ejerciese una influencia general sobre el público similar a la de Bergson en Francia o Croce en Italia.
· Nunca me sentí atraído por el marxismo ni por el régimen soviético, pese a que mis padres no habían sido perseguidos. Pero tenía recuerdos del régimen que no eran agradables. Uno o dos conocidos nuestros fueron asesinados a inicios de 1918, y nunca supimos por qué. Mucha gente fue asesinada por razones que nunca fueron reveladas excepto en términos generales como “enemigos de la Unión Soviética”, “especuladores”, “contrarrevolucionarios”, “defensores de la burguesía”, y similares.
( Conversations with Isaiah Berlin, Charles Scribner´s Sons, 1991, Pag. 6-7 )
· En Oxford no llegué a conocer al tipo de intelectual interesado en todo tipo de ideas o defensor apasionado de todo tipo de ideas políticas, sociales o estéticas, con seguidores y oponentes. Conocí a este tipo de personas después de terminar la universidad.
· Cuando era estudiante había socialistas, liberales y conservadores. Pero la mayoría éramos apolíticos. Posteriormente hubo radicales y comunistas. Pero nada parecido al París de la postguerra, con Merleau-Ponty o Sartre. Nosotros éramos liberales. Odiábamos a Mussolini, Franco, Stalin, Hitler, y otros dictadores menores.
· No quiero dar la impresión de que fuéramos políticamente pasivos. Éramos antifascistas. Pero no teníamos una visión política más allá de un apoyo general a los movimientos liberales y a las fuerzas progresivas.
· James Meade fue el más puro liberal que conocí. Era más o menos de mi edad. Siempre creí que en un caso de crisis, sí seguía su ejemplo, nunca haría nada inadecuado y siempre estaría en el campo moral correcto.
· No había en Inglaterra ningún filósofo que ejerciese una influencia general sobre el público similar a la de Bergson en Francia o Croce en Italia.
· Nunca me sentí atraído por el marxismo ni por el régimen soviético, pese a que mis padres no habían sido perseguidos. Pero tenía recuerdos del régimen que no eran agradables. Uno o dos conocidos nuestros fueron asesinados a inicios de 1918, y nunca supimos por qué. Mucha gente fue asesinada por razones que nunca fueron reveladas excepto en términos generales como “enemigos de la Unión Soviética”, “especuladores”, “contrarrevolucionarios”, “defensores de la burguesía”, y similares.
( Conversations with Isaiah Berlin, Charles Scribner´s Sons, 1991, Pag. 6-7 )
July 14, 2007
Humor : Burocratismo
1. Principio de la burocracia : Sólo la burocracia puede combatir a la burocracia.
2. Ley de Young : Es la madera muerta la que sostiene el árbol. Corolario: El hecho de que esté en pie, no significa que no esté muerto.
3. Observación de Post : La ineficiencia y estupidez del personal se corresponde con las de la gerencia.
4. Hipótesis de Mullison : Si una idea puede sobrevivir la revisión burocrática y ser ejecutada, entonces es que no merece la pena.
5. Regla de Robertson : Cuantas más instrucciones se emitan para resolver un problema, tanto más empeorará.
6. Teoría de Loftus sobre el reclutamiento de personal:
a. El talento de fuera siempre parece mejor que el interno.
b. El reclutamiento es el triunfo de la esperanza sobre la experiencia.
7. Ley de Joe : El contacto interno que usted ha desarrollado con tanto esfuerzo es la primera persona que sale en cualquier reorganización.
( Arthur Bloch, Murphy’s Law )
1. Principio de la burocracia : Sólo la burocracia puede combatir a la burocracia.
2. Ley de Young : Es la madera muerta la que sostiene el árbol. Corolario: El hecho de que esté en pie, no significa que no esté muerto.
3. Observación de Post : La ineficiencia y estupidez del personal se corresponde con las de la gerencia.
4. Hipótesis de Mullison : Si una idea puede sobrevivir la revisión burocrática y ser ejecutada, entonces es que no merece la pena.
5. Regla de Robertson : Cuantas más instrucciones se emitan para resolver un problema, tanto más empeorará.
6. Teoría de Loftus sobre el reclutamiento de personal:
a. El talento de fuera siempre parece mejor que el interno.
b. El reclutamiento es el triunfo de la esperanza sobre la experiencia.
7. Ley de Joe : El contacto interno que usted ha desarrollado con tanto esfuerzo es la primera persona que sale en cualquier reorganización.
( Arthur Bloch, Murphy’s Law )
Cita : La mente izquierdista (4)
“Debe ser obvio que todas estas políticas sociales y las pasiones que las dirigen contradicen todo lo que es racional en las relaciones humanas. Pero las falsas concepciones detrás de estas pasiones no son simplemente errores.
Las distorsiones izquierdistas sólo pueden ser entendidas como producto de la psicopatología. Los patrones de pensamiento, emotividad, y comportamiento que caracterizan la mente izquierdista son tan extravagantes que sólo resultan entendibles como desórdenes psicológicos.
Entre sus consecuencias están los esfuerzos de la mente izquierdista para presentar una visión equivocada de la naturaleza humana. En sus esfuerzos para construir una utopía colectivista, los izquierdistas tratan de presentar una ficción idealizada que mitigará todas las dificultades y curará todas las heridas.
En el siglo XX, todos los esfuerzos para crear un nuevo mundo socialista han fracasado. Sin embargo, contra toda evidencia , la mente izquierdista cree que su agenda es buena ciencia social. Lo cierto es que es mala ciencia ficción”.
( Lyle H. Rossiter, Jr. )
“Debe ser obvio que todas estas políticas sociales y las pasiones que las dirigen contradicen todo lo que es racional en las relaciones humanas. Pero las falsas concepciones detrás de estas pasiones no son simplemente errores.
Las distorsiones izquierdistas sólo pueden ser entendidas como producto de la psicopatología. Los patrones de pensamiento, emotividad, y comportamiento que caracterizan la mente izquierdista son tan extravagantes que sólo resultan entendibles como desórdenes psicológicos.
Entre sus consecuencias están los esfuerzos de la mente izquierdista para presentar una visión equivocada de la naturaleza humana. En sus esfuerzos para construir una utopía colectivista, los izquierdistas tratan de presentar una ficción idealizada que mitigará todas las dificultades y curará todas las heridas.
En el siglo XX, todos los esfuerzos para crear un nuevo mundo socialista han fracasado. Sin embargo, contra toda evidencia , la mente izquierdista cree que su agenda es buena ciencia social. Lo cierto es que es mala ciencia ficción”.
( Lyle H. Rossiter, Jr. )
July 13, 2007
Comentario :Capitalistas marxistas y socialistas antimarxistas
Aunque alguien sospeche lo contrario, el título no está redactado para llamar la atención, sino para resumir un fenómeno bastante paradójico.
Es sabido que, para Marx, la estructura económica determinaba la superestructura ideológica de una sociedad. Cierto que también reconocía una relación dialéctica entre estructura y superestructura, según la cual la segunda tenía algún tipo de influencia sobre la primera. Pero en última instancia los fenómenos sociales se explicaban por la estructura económica. De ahí su tesis de que, en toda sociedad, las ideas dominantes son las de la clase dominante.
Gramsci cambió totalmente la tesis de Marx. Para destruir el capitalismo, había que destruir primero su legitimación ideológica. Todo lo demás vendría por añadidura. Creo que su tesis podría resumirse en que, en una sociedad, quien logre que sus ideas dominen, acabará teniendo el control de dicha sociedad. O sea, la estructura ideológica puede cambiar, cuando las mentes estén maduras, la estructura económica.
No tengo la menor duda de que Gramsci tenía razón y Marx estaba equivocado. Lo interesante es identificar quiénes han seguido a Marx y quiénes a Gramsci.
Sorprendentemente, las clases altas se han identificado con la tesis de Marx. Han creído que lo importante era la economía, y apenas se han preocupado de lo que Mises llamaba “los intermediarios” de las ideas. No han invertido, o lo han hecho escasamente, en institutos de promoción del capitalismo, libre mercado, propiedad privada, y libertad en general. Incluso cuando lo han hecho, como en periódicos, radio y televisión, nunca han defendido con convicción las ideas liberales. Se han inclinado más bien hacia un socialismo vulgar o “light”.
Por su parte los izquierdistas han aplicado las teorías de Gramsci, sea que las conocieran o no. Se han volcado en todas las instituciones donde se trasmiten las ideas : escuelas, universidades, diarios, revistas, radio, televisión, libros, cine, y demás. Generalmente, a ellos no les gusta trabajar en empresas capitalistas, y prefieren hacerlo en instituciones del Estado, la ONU, las ONGs, o bien por su cuenta.
El resultado es que los izquierdistas dominan abrumadoramente en la cultura. Recientemente se está librando una batalla en Internet, donde las fuerzas están más equilibradas.
En cualquier caso, así veo las cosas. La guerra es difícil, pero no imposible de ganar.
Aunque alguien sospeche lo contrario, el título no está redactado para llamar la atención, sino para resumir un fenómeno bastante paradójico.
Es sabido que, para Marx, la estructura económica determinaba la superestructura ideológica de una sociedad. Cierto que también reconocía una relación dialéctica entre estructura y superestructura, según la cual la segunda tenía algún tipo de influencia sobre la primera. Pero en última instancia los fenómenos sociales se explicaban por la estructura económica. De ahí su tesis de que, en toda sociedad, las ideas dominantes son las de la clase dominante.
Gramsci cambió totalmente la tesis de Marx. Para destruir el capitalismo, había que destruir primero su legitimación ideológica. Todo lo demás vendría por añadidura. Creo que su tesis podría resumirse en que, en una sociedad, quien logre que sus ideas dominen, acabará teniendo el control de dicha sociedad. O sea, la estructura ideológica puede cambiar, cuando las mentes estén maduras, la estructura económica.
No tengo la menor duda de que Gramsci tenía razón y Marx estaba equivocado. Lo interesante es identificar quiénes han seguido a Marx y quiénes a Gramsci.
Sorprendentemente, las clases altas se han identificado con la tesis de Marx. Han creído que lo importante era la economía, y apenas se han preocupado de lo que Mises llamaba “los intermediarios” de las ideas. No han invertido, o lo han hecho escasamente, en institutos de promoción del capitalismo, libre mercado, propiedad privada, y libertad en general. Incluso cuando lo han hecho, como en periódicos, radio y televisión, nunca han defendido con convicción las ideas liberales. Se han inclinado más bien hacia un socialismo vulgar o “light”.
Por su parte los izquierdistas han aplicado las teorías de Gramsci, sea que las conocieran o no. Se han volcado en todas las instituciones donde se trasmiten las ideas : escuelas, universidades, diarios, revistas, radio, televisión, libros, cine, y demás. Generalmente, a ellos no les gusta trabajar en empresas capitalistas, y prefieren hacerlo en instituciones del Estado, la ONU, las ONGs, o bien por su cuenta.
El resultado es que los izquierdistas dominan abrumadoramente en la cultura. Recientemente se está librando una batalla en Internet, donde las fuerzas están más equilibradas.
En cualquier caso, así veo las cosas. La guerra es difícil, pero no imposible de ganar.
July 12, 2007
Comentario : No me convencen las cifras sobre el tabaco
Desde hace varias semanas se repite con cierta frecuencia en Panamá que el tabaco le produce anualmente el gobierno 11 millones de dólares en impuestos y le cuesta 70 millones en gastos médicos. Hace tres o cuatro días, un eufórico diputado nos contaba que habían promulgado una ley para cargarle un impuesto adicional de 1.50 dólares a cada cajetilla de tabaco. Parece que el diputado no ha pensado en que muy probablemente se va a generar un importante contrabando y en que el gobierno quizás recaude menos que antes.
Debo declarar que, a efectos prácticos, no he fumado en toda mi vida. Y no ha sido por razones de salud, sino por estética. Basta ver los dientes y los dedos de un fumador para abandonar cualquier veleidad al respecto.
Pero a lo que iba. Las cifras que tanto se pregonan me parecen superficiales e incompletas para hacer un balance económico medianamente satisfactorio de los efectos del tabaco.
1. Desde el punto de vista de los ingresos, y no sólo de los del gobierno, habría que considerar :
a) Los ingresos de los cultivadores de tabaco y los trabajadores de campo, así como los impuestos que pagan ambos grupos.
b) Los ingresos de los empleados de las tabacaleras, así como los impuestos que pagan.
c) El impuesto sobre la renta que pagan las tabacaleras.
d) Los ingresos de quienes prestan servicios externos a las tabacaleras.
2. En cuanto a los gastos médicos, habría que tomar en cuenta lo siguiente :
a) Las pensiones que se ahorra el gobierno por el hecho de que los fumadores tienen una vida más corta de lo normal.
b) Los gastos médicos que se ahorra el gobierno por la muerte temprana. Si los fumadores no murieran de cáncer, morirían más tarde a causa de otras enfermedades, muchas de las cuales también son costosas.
Sospecho que haciendo los cálculos de esta forma, beneficios y costos deben estar bastante equilibrados.
Desde hace varias semanas se repite con cierta frecuencia en Panamá que el tabaco le produce anualmente el gobierno 11 millones de dólares en impuestos y le cuesta 70 millones en gastos médicos. Hace tres o cuatro días, un eufórico diputado nos contaba que habían promulgado una ley para cargarle un impuesto adicional de 1.50 dólares a cada cajetilla de tabaco. Parece que el diputado no ha pensado en que muy probablemente se va a generar un importante contrabando y en que el gobierno quizás recaude menos que antes.
Debo declarar que, a efectos prácticos, no he fumado en toda mi vida. Y no ha sido por razones de salud, sino por estética. Basta ver los dientes y los dedos de un fumador para abandonar cualquier veleidad al respecto.
Pero a lo que iba. Las cifras que tanto se pregonan me parecen superficiales e incompletas para hacer un balance económico medianamente satisfactorio de los efectos del tabaco.
1. Desde el punto de vista de los ingresos, y no sólo de los del gobierno, habría que considerar :
a) Los ingresos de los cultivadores de tabaco y los trabajadores de campo, así como los impuestos que pagan ambos grupos.
b) Los ingresos de los empleados de las tabacaleras, así como los impuestos que pagan.
c) El impuesto sobre la renta que pagan las tabacaleras.
d) Los ingresos de quienes prestan servicios externos a las tabacaleras.
2. En cuanto a los gastos médicos, habría que tomar en cuenta lo siguiente :
a) Las pensiones que se ahorra el gobierno por el hecho de que los fumadores tienen una vida más corta de lo normal.
b) Los gastos médicos que se ahorra el gobierno por la muerte temprana. Si los fumadores no murieran de cáncer, morirían más tarde a causa de otras enfermedades, muchas de las cuales también son costosas.
Sospecho que haciendo los cálculos de esta forma, beneficios y costos deben estar bastante equilibrados.
July 11, 2007
Murray Rothbard : Prohibición de productos
Esto ocurre cuando el gobierno prohíbe la producción o venta de algún producto. La medida perjudica a los consumidores, que no pueden satisfacer ciertas necesidades, y a los productores, que deben contentarse con ingresos inferiores produciendo alguna otra cosa.
Los únicos que se benefician son los burócratas, en parte por los puestos que se crean para hacer cumplir la regulación, y en parte por la satisfacción de poder reprimir a otros e imponer la coerción sobre ellos.
En muchos casos, la presión de los consumidores lleva al restablecimiento del mercado, aunque en forma ilegal como mercado negro. Este crea dificultades por su propia ilegalidad.
La oferta del producto será más escasa y el precio más alto para compensar a los productores o vendedores por el riesgo de violar la ley. Cuanto más estrictas sean la prohibición y las penas, más escaso será el producto y más alto el precio. Adicionalmente se hace más difícil el proceso de dar información a los consumidores. El mercado será menos eficiente, la calidad del servicio será más baja, y los precios más altos que en un mercado legal.
El secreto que exige el mercado negro impide las economías de escala. Paradójicamente, la prohibición puede funcionar como una especie de concesión monopolística a los empresarios del mercado negro, ya que suelen ser muy diferentes de quienes tienen éxito en el mercado legal. En el mercado negro lo que se necesita son habilidades para eludir la ley y sobornar a los funcionarios.
Hay varios tipos de prohibición. En la absoluta el producto está totalmente prohibido. Hay también prohibiciones parciales, como el racionamiento. Este perjudica a los consumidores y reduce su estándar de vida. Además distorsiona el patrón de los gastos de consumo. Los bienes no racionados se compran más. Los consumidores son forzados a moverse de los bienes racionados a los no racionados.
Más aún, los tiquetes de racionamiento introducen un nuevo tipo de cuasi-dinero. Se atrofia la función del dinero en el mercado. El patrón de gastos de consumo se distorsiona totalmente, y como los tiquetes de racionamiento no suelen ser transferibles, la gente que no quiere un determinado producto no puede intercambiar el cupón por productos que no quieren otros.
Las prioridades y distribuciones (allocations) por el gobierno son otro tipo de prohibición. Los compradores eficientes no pueden obtener lo que desean, mientras que los ineficientes logran más de lo esperado.
Las leyes de tiempo máximo de trabajo prohíben el trabajo. Son un ataque directo a la producción, perjudican al trabajador que quiere trabajar más, reducen sus ingresos, y reducen el nivel de vida de toda la sociedad.
( Power & Market, Sheed Andrews and McMeel, Pag. 34-36 )
Esto ocurre cuando el gobierno prohíbe la producción o venta de algún producto. La medida perjudica a los consumidores, que no pueden satisfacer ciertas necesidades, y a los productores, que deben contentarse con ingresos inferiores produciendo alguna otra cosa.
Los únicos que se benefician son los burócratas, en parte por los puestos que se crean para hacer cumplir la regulación, y en parte por la satisfacción de poder reprimir a otros e imponer la coerción sobre ellos.
En muchos casos, la presión de los consumidores lleva al restablecimiento del mercado, aunque en forma ilegal como mercado negro. Este crea dificultades por su propia ilegalidad.
La oferta del producto será más escasa y el precio más alto para compensar a los productores o vendedores por el riesgo de violar la ley. Cuanto más estrictas sean la prohibición y las penas, más escaso será el producto y más alto el precio. Adicionalmente se hace más difícil el proceso de dar información a los consumidores. El mercado será menos eficiente, la calidad del servicio será más baja, y los precios más altos que en un mercado legal.
El secreto que exige el mercado negro impide las economías de escala. Paradójicamente, la prohibición puede funcionar como una especie de concesión monopolística a los empresarios del mercado negro, ya que suelen ser muy diferentes de quienes tienen éxito en el mercado legal. En el mercado negro lo que se necesita son habilidades para eludir la ley y sobornar a los funcionarios.
Hay varios tipos de prohibición. En la absoluta el producto está totalmente prohibido. Hay también prohibiciones parciales, como el racionamiento. Este perjudica a los consumidores y reduce su estándar de vida. Además distorsiona el patrón de los gastos de consumo. Los bienes no racionados se compran más. Los consumidores son forzados a moverse de los bienes racionados a los no racionados.
Más aún, los tiquetes de racionamiento introducen un nuevo tipo de cuasi-dinero. Se atrofia la función del dinero en el mercado. El patrón de gastos de consumo se distorsiona totalmente, y como los tiquetes de racionamiento no suelen ser transferibles, la gente que no quiere un determinado producto no puede intercambiar el cupón por productos que no quieren otros.
Las prioridades y distribuciones (allocations) por el gobierno son otro tipo de prohibición. Los compradores eficientes no pueden obtener lo que desean, mientras que los ineficientes logran más de lo esperado.
Las leyes de tiempo máximo de trabajo prohíben el trabajo. Son un ataque directo a la producción, perjudican al trabajador que quiere trabajar más, reducen sus ingresos, y reducen el nivel de vida de toda la sociedad.
( Power & Market, Sheed Andrews and McMeel, Pag. 34-36 )